De principios y finales IV

África, según los expertos, es el continente donde aparecieron nuestros primeros antepasado, además cuenta con el mayor número de etnias, etnias y pueblos que durante milenios se fueron desarrollando de forma aislada. Tal veces estas sean las razones de que sus mitos, leyendas y relatos, transmitidos mayoritariamente de forma oral, sean tan ricos y variados.

Los Dogon, que residen en región central del Malí, cuentan que los dioses gemelos creadores del mundo nacieron de un huevo cósmico, pero tanto en el norte como en el sur del continente son numerosos los que hablan de que fue una gran serpiente la creadora y que aún atraviesa el mundo en ciertas ocasiones en forma de arco iris para vigilar su creación.

Los Kuba de la República Democrática del Congo hablan de Mbombo (o Bumba), un gigante blanco (curioso) que en principio estaba solo en las oscuras aguas que poblaban la Tierra entera, pero un día sintió un fuerte dolor de estómago y vomitó miles de estrellas, la Luna y el Sol. El Sol fue evaporando las aguas y así fueron surgiendo de ellas las montañas y las colinas. Después, Mbombo creo los nueve animales primeros: el águila, el cocodrilo, el león, la tortuga, el pez, el escarabajo, el leopardo, la garza blanca y la cabra; y también muchos hombres, llamando Loko Yima a uno de ellos, al que dejó como un dios para vigilar toda la creación. Otro hijo de Mbombo, Woot, es considerado por los kuba como el primer ser verdaderamente humano y fue el encargado de poner nombre a todo lo creado, convirtiéndose en el primer rey.

Quizás una de las etnias africanas más conocida, también su mitología, sea la yoruba, que habita en Nigeria y Benín. Lo es, lamentablemente, por ser una de las que más sufrió el secuestro de sus jóvenes por los traficantes de esclavos con destino a América desde el siglo XV. Con ellos, sus creencias llegaron hasta el Caribe y otros muchos otros países costeros del Nuevo Mundo.

Los yorubas consideraban que la religión constituye un fuerte vehículo entre el cielo y la tierra, entre los dioses y los hombres; por ello sus creencias están plagadas de espíritus, los orishas, enviados al mundo por el dios supremo y creador de todo, Olodumare. Sobre estas creencias de los esclavos africanos se ha construido la santería de Cuba, Puerto Rico y República Dominicana, el candomblé en Brasil o el vudú, extendido por muchos países del Caribe, como Haití y otros de América Latina.

En mitología africana es una casi inagotable colección de relatos que tratan de dar respuesta a innumerables preguntas de todo tipo, desde las más transcendentales a otras tan peregrinas como por qué las tortugas tienen caparazón o la piel de los leopardos manchas, por qué las hormigas viven bajo la tierra o el cocodrilo tiene tan dura piel; y lo hace siempre de forma muy creativa y añadiendo una pequeña moraleja al final de la narración. Un caso curioso es el mito sobre cómo llegó al mundo la muerte.

En un principio el dios supremo quería que todos seres humanos fueran inmortales, pero por un error fueron tocados por la muerte. La leyenda cuenta que el dios encargó al camaleón que difundiera la noticia por toda la tierra, pero el lagarto fue más rápido así que la muerte llegó antes. El pueblo Luhya de Kenia cree que fue el camaleón el que maldijo a los seres humanos con la muerte por incumplir estos las leyes de la hospitalidad al negarse a compartir la comida con él.

Una curiosa pregunta que trata de responder la última leyenda de hoy es por qué las moscas siempre molestan a las vacas. Así lo cuentan en Nigeria.

La protectora de los animales domésticos, Adiaha Umo, era siempre muy amable con todos y un día preparó una gran fiesta para ellos. A la vaca, como era la más grande de los presentes, le pidió que se sentara en la cabecera de la mesa y repartiera la comida a los demás. La vaca sirvió a todos el primer plato, pero se olvidó de la mosca, un pequeño animal al que no considero digno de estar allí. A la hora de servir el segundo plato hizo lo mismo y, claro está, la mosca protestó enfurecida, la vaca le respondió que tuviera paciencia. Pero la comida terminó y la mosca no recibió ni una migaja, así que se presentó muy enfada ante la anfitriona y le contó lo sucedido.

Adriaha se percató de la injusticia cometida por la vaca y decidió que en adelante la mosca tendría comida cada vez que se posara sobre la vaca.

Y así hoy podemos ver como siempre hay moscas alrededor de las vacas.

Recuerden que el poeta, dramaturgo y novelista francés, Víctor Hugo nos dejó escrito: La verdad legendaria es una invención cuyo resultado es la realidad. Además, la historia y la leyenda tienen un mismo objetivo: representar al hombre eterno por debajo del hombre momentáneo.