De principios y finales III

La narración sobre la creación del mundo en la mitología nórdica es extensa, variada y compleja, además, los nombres de sus protagonistas resultan más complicados que los hindúes o los mapuches, así que la intentaré resumir.

En el principio únicamente existía un mundo de hielo y un mundo de fuego, entre ellos un hueco profundo donde no nada vivía. El hueco, se llenó de hielo y en su interior se formó el gigante Ymir que, con el propio hielo, creó al primer dios Buri, padre de Bor, y cuyos hijos fueron los aesir, los principales dioses vikingos, a saber, Odín (dios supremo), Frigg (esposa de Odín), Thor (dios del trueno y la fuerza), Baldr (dios de la luz y el perdón) y Tyr (dios de la guerra).

Ymir también formó la raza de los gigantes y Odín talló en madera a los primeros hombre. A Embla lo hizo con la de un olmo y Ask surgió de un fresno, después les dio vida y atributos humanos, también creo a sus hermanos Vili, y Ve. Finalizada la tarea, junto a sus hijos, mató a Ymir y con su cuerpo creó la tierra, con su sangre el mar, para el cielo utilizó su cráneo, con su huesos hizo las montañas y con sus pelos los bosques. A ese mundo de los hombres lo llamó Midgard y en su centro situó el lugar destinado a los dioses, Asgard. Allí colocó Odín su casa y la llamó Valhal o Valhalla, casa que compartía con los espíritus de los guerreros vikingos muertos en combate y con las valquirias, las vírgenes guerreras. Toda la existencia, tanto de los de dioses como de los hombres, giraba en torno al Árbol de la vida, Yggdrasil, el fresno del mundo, del que cada ser viviente era sólo una rama.

Para los vikingos, todo el universo tendrá su final tras una cruenta batalla (Ragnarök) entre dos bandos. De un lado, los aesir, liderados por Odín y del otro los gigantes capitaneados por Loki, el engañador, y Surt, el demonio soberano del reino del fuego.

Otras figuras destacadas, reconocibles también en otras culturas, son Skuld, Urd y Verdandi (las Normas) hermanas que, bajo la sombra de un gran fresno, tejían los tapices donde aparecía el destino de cada ser humano. En particular, recuerdan mucho a las Moiras (las hilanderas del destino) de la mitología griega, cuyo equivalente en Roma fueron las Parcas; todas ellas eran temidas por los propios dioses.

Otra mitología con gran influencia en los países del norte de Europa: Irlanda, Escocia, Gales…; es la celta y en concreto, aunque no era un dios, la figura de Arturo[1] o Artús Pendragon, que llegó a ser rey de Gran Bretaña y uno de sus héroes más representativo. Aunque en su comienzos sólo fue un modesto guerrero celta (britano, por mas señas) que luchó contra los sajones (tribus procedentes del norte de Alemania), a su leyenda se fueron sumando, a los largo de la Edad Media, el mago Merlín, la hechicera Morgana, la espada Excalibur, Camelot, los Caballeros de la Mesa Redonda, la Dama del Lago y otros muchos personajes y elementos que hacen enormemente atractivos los relatos sobre la agitada vida del Rey Arturo. Relatos que han inspirado desde pinturas, canciones, poemas, obras de teatro y operas hasta libros, películas, series de televisión y videojuegos. Arturo murió en batalla a manos de su hijo Mordred y su cadáver se trasladó en una barca hasta la enigmática isla de Avalon.

‘Mitología’ es una palabra que proviene del griego mythos (la historia del pueblo) y logos (palabra, discurso, razón), por tanto podríamos traducirla como ‘la historia hablada de un pueblo’. Los relatos mitológicos de cada pueblo tratan de dar explicación a cuestiones tan importantes como la existencia del bien y el mal, del sufrimiento, de los orígenes de los seres humanos o los nombres de los lugares y los animales, la vida y la muerte, qué hay tras la muerte; por tanto ponen de manifiesto los valores y creencias de cada cultura.

En palabras de Carl Jung, médico psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo, todos los personajes mitológicos son arquetipos del inconsciente colectivo que pertenecen a las estructuras de la psique y no son producto de la mera experiencia individual, sino comunes a toda la Humanidad[2]. Por si no lo recuerdan, este es el hombre que nos hizo conscientes de que tenemos un inconsciente que parece ir por libre.

[1] Que significa ‘hijo del oso o del dragón guerrero’

[2] Arquetipos e inconsciente colectivo. Editorial Paidós. 1970