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Los dos salmantinos que participaron en la expedición que dio la primera vuelta al mundo
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Los dos salmantinos que participaron en la expedición que dio la primera vuelta al mundo

Actualizado 05/07/2022 15:11
Redacción

En el viaje de Elcano se embarcaron Roque Pelea y Francisco de Carvajal, naturales de Salamanca pero desconocidos por la cuidad

Tenemos todo lo que resta de año para terminar de celebrar los quinientos años de la primera vuelta al mundo, si bien es cierto que esta gesta se debería tener presente siempre pues, sin duda, se trata de una de las hazañas más extraordinarias y espectaculares de la Historia de la Humanidad.

Al proyecto se le dio inicio oficial el 22 de marzo de 1518 con la firma de las Capitulaciones de Valladolid. Los portugueses, ya naturalizados castellanos, Fernando de Magallanes y el bachiller Ruy Falero se comprometieron con el rey Carlos I, recién reconocido nuevo monarca por las Cortes castellanas, y de tan solo 18 años, a llegar a las islas de la Especiería navegando hacía poniente, dentro de la demarcación castellana acordada en el Tratado de Tordesillas de 1494 con los portugueses.

Para alcanzar este objetivo era necesario descubrir un paso natural entre las costas atlánticas americanas y el océano descubierto por el extremeño Vasco Núñez de Balboa en 1513: el llamado mar del Sur, después Pacífico.

No consta en ninguna documentación que Magallanes albergase la intención de dar la vuelta al mundo, pese a que había residido y conocía la India, e incluso había participado en la conquista portuguesa de Malaca, en la actual Malasia.

Tampoco consta, como recuerda muy bien Tomás Mazón, el mayor experto sobre este tema en la actualidad, que propusiese esta expedición, llegar a Asia a través de poniente, al rey portugués Manuel I. Al fin y al cabo, Portugal ya había llegado a las Molucas estableciendo un rico comercio basado en el tráfico de especias.

Completar la circunnavegación del globo terráqueo, recordemos que para entonces nadie había comprobado la esfericidad de la Tierra y por lo tanto se desconocía el auténtico diámetro de nuestro Planeta, fue idea del marino Juan Sebastián de Elcano. Y lo hizo a través de una ruta inexplorada también hasta entonces, la del Índico sur.

No debemos pensar que esta proeza, sin parangón, fue fruto de la casualidad. El rey Fernando el Católico intentó llegar a la Especiería, actual Indonesia, desde que supo que el espacio geográfico descubierto al mundo por Cristóbal Colón era otro continente. A él se deben también las primeras expediciones encargadas de dar a conocer la tierra firme del Nuevo Mundo. Su nieto, Carlos I, después Carlos V, puso en práctica el afán renacentista de la búsqueda del conocimiento. Y así la Corona sufragó prácticamente el 80% de la expedición de Magallanes a través de la Casa de Contratación. El rey asumió el riesgo intentado no dejar nada fuera de su control. Los participantes, todos, supieron y asumieron que se jugaban la vida.

Cinco naves formaron la expedición a las islas de la Especiería. Partieron de Sevilla, un 10 de agosto de 1519, rumbo a Sanlúcar de Barrameda. Desde allí entraron en alta mar el 20 de septiembre.

No sabemos con absoluta seguridad el número de tripulantes que participaron en la Armada de la Especiería. Tomás Mazón, conocedor y estudioso de toda la documentación conservada en el Archivo de Indias y autor del libro Elcano, viaje a la Historia afirma que se embarcaron unos 247 hombres. Ninguna mujer. La mayor parte de ellos españoles, pero también portugueses, franceses, alemanes, italianos, griegos, irlandeses y hasta un inglés y un malayo.

Entre los españoles los más numerosos fueron de Huelva y Sevilla. Catorce de lo que hoy llamamos Castilla y León. En concreto, 9 de Burgos, 2 de Palencia, 1 de León y 2 de Salamanca. Las profesiones que tuvieron cabida fueron muy variadas: capitanes, grumetes, carpinteros, marineros, lombarderos, armeros, calafates, etc. Los dos salmantinos que embarcaron en la expedición eran criados, así se recoge en la documentación conservada en el Archivo General de Indias y transcrita por Cristóbal Bernal.

Roque Pelea

Criado del capitán de la nao San Antonio, Juan de Cartagena, natural de Salamanca, hijo de Roque Pelea y Blanca Hernández, ha de haber de sueldo a ochocientos maravedís por mes. Recibió por sueldo de cuatro meses adelantados, 3.200 maravedís.

Francisco de Carvajal

Criado del capitán de la nao Victoria, Luis de Mendoza, natural de Salamanca, hijo de Antón de Carvajal y Antonia Vázquez, ha de haber de sueldo a ochocientos maravedís por mes. Recibió por el sueldo de cuatro meses adelantados, 3.200 maravedís.

Sabemos que, de las cinco naves, la nao Victoria fue la única que logró regresar atravesando el océano Atlántico, Pacífico e Índico quedando su gesta para la gloria de la Historia de España. Consiguió llegar, escorada, a Sanlúcar el 6 de septiembre de 1522. Dos días después llegaron a Sevilla, en esta misma nave, los supervivientes. Como escribiría Elcano al ya emperador Carlos V somos llegado diez e ocho onbres solamente.

Nuestros paisanos; Roque Pelea y Francisco de Carvajal no aparecen en la lista de fallecidos apuntados a lo largo de la expedición. Tampoco aparecen sus nombres entre los 18 supervivientes. Todo parece indicar que se encontraban embarcados en la nao San Antonio en el momento en que el capitán Gerónimo Guerra y el piloto portugués Esteban Gómez deciden desertar y volver a puerto español. Las disensiones entre Magallanes y los capitanes de las naves comenzaron relativamente pronto y por diversas causas. No se conserva el interrogatorio por el que tuvieron que pasar los 60 tripulantes de la embarcación, ante los oficiales de la Casa de Contratación, después de arribar a Sevilla en mayo de 1521. No sabemos, por tanto, qué declararon Roque y Francisco. Quién sabe si alivio al librarse de lo desconocido y del paisaje glaciar del estrecho o por el contrario decepción y tristeza por abandonar un viaje ya comenzado. Tampoco sabemos que fue de su vida después del regreso. Sea como fuere en su día se embarcaron, participaron a riesgo de perder la vida y por su profesión poco pudieron decidir sobre lo sucedido en la nao San Antonio. A mi juicio merecen nuestro recuerdo y eso es lo que he pretendido con este artículo.

Texto de Julita Corral Achúcarro, profesora de Geografía e Historia en el IES. Venancio Blanco

Ilustraciones de Manuel Gutiérrez Martín, profesor de dibujo del IES. Venancio Blanco