El alquiler vacacional (vivienda, apartamento...) tiene muchas ventajas: sale más económico podemos compartir la vivienda con familiares, amigos.. De hecho, el precio y la flexibilidad (adaptación a necesidades y gustos del ciudadano, en espacio, características del inmueble, posibilidad de usar cocina, lavadoras, etc) son dos de los factores que más aprecian los que buscan un alquiler vacacional.
La oferta de alojamientos turísticos en nuestro país es muy amplia y de calidad, pero atentos: entre los miles de anuncios de casas para vacaciones hay un pequeño porcentaje que no son lo que parecen, o anuncian viviendas inexistentes, o las condiciones reales no tienen nada que ver con lo ofertado.
Para evitar inconvenientes, estos son los 10 consejos de OCU antes de dejar una señal o firmar el contrato:
- Comparar los precios y condiciones de distintas páginas web. Los precios más bajos suelen ir ligados a una menor flexibilidad y a condiciones más reducidas. En estos casos es buena idea contratar un seguro de anulación. Desconfía de precios muy baratos y anuncios sin fotos.
- A veces una imagen no vale más que mil palabras. Algunas fotografías no hacen justicia al alojamiento, mientras que otras lo presentan con una luz demasiado favorecedora. Lo ideal es visitar ante el apartamento que quieres alquilar. Si no es posible, pide al arrendador o a la agencia un dossier fotográfico; infórmate bien de su ubicación y asegúrate del estado de conservación del mobiliario y electrodomésticos.
- El precio desglosado. Tarifa de la estancia, comisión de la plataforma si existe, servicios de limpieza y depósito de garantía si lo hubiere. Lo mejor para entender cuánto vamos a pagar es que el precio del alojamiento nos lo faciliten al detalle.
- Leer los comentarios de otros usuarios. Aunque no hay que fiarse ciegamente ya que a veces estos comentarios se manipulan, las opiniones de otros inquilinos nunca están de más.
- Fijarse si estamos alquilando al propietario o a un intermediario. Si hay que reclamar, este dato es clave a la hora de aplicar la normativa: Si es con una agencia o una empresa, el usuario estará protegido por la legislación de consumo, además de la que pueda regir al arrendamiento en sí mismo. Si es con un particular, la relación se basará en la normativa civil del alquiler, aunque, en función de la comunidad autónoma que sea, será de aplicación la normativa turística autonómica.
- Negociar las condiciones. Cuando decidas que la vivienda te interesa puedes negociar con el propietario o la inmobiliaria el precio y las condiciones. Si llegas a un acuerdo, siempre debes firma un contrato. Ten en cuenta que una reserva online tiene el mismo valor jurídico que un contrato tradicional.
- Antes de firmar el contrato o hacer la reserva… Contactar previamente con el anunciante o la agencia por teléfono o email y aclarar las dudas de todo lo que te interese: fechas, precio, condiciones de reserva, de cancelación, necesidades especiales, supermercados cercanos…
- Confirmar el modo de pago, la entrega de llaves, la persona de contacto que te recibirá y que se ocupará de cualquier problema que surja en la estancia. Pide un teléfono para incidencias eventuales (como una avería, por ejemplo). Además, realiza el pago por un medio seguro que proponga la plataforma y que permita dejar un rastro del pago: tarjeta o Paypal, por ejemplo.
- Conservar una copia de la reserva o señal. Trata de pagar la menor cantidad que te exijan e intenta no pagar el resto hasta la llegada. Si lo haces directamente a través del propietario o la agencia inmobiliaria es importante hacer constar en el contrato el importe de la señal. Si es a través de un portal, utiliza el medio de pago recomendado (tarjeta, paypal, transferencia) para dejar rastro y beneficiarte de la garantía si hubiese algún problema.
- Si te piden fianza para hacer frente a posibles daños que pudieran causar los inquilinos en la vivienda, pide que se detalle claramente el concepto, las condiciones de su aplicación y también que se prevea su devolución. En este caso, lo mejor es que te entreguen un inventario en el que se detallan los muebles y el estado en el que se encuentran y que, por supuesto, lo compruebas antes de firmar el contrato.