El viernes pasado me hacía eco de una investigación y reflexionaba sobre el 20% de personas que valoraban más vivir como solteros y solteras.
Hoy lo hacemos sobre el 80% que tenía un juicio más favorable sobre la vida en pareja.
Amabas preferencias son muy respetables y favorecen la libertad y autonomía de las personas.
En estos tiempos post-modernos se banalizan casi todo hay muchos mitos viejos y nuevos (los más difíciles de detectar porque son propios de nuestro tiempo). Los nuevos tienden a denigrar la vida en pareja. Los viejos eran asfixiantes (López 2021).
Pues bien, los datos contradicen a unos y otros mitos.
La mayoría de las personas que viven en pareja se muestran satisfechas; y cuando se trata de valorar la familia es la institución más valoradas.
¿Cómo se explica este hecho ante el pesimismo y los prejuicios que vemos cada día en los medios y, me dicen (personalmente no las uso), en las redes sociales?
Esta es mi reflexión:
Somos seres para el contacto y la vinculación, necesitamos relaciones de apego en la familia. Y nos da seguridad, si conseguimos vincularnos con una pareja. Hoy no es una obligación, pero sí la posibilidad más deseada.
Además, las relaciones de pareja tienen hoy formas muy diferentes, por lo que las personas pueden elegir la forma que mejor se adapte a su vida. Por supuesto, si se decide tener hijos e hijas es necesario tenerlos en cuenta en estas decisiones.
La especie humana, bajo el formato de pareja o de poligamia (hay pocos casos de poliandria: una mujer religada a varios hombres) ha resuelto varios problemas, am pesar de las dificultades inherente al hecho de vivir:
a) La lucha abierta entre los hombres y las mujeres (hoy más libres y activas en no pocos casos) para tener relaciones sexuales.
Otras especies, entre ellas muchos mamíferos, luchan violentamente por la posesión de las hembras. Las hembras lo hacen solo cuando están en celo. Es decir, la anulación del deseo en las hembras limita mucho esta lucha, eliminándola la mayoría del tiempo. Ellas no luchan, cuando no están en celo, y los machos las respetan.
En la especie humana, las mujeres pueden desear y sentirse atraídas siempre, también durante el embarazo y después de la menopausia. Si no hubiera creado la institución del matrimonio o de las parejas, tanto ellas, como los hombres, entrarían más en conflicto.
Aun así, sabemos los difícil que es controlar el deseo sexual y la atracción, al limitar las conductas sexuales a la pareja. Y los casos, no pocos, en que los humanos tienen relaciones fuera de la pareja con los conflictos que pueden darse si este hecho es conocido.
De hecho, en estos momentos, se habla (tristes términos) del “mercado de la seducción” y la prostitución que, en este caso, como siempre, no deja de crecer.
b) La necesidad de dar estabilidad con la pareja a la crianza de los menores.
Tener hijos supone un compromiso de por vida (24 horas al día, siete días a la semana, 12 meses al año y 18 años para empezar). Una sola persona puede criar a un ser humano bien, después de una separación las crías pueden recuperarse y los separados seguir asumiendo el compromiso de cuidarlos (la teoría del apego y la investigación nos confirman que es posible). (López, 2010, Separase sin grietas).
Pero es indudable que es más ventajoso que los menores tengan varias figuras de apego, una familia extensa cercana y una tribu de familiares cercanos, si fuera posible. Ese fue nuestro ambiente de adaptación primitivo, en él evolucionamos como somos hoy día.
Hemos mejorado en muchas cosas, no queremos volver al pasado, pero no podemos olvidar ni negar como “somos”.
c) La necesidad de la familia, un grupo de pertenencia, que nos acepta, apoya y cuida incondicionalmente. Esto ha sido y sigue siendo la familia, tan valorada (y denigrada por nuevos mitos). Un refugio, un lugar de seguridad. La institución que mejor funciona en la enfermedad, las pandemias, el paro, los jóvenes sin trabajo, las personas con discapacidad, la atención a las personas dependientes, la vejez y la muerte.
En las fiestas (bodas, navidades, fiestas y festejos, la celebraciones familiares o de los sucesos positivos de la vida) el grupo de pertenencia tiene un rol fundamental.
d) Las mismas personas solteras se apuntan a esos festejos familiares o recurren a la familia como refugio ¡Y bien que hacen!”
e) Sufrir de soledad emocional, soledad social o soledad sexual y amorosa es más probable si no se tiene pareja y no se ha creado un a familia.
Pues bien, la familia es creada, casi siempre, en torno a una pareja, al día de hoy uno de los inventos mejores de la humanidad.
La pareja sexual y los solteros.
Félix López Sánchez
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