He estado en una conferencia impartida en la Real Biblioteca, ponente Fernando Sánchez Dragó, magnifico orador, uno de los pocos intelectuales que nos quedan vivos, etc,etc.
Entre muchas “preguntas” que fueron formuladas, se refirieron a su libro GARGORIS Y AVILES, trata sobre la España mágica. Al ser interpelado por un presente explico la inexactitud de nombres :”Odio las rimas en asonante y consonante”
Gargo Y Habis, obra que trata sobre la España mágica, fue ofertado a varias editoriales de mayor y medio prestigio, ninguno la acepto. Un amigo (desde su humilde “entonces” editorial) se hizo cargo y aquello que las mentes lucidas despreciaron, se convirtió en el libro más vendido en varios años 30000 ejemplares.
Al llegar a casa me puse a pensar En Gargoris y Havis. Mi sorpresa en encontrar en nuestra Biblia muchas similitudes con aquel mítico rey y su nieto ¿Se atreven a buscarlos? Pronto estamos de vacaciones, buen seguro a modo de juego les va servir para ampliar sus conocimientos.
Las zonas boscosas de los tartesios en donde se cuenta que los titanes hicieron la guerra contra los dioses, las habitaron los curetes, cuyo antiquísimo rey Gárgoris descubrió la forma de recoger la miel. Puesto que tuvo un nieto resultado de una deshonra de la que fue objeto su hija, quiso por temor al escándalo eliminar al pequeño por distintos sistemas. Sin embargo, preservado a lo largo de todas sus vicisitudes por una especial fortuna, alcanzó al final el trono por compasión ante tantos peligros como había pasado. Primero de todo, (el abuelo) habiendo ordenado abandonarlo y después de varios días enviando a buscar el cuerpo del expósito, se le halló alimentado por la leche de diversas fieras. Después, conducido de nuevo a casa, mandó arrojarlo a un sendero estrecho por el que solían pasar manadas de animales ---crueldad extrema la de quien prefirió que pisotearan al nieto antes que darle simplemente muerte-. Tras haber resultado también allí incólume, sin que le faltara la comida, lo arrojó primero a perros hambrientos y furiosos por varios días de ayuno, y después también a los cerdos. Así las cosas, puesto que no sólo no resultaba dañado, sino que incluso era alimentado por algunas hembras, mandó por último arrojarlo al Océano. Entonces, manifiesta la voluntad divina, fue transportado entre las furiosas aguas y el oleaje, como por una nave y no como por la marea, y fue abandonado en la orilla con suave mecido. No mucho después se acercó una cierva que le ofreció las ubres al niño. A partir de entonces, por la continua atención de la nodriza, alcanzó el niño una notabilísima ligereza y recorría montes y bosques; mezclado con los grupos de ciervos sin quedarse atrás nunca. Por fin capturado por un lazo, fue entregado al rey como regalo. Entonces reconoció al nieto por el parecido y por unas marcas que le habían sido impresas de recién nacido. Sorprendido por sus tantas vicisitudes y peligros, le designó su sucesor. Se le impuso el nombre de Habis. Este, así que recibió el poder, fue tan excelso que no en vano parecía haber sido preservado por el poder divino. Sometió con las leyes al pueblo bárbaro, fue el primero que enseñó a uncir los bueyes al arado y a buscar el alimento en el surco.
Desde hace ya mucho tiempo se viene aceptando por algunos autores la corrección textual que lee "cunetes" en lugar de "curetes". En mi opinión el litus curense de Plinio el Viejo (III 7) nos permite ser conservadores con los manuscritos y mantener a los "curetes" como la lectura idónea. Strupum se debe traducir como "deshonra" y no como "incesto". La leyenda sobre los orígenes de Tartesos, el aborrecimiento de lo que había sufrido en el pasado, forzó a los hombres a dejar sus alimentos salvajes por otros más suaves. Sus aventuras parecerían fabulosas, si la tradición no dijera que los fundadores de Roma fueron alimentados por una loba y Ciro, rey de los persas, por una perra. También fueron prohibidos por él al pueblo los trabajos serviles y la plebe fue distribuida en siete ciudades. Muerto Habis, el reino fue conservado durante muchos siglos por sus sucesores.
A lo largo del artículo he ido dando pistas, sobre “mitos”. Algunos tendrán en sus casa, guardados como reliquias,” legajos de sus ancestros”, verán que hoy resultan faltas de ortografía, pero dejémosla tal cual. Forman parte de la evolución del leguaje escrito
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