Viernes, 26 de abril de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Incentivos para médicos... a coste cero
X
Calle de la Fe s/n

Incentivos para médicos... a coste cero

Actualizado 15/06/2022 08:45
Tomás González Blázquez

No existe en la tienda de varitas mágicas una que permita crear médicos y plantarlos en el centro de salud donde hacen falta, por supuesto. No es dicha carencia responsabilidad achacable totalmente a quienes hoy gestionan la sanidad, claro que no. Pero como “incentivos” es palabra repetida en cuantos reportajes, tertulias y manifiestos se dedican al asunto, me permito sugerir algunos de los que, en principio, no harían fruncir el ceño en las consejerías y ministerios de la economía y la hacienda.

Hace unos días me invitaron a participar en un programa local de Onda Cero centrado en la situación sanitaria de la provincia donde trabajo desde hace casi siete años y medio y donde antes, durante cuatro, me había formado como especialista en Medicina Familiar y Comunitaria: también allí, como hacían aquí, en 2012 me despidieron alegando que no había trabajo para un médico recién especializado; hoy lo ofertan pero no lo aceptan la mayoría. La realidad de Zamora es en algo diferente a la de Salamanca pero muchas comarcas rurales comparten circunstancias semejantes en lo que a atención sanitaria se refiere, y lo que contesté a las amables preguntas de Eva Crespo acerca de mi experiencia como médico rural podrían responderlo decenas de compañeros que ejercen esta profesión tan hermosa en cualquier pueblo de nuestra provincia. Decía ella que yo veía la botella “medio llena”, y llevaba razón, porque así la contemplo y así intenté expresarlo en unos minutos de radio en el que fui el único soldado raso, rodeado de la delegada de la Junta, la gerente de Asistencia Sanitaria, el director de Enfermería de Atención Primaria, el presidente del Colegio de Médicos, un líder sindical, representantes de plataformas por la Sanidad Pública… Todos ellos dijeron cosas con sentido, aprovechables si por fin se decidiera reorganizar la Sanidad dejando a un lado tanta rivalidad y notoriedad política, pero no hubo espacio para mi respuesta a la pregunta sobre los célebres “incentivos”.

Confesé no estar muy al tanto de ellos y no oculté mi percepción de que se habían quedado en promesas. Si no, no se entiende que cada día estemos asumiendo el trabajo de, al menos, otro compañero, y esta tarea no sea remunerada hasta el final del año (se supone que así se hará). Pero quise darle un giro a lo que la periodista me preguntaba y pedí un incentivo a coste cero. Ese y otros los sugiero a grandes rasgos.

El incentivo de la trasparencia. Podría plasmarse perfectamente si la siguiente vez que Sacyl convoque un concurso-oposición, al tiempo que determina el plazo para inscribirse como aspirante y las tasas a abonar, informe de las plazas concretas a las que optas, y no ocurra como hasta ahora. En junio de 2019 me inscribí y pagué, en noviembre de ese mismo año me examiné y aprobé, y hasta enero de 2022 no he sabido las plazas a las que he podido optar, para, por fin, tomar posesión el pasado mes de marzo. Igual que con las oposiciones, la pulcritud en la oferta de vacantes el mismo día que se producen (¿qué es eso de “sacar interinidades”?) y el abandono de las arbitrarias comisiones de servicio incentivarían mucho al médico, que conocería las reglas del juego y no temería verse perjudicado dentro de un sistema cuyo funcionamiento es opaco.

El incentivo de una especialidad por la que luchar. Desde el momento en que un Real Decreto respalda la contratación de médicos sin especialidad y esta vía legal se aprovecha para cubrir las vacantes en la Atención Primaria, pero no en otras especialidades, la Medicina Familiar y Comunitaria queda devaluada y desacreditada. Revertir esto no será fácil, por lo que si tal práctica es la elegida para afrontar las vacantes mucho tocará remar luego para que la especialidad salga del atolladero. Esta lucha es, en sí misma, un desafío para los que sabemos que por la anamnesis y la exploración física se empiezan a resolver todos los problemas de salud y, de hecho, sin dar más pasos se terminan solucionando la mayoría, aunque esta Medicina tan cotidiana, tan comunitaria, tan familiar, la Medicina de siempre, sea menos vistosa y le parezca a nuestros políticos que se puede ejercer sin formación de posgrado.

El incentivo de ser médico de cabecera. Algo debe estar funcionando muy mal cuando un joven que termina de hacer la EBAU (una de las diecisiete, quiero decir), ha sacado buena nota y es admitido en una Facultad de Medicina, de entrada, no siente inclinación hacia la versión más antigua, clásica y global de la profesión médica, la generalista. Cuando eres médico de cabecera no eres el que más sabes de Dermatología, de Cardiología o de Traumatología, pero sí eres el que más sabes de la señora Zutana a la que le han prescrito tal crema en una consulta hospitalaria, del señor Fulano al que le han cambiado el tratamiento para su insuficiencia cardíaca tras un ingreso y de la señora Mengana a la que le proponen operar del pie, y Zutana, Fulano y Mengana querrán saber directamente de ti, su médico de cabecera, tu opinión sobre esa crema, sobre esa pastilla nueva y sobre esa cirugía. ¿No es tal relación de confianza, esencia misma del acto médico, suficiente incentivo para un estudiante? ¿No le puede apasionar formarse para ser un buen médico de cabecera?

El incentivo de una España vacía llena de retos profesionales. Si hay un entorno donde esa confianza se puede cultivar mejor es allí donde se cuenta con más tiempo, donde visitas a los pacientes en sus casas, donde caminas por las calles llevando tu maletín, donde te cunde la mañana aunque haya que viajar un poco (por supuesto, llevas tu coche de médico de pueblo, porque el parque móvil de la sanidad rural lo aportamos los profesionales). De la España vaciada se habla mucho más de lo que se conoce, y mientras los estudiantes de Medicina no pasen por los consultorios médicos rurales difícilmente superaremos esta gran crisis vocacional de un oficio que hoy es un completo misterio para muchos de sus potenciales ejercientes.

El incentivo de la dignidad profesional. Algunos de los otros participantes en el programa mencionaron el reconocimiento social, los derechos laborales, la grave cuestión de las agresiones al personal sanitario… Yo pongo en primer lugar, y a mucha distancia, nuestra deontología, la de una profesión al servicio de la vida, burlada en España por leyes pretendidamente progresistas y liberales. ¿Acaso incentiva que se haya convertido en papel mojado el código deontológico de una profesión, aspirar como se está intentando al socavamiento del derecho a la objeción de conciencia, incluir en la cartera de servicios sanitarios la provocación de abortos y la cooperación a los suicidios? Nada de esto se oye en las blancas mareas.

En la fotografía, ventana del consultorio médico de Pobladura de Aliste (Zamora)

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.