Jueves, 28 de marzo de 2024
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“Se quedarán todo el tiempo que haga falta”
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Blas Rodríguez, sacerdote y coordinador del Colegio Inmaculada de Armenteros

“Se quedarán todo el tiempo que haga falta”

Actualizado 20/06/2022 08:31
Vanesa Martins

Cuando recibió la llamada del Padre Ángel no dudó en ayudar y ofrecer sus instalaciones a estos menores huérfanos

“Me llamó el Padre Ángel para preguntarme si podían venir aquí, a Armenteros, unos chicos de Ucrania”, cuenta Blas Rodríguez, sacerdote y coordinador del Colegio Inmaculada de Armenteros. Cuando Blas Rodríguez conoció la realidad que estaban viviendo estos menores y sus educadores en Ucrania, y tras la petición de ayuda del Padre Ángel, lo tuvo claro y no dudó ni un momento en tomar la decisión de poner a disposición de estos refugiados todo lo necesario para que se sintieran como en casa.

El Colegio Inmaculada de Armenteros acoge a niños de diferentes nacionales desde hace varios años. Las instalaciones se dividen en varios edificios, y uno de ellos ha sido acondicionado para recibir a los niños y educadores procedentes de Mariúpol que, tras sufrir diferentes bombardeos, se han quedado sin hogar. “Ahora conviven en el colegio cerca de 200 personas”, explica el sacerdote.

Allí han adecuado algunas aulas para que no pierdan la rutina y puedan seguir formándose mientras aprenden algo de español. “En el idioma todavía no han empezado a despegarse, es lo más complicado hasta que no empiecen las clases de español y empiecen a soltarse”, pero Blas Rodríguez tiene una cosa clara. “Se quedarán el tiempo que haga falta, no hay fecha”.

Estas personas tienen un estilo de vida y unos horarios completamente diferentes a los de aquí, algo que en el colegio han tenido presente desde el primer momento y se han adaptado de la mejor manera posible. “Ellos desayunan más fuerte, comen antes y cenan mucho más pronto, nos hemos adaptado lo máximo posible a su horario para poder funcionar un poco con sus esquemas”, explica.

Unos niños que, con el paso del tiempo, van encontrándose más cómodos y así se lo hacen saber a las personas que les ayudan. “Al principio estaban más tímidos, ahora ya se van integrando”.

Personas como Blas Rodríguez, ayudan a que estos refugiados puedan vivir a pesar de la dura situación que vive su país.