Cruz Roja Salamanca ha atendido, desde que estallara el conflicto, a 168 ucranianos, y en el dispositivo de acogida de emergencia hay actualmente 24 personas
Desde que hace tres meses se iniciara el conflicto bélico en Ucrania tras la invasión de Rusia, miles de personas han tenido que salir de su país. Más de 6,6 millones de personas han salido de Ucrania huyendo de la guerra, a los que se suman los 8 millones de desplazados internos -los que han dejado atrás sus hogares en busca de un lugar más seguro dentro de sus fronteras-. Es el mayor movimiento de personas desde la Segunda Guerra Mundial.
Muchas de esas personas han cruzado miles de kilómetros para llegar a España buscando refugio. Cruz Roja es una de las ONG que se encarga de facilitar la atención a las personas desplazadas que llegan a nuestro país. Junto al Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, y en colaboración con el Ministerio de Interior y las entidades que forman parte del Sistema de Acogida, se han puesto en marcha cuatro Centros de Recepción de Atención y Derivación en nuestro país. Cruz Roja se ha responsabilizado de dos de ellos (Barcelona y Alicante). Precisamente, a finales del mes de abril llegaban a Salamanca los primeros refugiados desde el centro de Barcelona.
Cruz Roja ya contaba con un programa de atención a inmigrantes y refugiados, “lo que supone tener detrás un bagaje y unos dispositivos que están preparados”, explica Montse Hernández, responsable del Programa de Inmigrantes y Refugiados de Cruz Roja Salamanca. Desde 2016 en Salamanca han atendido a 120 familias, unas 300 personas. Ahora mismo son 12 las familias, 33 personas. Y en cuanto a las familias ucranianas, incluyendo aquellas que se han instalado con familias de acogidas, han atendido desde el inicio del conflicto a 168 que han demandando algún tipo de información y asesoramiento. Y en el dispositivo de acogida de emergencia, hay actualmente 24 personas.
“La crisis humanitaria, con la salida forzosa de tantos desplazados de Ucrania, ha obligado a un acto de solidaridad europeo, en el sentido de que esas personas que han salido se han distribuido por todo el territorio de la UE”, y desde el primer momento “los estados europeos se ha comprometido a apoyarles facilitando los trámites previos y que permiten la vida de las personas en las mejores condiciones posibles”.
Desde Cruz Roja Salamanca, además de “atender a las personas ucranianas que llegan a nuestras oficinas, como cualquier persona de cualquier nacionalidad, y demanda una atención de nuestra parte”, se ha creado un dispositivo de acogida de emergencia “en el que, desde finales de abril, estamos acogiendo también a familias”.
La intervención con ambos grupos, explica, “es similar a la que hacemos con la población migrante de cualquier origen, porque nosotros trabajamos con personas y atendemos a sus necesidades”, en base a las que se articulan unas intervenciones que van dirigidas a “ofrecer información, orientación, a realizar mediación, y a desarrollar un seguimiento del avance de su situación personal en todos los ámbitos (jurídico, social, orientación educativa y laboral, orientación e información sanitaria…)”.
Un mes después de la llegada de los primeros grupos derivados desde el centro estatal de Barcelona, “todos están documentados, tienen asistencia sanitaria, los menores están escolarizados, se han incorporado a las clases de español”. “Era un reto porque no habíamos atendido a tantas personas en tan poco tiempo, y sentimos que hemos estado a la altura de las circunstancias”. Un trabajo en el que se ha implicado mucha gente. “Nosotros teníamos clara la intervención, pero sacarla adelante, en un periodo de tiempo tan corto, solo ha sido posible por la incorporación de voluntantarios y técnicos de otros proyectos de Cruz Roja”, apunta.
La solidaria respuesta para ayudar a los refugiados de Ucrania también invita a una reflexión. “El dispositivo de acogida como sociedad ha sido capaz de dar una respuesta intensa, rápida, a un grupo de personas que, en este caso, tenían el apellido Ucrania, y en otras épocas han tenido el apellido Siria, Afganistán, Bosnia...”. Ucrania nos demuestra que “como sociedad tenemos la capacidad de dar una respuesta rápida, utilicémoslo también cuando el apellido tenga otra nacionalidad, pensemos como querríamos que nos ayudaran a nosotros”.
Huir de una guerra
El impacto psicológico de abandonar tu país a consecuencia de la guerra es tremendo. Cada historia es única, pero lo que no cabe duda es que los refugiados ucranianos son un ejemplo de la fuerza y el coraje de todos aquellos que antes que ellos también han tenido que huir de sus países. Tal y como explican desde Cruz Roja Salamanca, “la capacidad de adaptación de las personas son infinitas. Los primeros días estaban inhibidos, temerosos y tremendamente cansados, porque llegan a España después de recorrer toda Europa, no necesariamente en avión”.
A la hora de hacer la acogida, lo prioritario ha sido “permitirles descansar física y emocionalmente”, con la “prudencia” de ir haciendo la intervención progresivamente. “En un mes les hemos visto florecer, sobre todo a los niños. Esa incertidumbre tan enorme que han tenido que experimentar, la hemos ido calmando y dando cierta certidumbre sobre sus vidas”.
Desde Cruz Roja también agradecen a la población ucraniana que ya estaba en Salamanca “y que se ha ofrecido a colaborar con nosotros, sobre todo como traductores, para realizar acompañamiento”.
Aunque el dispositivo de emergencia de acogida a los refugiados ucranianos se mantendrá, “ya estamos trabajando por la no emergencia. Ya estamos preparando el dispositivo para ayudar a las personas a normalizar su vida hasta que puedan regresar a su país”.