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La experiencia de un salmantino que donó un riñón para su hermano mayor
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de la parroquia del milagro de san josé

La experiencia de un salmantino que donó un riñón para su hermano mayor

Actualizado 28/05/2022 11:31

Sergio Pablo, de 28 años, se sometió a un trasplante para mejorar la vida de su hermano

El salmantino Sergio Pablo, de 28 años, de la comunidad parroquial de El Milagro de San José, comparte su testimonio de vida tras donar hace seis meses uno de sus riñones a su hermano mayor.

Seis meses después de que Sergio Pablo, de 28 años, donara uno de sus riñones a su hermano mayor, reconoce que esta experiencia, “ha sido el mejor momento de su vida”. Y admite que tiene que ser algo similar a lo que se siente cuando uno se casa o tiene un hijo. Otra idea que tiene clara es que si diera marcha atrás en el tiempo, “lo volvería a hacer”, tal y como recoge la Diócesis de Salamanca en su página web.

Sergio tras la cirugía de trasplante de riñón

Este joven salmantino, vinculado a la parroquia de El Milagro de San José, “Le comentaron que si tenía familiares para poder hacer un trasplante de donante vivo, y la primera reunión que nosotros tuvimos fue en junio de 2021”, relata este joven.

Allí le contaron todo el proceso, y unos meses después, iniciaron las pruebas, “y el momento más crítico llega cuando vas a hablar con la consulta de trasplantes, y te cuentan qué va a pasar, las consecuencias en tu cuerpo y en tu vida, etc. “. En ningún momento sintió la presión de tener que decidir, “pero una vez que ves el servicio de diálisis en el hospital, te das cuenta de la situación que viven esas personas, la calidad de vida, porque les ves enfermos, y están en una cama dependiente de la máquina de diálisis“. Sergio Pablo admite que aunque estén muy cuidados por parte del personal, “te das cuenta de que todos ellos están con su cruz a la espalda, y que mi hermano la llevaba, y yo no estaba siendo consciente de ello, estaba centrado en lo que era yo, en el miedo que tenía”.

Cargar con la cruz de mi hermano

Pero a este joven, conocer el servicio de diálisis le ayudó a decir que quería tomar partido de esa situación, “y hacer realmente lo que estuviese en mi mano para cargar con la cruz de mi hermano, y yo tendría las mías, pero en lo que estaba de mi mano, nada más pasar por ese pasillo tomé la decisión final”.

En todo este proceso también tiene que pasar por un análisis psiquiátrico y psicológico con un comité ético, “donde tienes que ir a explicar por qué lo quieres hacer, pensado para que nadie se aproveche de nadie, y que se haga todo legal y justo”, determina. En su caso, en ese momento estaba estudiando la oposición a Policía Nacional, “y con la donación iba a incurrir en una exclusión médica, era un proyecto de vida que yo tenía pensado y para el que me había enfocado completamente, pero valoré las pérdidas y valore la vida de mi hermano, de que no es que se fuese a morir, pero su trabajo y su vida se vería afectado por la diálisis, y tomé la decisión bastante rápido, convencido de donar ese riñón”.

En todo momento, como menciona Sergio, le indicaron que podía parar el proceso, incluso antes de entrar en el quirófano, “cuando ya estás en la camilla sientes un miedo real, y aun así, yo estoy agradecido al de arriba, porque yo encontré ahí la calma, de decir, venimos a lo que venimos, sabía que en ese momento si hablaba iba a llorar, pero yo estaba por dentro tranquilo, porque sabía que estaba haciendo lo correcto”.