En realidad, la gran historia humana no es sino un canto al amor, un proceso de amor, un desvelamiento del amor. Inscrito en lo más íntimo de nuestro ser, impregnando nuestras capacidades biológicas y emergiendo como acciones concretas y bien definidas, el amor es la fuerza que mueve el mundo.
“Algunas personas aman el poder, otras tienen el poder de amar” (Bob Marley). No hay mayor fuerza, riqueza y poder que la que da el amor. De hecho, algunos grandes pensadores del pasado se referían a la ley de la atracción como la ley del amor. Si piensas en ello, entenderás la razón.
“La salvación del ser humano se logra en el amor y a través del amor" (Viktor Frankl). Efectivamente, todo se logra con el amor. Su poder es inmenso. Hay, pues, que optar por el amor sin mirar riesgos y peligros. Esta ha de ser nuestra consigna: amar a Dios, a los otros y a nosotros mismo con todas nuestras fuerzas y nuestro corazón.
Es cierto, pues sin amor el ser humano no puede vivir, ya que por amor y para amar fuimos creados.
Todos podemos amar, pues el amor es una decisión, y que quien se determina y opta por el amor tiene que echar mano del ánimo y del esfuerzo, porque perseverar en el amor no es nada fácil. Algunas veces se acumula el cansancio físico, psíquico y moral y se llega al límite de la resistencia humana. En muchas ocasiones sentimos la tentación de tirar la toalla, de echarnos atrás, de no aceptar la responsabilidad y el peso de nuestros compromisos que brotan del amor.
El amor es vida y, si se le alimenta, nunca muere. La vida humana merece que todos sigamos velando por ella, guardándola, protegiéndola, fomentándola. Cuando amamos, la vida cobra un matiz especial y sólo el amor es capaz de hacer liviano lo pesado, y fácil lo difícil. El amor es la salsa con la que sazonamos todos los alimentos de la vida. El amor es la energía que mueve el mundo, vida en nuestra vida, fuerza que nos motiva, motor que nos mueve y empuja; es el que marca las diferencias entre los seres humanos, más aún que el dinero o el poder. El amor es fuerza, engendra alegría y felicidad.
El amor verdadero es gratuito. El que ama ha de hacerlo desde el servicio, desde la entrega; ha de amar sin condiciones, con ternura, con amabilidad. El amor se demuestra en lo grande y en lo pequeño, con los detalles y con las obras.
En cada corazón humano hay grandes tesoros. El mayor de todos, sin duda, es el del amor.
“No hay más que una sola clase de buen amor, pero hay mil copias diferentes” (Le Rochefoucould). El buen amor es el de Dios. Él ama y perdona. Nosotros tenemos dificultades en admitir ese amor, porque Él nos ama gratuitamente, sin fijarse en nuestros méritos. Nosotros no estamos de acuerdo con ese proceder, a pesar de ser imágenes de Dios, “copias” mal logradas, pues a nuestro comportamiento le falta acogida, comprensión, tolerancia, perdón…
Dios es amor y nos ama sin condiciones y hasta el final. Por eso, quien cree en Él, debe amarlo con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas. Quien ha conocido a Dios, su amor, no puede por menos de amar. “Yo siempre he creído que el mejor medio de conocer a Dios es amar mucho” (Vicent Van Gogh).
El 25 de mayo, miércoles, a las 18:00 el Padre Eusebio Gómez Navarro presenta en la iglesia de los Padres Carmelitas Descalzos el libro: 'El poder del amor cambia tu vida'.
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