“Cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos. Esta es una política distinta, complemente distinta” (López Obrador, Presidente de México)
Y uno pensando que cualquier titular de un poder ejecutivo a lo que se dedica es a cumplir y hacer cumplir la ley, a gobernar, vamos, a cuidar, ya que le gusta el verbo, de la sociedad, del conjunto de la ciudadanía… Pero no. Bueno, seré justo, sí pero no.
Porque respetando la ley y haciéndola cumplir… ¡se cuidan los derechos humanos! Lo pone, a mi entender clarito, en el primer artículo de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos –para mis paisanos de aquella orilla que lo desconocieran, ese es el nombre oficial de esta mi patria de acogida–.
Si se respeta la ley, cuando la autoridad se sale de madre, los contrapesos hacen su trabajo y, para no ir muy lejos, la sociedad termina sabiendo que existieron los GAL – en lo temporal, visto desde la perspectiva histórica, se supo con cierta celeridad– y hubo castigos impuestos por esa ley… que nos incumbe, atañe y protege a todos.
O sea, que sí, que solo algún fascista muy fascistoide quiere “que los maten en caliente” –a quienes, a sabiendas, incumplen la ley, o sea, matan, roban, secuestran–, o piensa que no son seres humanos; pero claro, la narrativa del señor López Obrador es “somos distintos” y “todo lo anterior era malo malísimo”; vamos, lo que siempre han hecho quienes “entran a gobernar”; bueno, no, creo que suelen salvar algo, en general, lo que funciona.
El problema es cuando no se gobierna sino que se cuida… la narrativa; porque hay que ser muy conservador para mandar y querer que nadie cuestione a la autoridad –mira, eso lo hace don Andrés Manuel–; hay que ser muy poco demócrata para usar herramientas del Estado –si son del Estado, son de todos, si se me perdona la perogrullada– para día sí y día también insultar –con todo respeto, eso sí– a quienes osan cuestionar o criticar; uy, pues creo que eso también lo hace este presidente… que cada vez más lo es solo de “su gente”, a la que, por supuesto, identifica con el todo.
El asunto es que tanto cuidar su manera de contar la historia y no la historia en sí muestra –ya no tan entre líneas– que la intención es conservar el poder, como sea… porque si no, si lo pierde, simplemente esta frase que les compartí en la que equipara a soldados y delincuentes pudiera volverse constitutiva de delito…
No lo digo yo, se lo he leído a algún experto en leyes.
Perdón, olvidaba que la narrativa también señala que los expertos son malos y están contra él.
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