Pasó el 9 de mayo, en cuanto que Día de Europa, sin pena ni gloria. Toda la atención informativa se la llevó Putin y su guerra con Ucrania. Todos pendientes de qué diría o no diría este mandatario ruso, de cómo sería la celebración de aquel pueblo respecto de su victoria sobre los alemanes en la II Guerra Mundial, o de qué nuevas atrocidades cometería en suelo ucraniano durante jornada tan singular. Estas y otras distracciones de la guerra, nublaron la celebración del Día de Europa, eso que tanto necesitamos.
Cada 9 de mayo, los europeos tenemos la oportunidad de celebrar el Día de Europa, una fecha en la que se conmemora y se honra el punto de partida de la integración política y económica, así como el alto grado de paz alcanzada, comparada con otras épocas, fruto del esfuerzo colectivo de los europeos, durante décadas.
Ese día se conmemora la fecha en la que el entonces ministro de Asuntos Exteriores de Francia, Robert Schuman, pronunció su histórica Declaración donde proponía que Francia y Alemania unieran su producción de carbón y acero. Con ello se pretendía superar la secular y sangrienta historia entre las dos naciones, puntales de Europa. Así como acelerar la reconstrucción y modernización de ambos países, devastados económica y humanamente por la Segunda Guerra Mundial. En palabras de Schuman, contempladas en esa Declaración del 9 de mayo de 1950, “La solidaridad en la producción, así establecida, hará que cualquier guerra entre Francia y Alemania sea no solo impensable, sino materialmente imposible". El canciller de la Alemania Occidental, Konrad Adenauer, se sumó rápidamente a la idea.
Además, la Declaración dejaba la puerta abierta para que otros países se sumaran al proyecto y caminar, así, juntos hacia la deseada Europa unida. El 18 de abril de 1951, los representantes de Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo, firmaron el Tratado de París, por medio del cual se creaba la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA). Una organización de nuevo cuño, basada en el principio del supranacionalismo.
A lo largo de la historia en varias ocasiones se había intentado la unión de Europa, pero siempre había sido por la fuerza de las armas y, evidentemente, siempre había fracasado. En esta ocasión, se buscaba la unidad desde la libertad y la confluencia de intereses mutuos. Los Estados nación empezaron a poner en común sus competencias soberanas y a transferirlas a las nuevas instituciones europeas: Alta Autoridad independiente, Asamblea Común de parlamentarios nacionales, Consejo Especial de ministros nacionales y Tribunal de Justicia.
Los buenos resultados de la CECA animaron a los Estados miembros a seguir avanzando e incorporar otras áreas y políticas a la nueva organización europea, convirtiéndose, de forma progresiva, en la Comunidad Económica Europea y, luego, en la actual Unión Europea. Las cuatro instituciones creadas en su seno siguieron su propia evolución y se convirtieron en lo que hoy son la Comisión Europea, el Parlamento Europeo, el Consejo de la UE y el Tribunal de Justicia Europeo.
La construcción de la Europa democrática y unida se cimentó sobre un proyecto político original, nunca antes visto ni conocido, inacabado en su propia esencia porque, atendiendo a la declaración de Schuman (aunque actualmente, se empieza a considerar que el cerebro del contenido de la histórica Declaración fue Jean Monet, persona cercana a Schumand y luego el primer presidente de la Alta Autoridad) "Europa no se hará de golpe, ni según un plan único. Se construirá a través de realizaciones concretas que creen primero una solidaridad de hecho".
Ese quehacer solidario es el que nos lleva de una Europa unida a la Unión Europea y, para celebrar la paz y la unidad del continente, los jefes de Estado y de Gobierno decidieron en 1985, en Milán, que el 9 de mayo fuera considerado como Día de Europa, convirtiendo así esa fecha en uno de los símbolos de la Unión Europea, junto con la bandera azul de doce estrellas, el lema “Unidos en la diversidad”, y el himno, basado en el Himno a la Alegría de Beethoven.
A pesar de esa declaración y de que el Parlamento Europeo haya pedido su celebración, solo dos países, Luxemburgo y Kosovo, celebran el Día de Europa como fiesta nacional. Los demás Estados miembros celebran tal efeméride de forma muy diversa y conmemorativa, con izado de banderas y diferentes actos.
Este año, el Día de Europa se ha hecho coincidir con la clausura de la Conferencia sobre el Futuro de Europa y, menos mal, porque, si no, hubiera pasado desapercibido en medio de la vorágine informativa sobre la guerra desatada por Putin en Ucrania, suelo europeo, y sobre la conmemoración de la victoria de la Unión Soviética sobre la Alemania nazi en 1945, que el pueblo ruso conmemora en la misma fecha.
Lamentablemente, Europa sufre de nuevo una guerra en su territorio, con Rusia y Estados Unidos como auténticos contrincantes, siendo Ucrania la víctima. Parece que se está alumbrando un nuevo orden mundial en cuyo diseño la Unión Europea no tiene ningún protagonismo, sino es el de sufrir las consecuencias económicas y sociales de esa guerra.
A toro pasado es más fácil verlo, pero quizás fue un error geoestratégico que Europa dejara escapar la oportunidad histórica de haber incorporado a Rusia en su seno, en 1991, tras la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), pudiendo haber construido la gran Europa, desde el Atlántico hasta los Urales. Tal vez, valga la pena contemplar esta idea en pleno siglo XXI.
La escasa repercusión informativa del Día de Europa, se ha visto superada por el valor simbólico que la guerra en Ucrania ha dado a la Unión Europea, haciéndola más fuerte y más unida que nunca en los 72 años de existencia. La jornada es una ocasión para dar a conocer los valores y el funcionamiento de la Unión Europea, algo de lo que estamos necesitados los ciudadanos europeos. Falta pedagogía al respecto y se ha escapado otra oportunidad de hacerla el pasado día 9, el Día de Europa.
Les dejo con Miguel Ríos y el Himno a la Alegría
https://www.youtube.com/watch?v=sTv-t8-Ssdw
© Francisco Aguadero Fernández, 13 de mayo de 2022
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