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De emprendedora premiada a teleoperadora, el calvario de la salmantina Carmen Pazos
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archivada su imputación por el caso lezo

De emprendedora premiada a teleoperadora, el calvario de la salmantina Carmen Pazos

Actualizado 10/05/2022 06:40
Redacción

Tenía una cadena de guarderías y lo perdió todo por un complejo proceso judicial que acabó reconociendo su inocencia

En 2016 Carmen Pazos recibía el galardón Mujer Emprendedora que entregaba anualmente El Norte de Castilla, un reconocimiento público que contaba con el patrocinio de la ADE, la Junta de Castilla y León, Iberaval y el BBVA, y la colaboración de CyLTV.

Era la fundadora y gerente del Grupo Mis Pollitos, que contaba con centros infantiles propios, aulas integradas en colegios, servicio de ludotecas, actividades extraescolares, campamentos urbanos y cáterin propio.

La cifra de negocio de esta empresa alcanzó los 1,3 millones de euros en 2013. Por su parte, la plantilla pasó de 35 profesionales en el año 2011 a 78 trabajadores en 2014, de los que el 95% eran mujeres menores de 40 años. Todos sus empleados contaban con contrato indefinido desde el primer día y su facturación en 2016 superaba los 2 millones de euros y el número de empleados se situaba en torno a un centenar.

En marzo de 2014, esta emprendedora decidía franquiciar sus guarderías y en 2016 veía factible contar con una red de entre 20 y 40 guarderías en un plazo de cinco o seis años.

Sin embargo, poco después llegó un acuerdo con la esposa del expresidente madrileño, Ignacio González, y a continuación fue imputada por un presunto blanqueo de capitales en el famoso caso Lezo.

Así, en el año 2017, su empresa fue a la ruina y quedó atrapada en un complejo proceso judicial cuya imputación ha sido archivada cinco años después. Un calvario en el que su único apoyo fue el abogado salmantino Enrique de Santiago.

Libertad Digital ha entrevistado a Carmen Pazos, actualmente divorcida y con tres hijos menores, que reconoce que "me han asesinado civilmente, tuve que ir a Cáritas para alimentar a mis hijos".

Ahora, con 45 años vive en Madrid y trabaja como teleoperadora. El archivo de su imputación por el caso Lezo ha sido "una felicidad amarga. ¿Ahora quién me devuelve a mí esos 5 años? Estaría un poco más feliz si el auto contemplase algún tipo de argumentación, explicación o disculpa velada y, por supuesto, si se hubiera producido antes. Siempre he estado tranquila, no temía nada pues nada había hecho, las autoridades siempre me han dejado ver en que creían en mi inocencia por lo que no entiendo que esto tardase tanto".

Más información y la entrevista completa en Libertad Digital.