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Nuria Barros, “La intrusa”
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La alacena de los libros

Nuria Barros, “La intrusa”

Actualizado 07/05/2022 20:02
Redacción

La escritora madrileña nos hablará el domingo 8 de mayo de su ensayo “La intrusa” en la Feria del Libro

Tiene la alacena esta vez la densidad del ensayo y sin embargo “La intrusa” de Nuria Barrios, subtitulado “Cuaderno de traducción de una escritora” tiene la ligereza de un bocado sabroso que se disfruta con la misma delectación que pone la autora para medir cada palabra de sus minuciosas traducciones. Poeta, narradora, Nuria Barrios afronta este texto desde el cuidado y el mimo de una miniaturista del lenguaje que instala en su estudio dos mesas, una para la ficción, y otra, para la tarea de traducción que pronto, ocupará toda la estancia. Traducción como gozosa y minuciosa tarea de orfebre que nos relata este diario maravilloso, donde se suceden las reflexiones acerca de la creación literaria, la tarea de la traducción y la historia de la literatura. Todo tan magníficamente medido y relatado que es un auténtico gusto. Un ensayo que se lee con la delectación que nos produce una buena novela.

“Escribir este ensayo es una manera de traducirme a mí misma”. Traducción que es un trabajo femenino aunque los pocos traductores conocidos sean hombres. Tarea que precisa de estar detrás del texto original y del prestigio del autor, pese a que sin el traductor no habría manera de disfrutar con la obra. La de los traductores no es una tarea menor: Nuria Barrios recuerda que traducir a Salman Rusdhie le costó la vida a quienes tuvieron la osadía de interpretar sus páginas… como si estuviésemos en los tiempos de la Inquisición y sus ganas de quemar al artífice de la Vulgata y encerrar bajo siete llaves a Fray Luis de León por atreverse a traducir “el Cantar de los Cantares”. El traductor-traidor de la tradición nos recuerda que el lenguaje nos hace y nos construye como individuos y sociedad… una tarea que exige de la confianza del autor y del lector, y en tiempos políticamente correctos, de ciertas disposiciones ya que ¿Quién debe traducir a la poeta negra militante Amanda Gorman?

De entre las numerosas e interesantísimas observaciones que hace la autora, el caso de la poeta norteamericana que leyó un texto en la toma de posesión de Biden enfundada en un icónico abrigo amarillo es muy revelador. No valía cualquiera para hacer este trabajo y la censura implícita en el proceso de elección de la persona interpuesta nos hizo reflexionar acerca del papel del traductor en el que nunca pensamos: ¿Debe aportar su visión “creativa” al proceso de traducir “al pie de la letra”? ¿Debe estar en sintonía con el autor, incluso ser joven, negra y concienciada? ¿Cuánto cobra? ¿Puede hacer su trabajo con tranquilidad sin agobiantes plazos de entrega porque no es lo mismo traducir a un autor que a otro? ¿Interfiere el asumir la música del lenguaje de otro autor en el propio como escritora? Cuestiones que este magnífico ensayo nos responde en un ejercicio sincero, abierto, delicioso de leer. No sé si Nuria Barrios se sentirá o no una intrusa, lo que sí sé es que voy a recomendar mucho su hermoso ensayo, voy a hacerle un sitio de honor en la balda de la alacena del corazón y sobre todo… aunque me pierda el domingo sus palabras, voy a leerla entera, plenitud, como ella dice, sin vacilación ni temblor.

Nuria Barros, “La intrusa” | Imagen 1