Asegura que hay muchas negociaciones abiertas tras la tarde de Madrid y que “este puede ser un año importante” y “un punto de inflexión”
47 años de edad. 23 años de alternativa y solo 27 corridas de toros en el esportón. Unas horas bastaron para cambiar la moneda y convertir el banquillo en oportunidad. Álvaro de Calle es hoy actualidad. El nombre del salmantino suena con fuerza entre los profesionales del toro tras la gesta del pasado Domingo de Ramos en Madrid cuando Emilio de Justo fue corneado al entrar a matar el primer toro de su encerrona y de la Calle cogió las riendas. Era el sobresaliente, y tocaba dar la cara. Cinco toros y una tarde irreprochable de oficio y entrega. Volvió a Salamanca con el respecto de la afición de Madrid y de los miles de aficionados que siguieron su actuación por televisión, pero detrás de esa tarde hay “mucha dureza”. Muchos años trabajando en la sombra “por si esa oportunidad llegaba”, de frente y por derecho, “sin perder nunca la dignidad”.
“Estoy seguro de que mi padre me empujaba desde ahí arriba”, recuerda emocionado. Su padre, Vicente de la Calle, falleció durante la pandemia. “Era un hombre del toro que siempre luchó muchísimo por mi y por mi carrera dio toda su vida”, recuerda.
Su casa siempre ha sido “una pensión de toreros”. “He crecido entre capotes y muletas. Desde que era un niño en mi cabeza estaba el toro cuando iba al campo con mi padre con toreros como Rui Bento, José Rubén, Julio Norte, José Luis Ramos… y con ellos empezó mi afición. A partir de los 7 años yo ya sabía que quería ser torero, pero hasta los 10 o 12 no digo en casa que quiero ir a la Escuela Taurina de Salamanca, y me apuntaron para empezar a caminar con el maestro Juan José, José Luis Barrero y Adolfo de la Fuente. A partir de ahí fue todo muy rápido. Maté mi primer novillo sin picadores en Fermoselle al año de entrar en la Escuela. Toreé 71 novilladas sin picadores; en 1993 debuté en Candelario y fui un novillero respetado consiguiendo estar en las mejores posiciones del escalafón, toreé muchísimas novilladas en el llamado valle del terror, toreé en Francia novilladas muy serias, toreé mucho en América… tenía ambiente entre los profesionales sin ser un novillero puntero. Dolió mucho que no me dieran la alternativa en La Glorieta y tuve que tomarla en Ávila. Fue el 15 de octubre de 1999 con Manolo Sánchez y Canales Rivera. Fue una tarde seria e importante, pero al ser a finales de temporada y con todo el invierno por delante, el 2000 fue para mí como un empezar de cero. Pasé por muchos parones y siempre me he encontrado piedras a lo largo del camino, unas veces víctima de las injusticias, otras veces cuestión de mala suerte, pero he tenido muchos parones y de ahí mi apuesta por empezar como sobresaliente, eso me ha mantenido vivo ante la ausencia de contratos”, recuerda.
De la Calle vive por y para la profesión. En estas más de dos décadas no ha valorado nunca la opción de rendirse. Se levanta y entrena cada día como si fuera a matar treinta corridas de toros. Afición, fe y disciplina. Analiza en una entrevista para SALAMANCA AL DÍA su paso por Las Ventas y el planteamiento de la temporada.
¿Cómo se encuentra ahora que el teléfono no para de sonar?
Está siendo algo increíble. Me encuentro en un momento feliz, agradecido porque creo que se está haciendo justicia con mi trayectoria. Ahora lo único que quiero es que todo esto se convierta en contratos, estoy dispuesto a todo, no voy a renunciar a ningún encaste y hay muchas negociaciones para que este año se consolide como importante. Llegar hasta aquí no ha sido fácil.
¿Cómo amaneció ese Domingo de Ramos 10 de abril desde el Hotel Ibis?
La verdad es que ya con el ‘run run’ de que algo podía pasar. El día anterior había ido al Curso de Periodismo de Las Ventas y me hicieron la pregunta de cómo valoraba la opción de que al día siguiente podía estar toreando uno, dos o cinco toros en ese mismo ruedo, y menos de 24 horas después pasó y fue una realidad. Yo era muy consciente de dónde iba, sé que Emilio de Justo es un torero que expone mucho y que eso podía pasar, yo iba mentalizado porque eso no te da tiempo a asimilarlo en esos minutos que pasan entre que ves a un compañero herido, confirman que no puede volver al ruedo y se comunica por la megafonía que asumes la lidia. Yo ya dejé claro con la presidencia antes del festejo que en caso de percance afrontaría la tarde en solitario, y así fue.
¿Qué pasó por su cabeza?
Sabía desde ese mismo momento que era una oportunidad única. Quería que Madrid me viera, que me entendieran y me respetaran, y lo logré. Sabía que teniendo cinco toros había que hacer todo con mucha calma, todo muy profesional, con el objetivo de no ser cogido, pero siempre entregando todo lo que tengo. En mi interior lo que quería era demostrar mi lucha, mi sacrificio, y mi preparación. Me sirvió mucho esa ovación inicial que me dieron para tranquilizarme, pero siempre consciente de que es un público muy exigente. Del conjunto de la tarde me quedo con la sensación de estar muy digno, mi interior estaba pleno. Numéricamente me hubiera gustado cortar orejas, por supuesto, pero me quedo con las sensaciones.
¿Y se han convertido ya esas sensaciones en contratos?
Hay muchas negociaciones, pero te soy muy franco, y la verdad es que ahora mismo no tengo ninguna corrida cerrada como primer espada lo que tengo por el momento cerrado es únicamente dos festivales y sí tardes cerradas como sobresaliente, a eso no voy a renunciar. La plaza de Las Ventas, por su parte, me han manifestado su intención de contar conmigo y anunciarme esta temporada, lo justo sería estar en San Isidro, pero soy consciente de que la empresa tiene mucha presión. Ojalá pueda estar, pero si no, esperaré a que llegue el verano, o la Feria de Otoño, yo si algo tengo es paciencia y quiero que llegue ese día. Esto lo he madurado mucho, sé que ahora estoy en el foco y creo que deben contar conmigo no solo en Madrid, también por ejemplo en una Feria como la de Pamplona que creo que encajaría, y cumpliría. Sí se han puesto en contacto conmigo ya desde América y va a ser un buen año para torear allí en invierno, poco a poco van saliendo cosas.
¿Y Salamanca? ¿Puede valer esto para volver a verte anunciado en La Glorieta en septiembre?
Eso sería un sueño, no he vuelto a torear en Salamanca desde el año 2004. Es mi casa y aunque es la plaza es en la que siempre he sentido más presión es a la que más me haría ilusión volver.
¿Cree que el papel del sobresaliente estaba infravalorado y lo ha dignificado?
Lo creo, al menos sí es lo que intento. Es verdad que está infravalorada, y tener esa sensación es muy duro. Reconozco que por eso al principio me costó dar ese paso, por el miedo a encasillarme. Es una cosa que nunca he entendido, y es que parece que por ir de sobresaliente ya no puedes verte anunciado en los carteles como primer espada, y es algo injusto. La primera vez que toreé de sobresaliente fue en Algemesí en 2002 con César Jiménez y Dávila Miura, una corrida de Ana Romero. A partir de ahí he mantenido una media de 8 o 10 festejos al año como sobresaliente.
Es una lucha muy grande la que hay detrás, eso me ha mantenido vivo y ha hecho que no pierda la fe. Es muy duro que por ejemplo el otro día en Madrid yo como sobresaliente no tenía derechos de imagen, y mi hermano por ejemplo como mozo de espadas sí, por eso es importante reivindicar el papel de sobresaliente. Yo tengo que decir que a mí siempre se me ha respetado económicamente, nunca nadie en ese sentido me ha querido ningunear porque yo siempre he reivindicado mi profesión con categoría, con mucho respecto a pesar de que es un papel difícil. Mi hija muchas veces está en el tendido y se va sin verme hacer ni un quite, o ver que la gente no me conoce porque del sobresaliente nadie habla, no es fácil.
La imagen con su hija al entrar y salir de la plaza en Madrid de su mano se ha hecho viral…
Sí, ha sido muy compartida y ha llegado a todos los rincones, pero lo que parece extraordinario es algo para mí muy común. Ella y mi mujer siempre van conmigo, sea cual sea la plaza. Mi hija siempre entra conmigo en la capilla y luego sube con su madre a su localidad. Ellas son mi mejor apoyo. Ese día lo primero que me dijo mi mujer al acabar es que disfrutara el momento, porque me lo había ganado, y yo le dije que ese momento también era suyo. Me volví con ellas al hotel caminado, entre los aficionados, tardé dos horas en entrar en la habitación. Fue algo único y ellas tenían que vivirlo porque sin su apoyo yo no sé si hubiera podido seguir. Yo soy una persona sencilla, cercana, y a estas alturas ya no voy a cambiar. Soy así y moriré así.
¿Qué mensaje le manda a los aficionados que le esperan?
Lo primero un mensaje de agradecimiento por el cariño con el que me está tratando toda la gente, estoy muy agradecido. Si antes he apretado, ahora mucho más. Me veo preparado para cualquier reto y espero estar a la altura de cada uno los compromisos que se me presenten. La gente debe saber que aquí hay un torero que no va a parar de luchar, de pelear, y que espero de verdad que esa tarde de Madrid me sirva. Creo que estos años que me queden voy a disfrutar de mi profesión y quiero pensar que voy a tener recompensa. Soy muy disciplinado, yo ahora estoy trabajando duro para corregir todos los defectos que tuve en ese Domingo de Ramos, entreno cada día de la semana para mentalizarme que puedo matar 6 toros o lo que venga. No voy a parar de luchar.
FOTOS: PABLO ANGULAR