Es un hecho que ha aumentado exponencialmente en los últimos tiempos. En la cultura gitana o árabe no se suele dar.
Se detecta una baja tolerancia a la frustración en muchos niños y niñas de familias acomodadas. Esta violencia es bastante frecuente hacia madres que se quedan ellas solas al cargo de sus hijos.
Si con dos años le das un chupachús para evitar una rabieta, a los dieciséis si no le compras una moto puede haber una escalada de violencia.
Existe la ley penal del menor, ley orgánica 5/2000. Pero para aplicarla los padres tienen que denunciar y no es plato de buen gusto. La sociedad en vez de buscar soluciones se dedica muchas veces a buscar culpables. Se critica la ley y sobretodo a los centros de menores que buscamos soluciones. Unas veces de maltratadores y otras de dar caprichos a los delincuentes.
No se debe frivolizar en los análisis. Nos llegan muchos casos de niños adoptados que sufren trastorno del apego y funcionan en alerta en cerebro reptil. Hay otro problema asociado que son las adicciones a drogas entre las que destacan alcohol y porros. Preocupante la facilidad de tráfico de adultos con menores.
Muchas familias dedican más tiempo al trabajo que a los hijos. Las redes sociales tampoco ayudan. Los miedos a ser denunciados los padres y los escándalos también llevan a que haya más casos que los registrados.
Nosotros los afrontamos en medio abierto. Un parte importante es un escuela diferente. Exigente, pero que admite las inteligencias múltiples y la atención a la diversidad. En nuestro caso es fundamental un itinerario de formación profesional donde no hay fracaso escolar. Los chicos son protagonistas de su aprendizaje teniendo utilidad social. Curan aves rapaces, hacen jardines, atienden abejas y ovejas, hacen huertos, …. Hacemos aprendizaje servicio, no se están mirando el ombligo continuamente. Cada minuto saben para qué estudian. Los nuestros están dos meses en Marruecos en verano trabajando haciendo una cancha, en cocina, dando primeros auxilios, etc. Programa de “infractores a misioneros”.
Funcionamos en asamblea y les es rentable hacer las cosas bien si quieren privilegios.
Creamos vicios sanos con una gran inversión en la escuela de circo, de animación y club deportivo. Se afrontan las emociones desde el arte además de terapias profesionales.
Tenemos una escuela abierta al mundo donde además de leer el periódico viajamos en autobuses litera por toda Europa.
Pedagogía de Freire y Milani. Modelo terapeútico constructivista sistémico y centrado en soluciones.
En muy importante el mestizaje. Cuando chicos de familias normalizadas ven los sufrimientos de niños de protección o inmigrantes valoran más lo que tienen. Los niños de Marruecos sueñan con tener sus oportunidades.
El pronóstico es bueno y suelen cambiar de actitud hacia sus padres. Necesitan empoderarse sintiéndose útiles, la sobreprotección debilita a los menores. Por eso les damos muchas responsablidades y también muchos trabajos de campo recuperando oficios perdidos. La Naturaleza también ayuda a sanar.
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