Proyecto Hombre, el salvavidas de muchas personas con problemas de adicción

A finales de los años 90 y ante la necesidad demanda que había en Salamanca de personas con problemas de adicciones, se empieza a trabajar en crear una alternativa para dar respuesta a esta situación. “No sé si fruto de la casualidad o de la causalidad, pero había personas que me pedían ayuda”, destaca Manuel Muiños, fundador y presidente de Proyecto Hombre Salamanca, quien, junto a Ana Rodrigo, terapeuta, nos acercan a la historia y a la realidad de su trabajo con las personas que sufren un problema de adicción.

Para poder dar respuesta y ayuda a las demandas que le llegaban, en un primer momento y buscando un recurso, el sacerdote Manuel Muiños llega hasta Proyecto Hombre en Burgos. “Pensé en por qué desplazar a la gente de Salamanca a otras ciudades si les podíamos dar una respuesta aquí”. Tras unos años de primeros pasos y formaciones, en 2004 arranca de manera oficial Proyecto Hombre en Salamanca, respaldados por la Fundación Fundación Alcandara.

En Proyecto Hombre Salamanca ayudan a personas con diferentes adicciones, todas de ellas mayores de edad y que comprenden un rango de edad muy amplio. “Comenzamos a tener desde los 18 años, hasta cerca de los 70”, destacan. “Es verdad que mucha gente nos pide o solicita plaza para menores de edad, pero los derivamos a otras entidades”.

Actualmente atienden a cerca de 70 personas entre sus diferentes servicios, una demanda que se ha incrementado a raíz de la pandemia. “Es la primera vez en todos los años que llevamos que nos hemos tenido que plantear el poner una lista de espera, estábamos desbordados después de la pandemia, pero desbordados”. Destacan que esto es algo positivo y negativo al mismo tiempo. “Es algo positivo porque la gente pide ayuda, pero paralelamente también indica que ha aumentado el número de personas que han acabado teniendo un problema serio”.

Así trabajan en Proyecto Hombre

Una vez que la persona se pone en contacto con ellos, generalmente por teléfono, les cuentan cuál es el problema que existe o les hacen una pequeña entrevista, donde hablan con la terapeuta. “A partir de ahí, si a ellos les interesa lo que les ofrecemos, empezamos a trabajar con ellos”. En primeras entrevistas a nivel individual van intentando conseguir, por un lado, que dejen de consumir, y por otro, se hace una evaluación psicológica consiguiendo datos médicos, psiquiátricos, judiciales…. “Hacemos una evaluación biopsicosocial de la persona, y cuando tenemos todo esto y hemos conseguido la abstinencia, vemos que programa se adecua mejor a la persona”.

Programas que tienen en marcha

Principalmente los programas se dividen en dos, los programas residenciales y los programas ambulatorios. El primero es la comunidad terapéutica, lo que más se conoce de Proyecto Hombre, y que es el programa residencial. “Una vez terminado el programa residencial no se van a la calle sin más, hay una segunda fase que es ambulatoria que se llama reinserción y para la que disponemos de un piso, y está parte consiste en apoyarles y ayudarles para que pongan en marcha todo lo que han aprendido en la comunidad”.

Por otro lado, el programa ambulatorio está destinado a personas que tienen una adicción más leve y se reúnen dos días a la semana en terapia. “En proyecto hay cerca de 40 personas y en ambulatorio unos 15, otras 13 en reinserción. A ellos hay que añadir los que están esperando para entrar en algún programa”.

A mayores está el programa de Topas, un programa específico en colaboración con Diputación que se llama ‘Trashoguero’ y está dirigido a las personas que están en los pueblos. “Hay gente que vive en pueblos y no puede desplazarse hasta la ciudad de Salamanca por diferentes motivos. Entonces, nos trasladamos nosotros hasta allí para hacerles las entrevistas y valoramos si necesitan una comunidad, si realmente lo que necesitan es una intervención más ambulatoria, etc.”. Toda la información de sus programas, está disponible en el siguiente enlace. Proyecto Hombre

El trabajo de sensibilización también es muy importante. “A nivel tanto universal y selectiva, trabajamos con escuelas de padres y madres e hijos, en colegios e institutos. Si no prevenimos esto es un ciclo que no se acaba nunca”.