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Libre al fin
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Libre al fin

Actualizado 27/04/2022 08:23
Juan Antonio Mateos Pérez

Quien pregunta "¿libertad, para qué?" es que ha nacido para servir.

ALEXIS DE TOCQUEVILLE

Y mientras dejamos lucir nuestra propia luz, inconscientemente damos permiso a otras personas para hacer lo mismo. Y al liberarnos de nuestro miedo, nuestra presencia automáticamente libera a los demás.

MARIANNE WILLIAMSON

Hannah Arent, subraya que fue san Agustín el primero en suscitar la cuestión antropológica en la filosofía, con las preguntas ¿quién soy? y ¿qué soy?, la primera se dirige al hombre, la segunda a Dios. Insiste la pensadora que la condición humana no es menos teológica que la cuestión de Dios. El hombre está en perpetua búsqueda de su humanidad, esta búsqueda es una realidad existencial que nos ayuda a vislumbrar el sentido de nuestra vida. Necesitamos un humanismo fundado en la conciencia universal, abierto a la trascendencia, centrado en la libertad y la dignidad de la persona.

La libertad forma parte de nuestra esencia humana y es la base de nuestra dignidad. Es condición necesaria para ser sujeto, liberando las propias cadenas internas que quitan protagonismo a la vida y así poder realizar el ideal que visualizamos como plenitud de lo humano. Verdad y libertad constituyen un proceso infinito (Karl Jaspers). La persona es libre cuando comprende la verdad que guiará su acción, una verdad fundada en la razón, que solo se consigue en diálogo, no en soledad, en solidaridad dentro de la comunidad.

La libertad en nuestras sociedades es una condición indispensable para la integración social, manteniendo unidos el mundo de la vida del individuo, la sociedad y el sistema social. Sabemos que nuestra libertad no es absoluta, pero somos nosotros los verdaderos artífices de nuestra novela vital en las decisiones más importantes que vamos tomando en nuestra vida. Debemos tener también en cuenta que la lucha por la justicia en nuestras sociedades ha ido unida a la lucha por la libertad (A. Cortina). La libertad no solo se ha entendido como el desarrollo personal de la libertad, también como participación. Es libre quien toma parte en las decisiones de la vida compartida, quien colabora activamente en ellas, quien aporta su granito de arena al quehacer común para que resulte lo mejor posible.

Desde esta pequeña introducción, queremos recordar aquel 27 de abril de 1994, conocido como el Día de la Libertad, cuando Nelson Mandela fue elegido presidente y marcó el fin del “apartheid”, el fin de las desigualdades entre blancos y negros en Sudáfrica. Nelson Mandela había pasado 27 años en la cárcel, sometido a trabajos forzados y aislado del mundo. Fue puesto en libertad el 11 de febrero de 1990, nada más salir dio un discurso, donde afirmaba la paz y la reconciliación. No una paz a cualquier precio, sino debería ir acompañada de la derogación de las leyes del apartheid y darle a la población negra el derecho a votar en unas elecciones libres.

El 10 de mayo tomará posesión como presidente de Sudáfrica, después de más de 300 años de colonialismo y dominación y 42 años de segregación, por primera vez en Sudáfrica se elegía a un presidente negro. En su discurso afirmó: que había llegado el momento de curar heridas, de salvar los abismos que dividen, es tiempo de construir. El sueño de los que se han sacrificado para que ser libres se ha cumplido, la libertad es su recompensa.

En la historia de la humanidad hay discursos inspiradores que tendríamos que volver sobre ellos, leer y releerlos, para no apagar nuestras luces. Después de los años, muchos discursos no son palabras muertas, son palabras de inspiración universal que pudieron irradiar personas con una genialidad especial. Sus palabras que lograron encender pequeñas luces, poder superar limitaciones y barreras y obtener resultados que en un principio parecían imposibles, nos pueden seguir inspirando ahora. Uno de esos discursos es el que Nelson Mandela pronunció en su toma de posesión como presidente de Sudáfrica. Nos parece inspirador reproducir algunas líneas:

(…)

Nuestros actos cotidianos como sudafricanos normales deben producir una realidad sudafricana actual que reafirme la creencia de la Humanidad en la justicia, refuerce su confianza en la nobleza del alma humana y dé aliento a todas nuestras esperanzas de una vida gloriosa para todos. Todo esto nos lo debemos a nosotros mismos y se lo debemos a los pueblos del mundo que tan bien representados están hoy aquí. (…)

Ha llegado el momento de curar las heridas. Ha llegado el momento de salvar los abismos que nos dividen. Ha llegado el tiempo de construir. Al fin hemos logrado la emancipación política. Nos comprometemos a liberar a todo nuestro pueblo de la opresión continuada de la pobreza, las privaciones, los sufrimientos, el maltrato y otras discriminaciones. Hemos logrado dar los últimos pasos hacia la libertad en relativas condiciones de paz. Nos comprometemos a construir una paz completa, justa y duradera. Hemos triunfado en nuestro intento de implantar esperanza en el seno de millones de personas que conforman nuestro pueblo. Asumimos el compromiso de construir una sociedad en la que todos los sudafricanos, tanto negros como blancos, puedan caminar con la cabeza alta, sin temor en sus corazones, seguros de contar con el derecho inalienable a la dignidad humana: una nación irisada, en paz consigo misma y con el mundo. (…)

Somos conscientes de que el camino hacia la libertad no será sencillo. Sabemos muy bien que ninguno de nosotros podrá lograr el éxito actuando en soledad. Por eso debemos actuar juntos como un pueblo unido, para lograr la reconciliación nacional y la construcción de la nación, para alentar el nacimiento de un nuevo mundo. Que haya justicia para todos. Que haya paz para todos. Que haya trabajo, pan, agua y sal para todos. Que seamos conscientes de que nuestros cuerpos, nuestras mentes y nuestras almas se han liberado para que podamos realizarnos.

Nunca, nunca jamás debe ocurrir que esta hermosa tierra vuelva a experimentar la opresión de los unos sobre los otros, y sufrir la indignidad de ser la escoria del mundo.

Que reine la libertad.

¡El sol jamás se pondrá sobre un logro humano tan esplendoroso!

Que Dios bendiga a África.

Muchas gracias”.

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