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Un mapa para las escritoras de Castilla y León
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promovido por la asociación 'El legado de las mujeres'

Un mapa para las escritoras de Castilla y León

Actualizado 23/04/2022 11:58
Charo Alonso

La Casa de las Conchas acoge la presentación de este proyecto que quiere reivindicar la escritura de las mujeres

Tiene el legado de las mujeres los renglones olvidados. Por eso, docentes, investigadoras se unieron en la Asociación “El legado de las mujeres” con el fin de visibilizarlas en los contenidos de la educación secundaria porque es el auténtico espacio, la educación, para reivindicar, recuperar y divulgar su talento. Presentado por Reyes Arenales de la Cruz y Belén Coloma Peral, este acto en la Biblioteca de la Casa de las Conchas tiene mucho de sororidad y de entrega a este legado de las mujeres que, desde su sede del IES Vaguada de la Palma, en Salamanca, quiere acercar la asociación y su trabajo precisamente en estas fechas porque ¿cómo no educar desde el libro? ¿Cómo no reivindicar en los contenidos de la enseñanza el legado de las mujeres?

Una tarea que se concreta en las ediciones críticas para la editorial, prestigiosísima, de Clásicos Hispánicos, un Erasmus Plus que nos hermane con Europa y, sobre todo, con la realización de un mapa de escritoras que recorra la geografía española desde una perspectiva diacrónica. Un empeño que se concreta –aquí, en la Casa de las Conchas– en una tarde de viernes que ya huele a libro, en un mapa de escritoras de Salamanca que practica con el ejemplo y se acompaña de la presencia precisamente de quienes forman parte de esta genealogía: Marian de Vicente, Asunción Escribano, Charo Ruano, Mónica Velasco, Victoria Álvarez… y Charo Alonso.

Silenciada durante siglos la obra de las artistas, científicas, descubridoras que no están en la historia, como afirma Reyes Arenales de la Cruz, este proyecto pretende buscar lo oculto y establecer un canon de referencia. Una genealogía recogida en un mapa de escritoras cuyo trabajo, coordinado por Belén Coloma y María José Sánchez de Dios, recorre los paralelos y meridianos con nombre de mujer. Ese nombre que, en palabras de Irene Vallejo –nos recuerda Belén Coloma– no aparecía en la tradición, lo que hace que la obra de la mujer principie en la nada. Y es este trabajo, inconcluso y donde evidentemente faltan nombres, donde descubrimos de nuevo a Carmen Martín Gaite, a Matilde de Cherner, a Pilar Fraile, Charo Ruano y donde aprendemos el nombre de una autora afroespañola, Chicaba, “La negrita de la Penitencia”, esclava originaria de Ghana que murió en Salamanca y de la que Coloma lee un hermoso poema. Tiempos de mujeres doctas, religiosas dedicadas a la escritura, docentes como Beatriz Galindo, que da nombre ahora a unas becas que impulsan el talento; de una Matilde Cherner, que ya en 1880 denunciaba la prostitución; de una Ángela Barco, que se quejaba de la preeminencia para estudiar del hijo varón; de Dolores Cebrián, de quien decía Unamuno que tenía “cabeza de varón”; de nuestra indispensable Carmen Martín Gaite; de la dramaturga Helena Pimenta; de la premiada trayectoria de Pilar Fraile y la poeta Maribel Andrés

Y como hay que predicar con el ejemplo, el acto se acompaña del eco de las voces de algunas de las escritoras que son estación en este mapa necesario. Charo Ruano, poeta, periodista, referente para las letras salmantinas, recuerda su niñez en una familia de mujeres fuertes, estudiosas, su niñez de lectora empedernida y su vida dedicada a la difusión en todos los medios de la escritura que construye una obra sólida cuyo último pináculo es el libro de poesía para niños ‘La pandilla de Hammelín’ y el poemario ‘La casa’ del que nos habla y nos lee. Poesía en la voz intensa y delicada de Marian de Vicente, con ecos de “Papeles del martes”, de Emily Dickinson, de libertad creativa y de una recogida, intelectual, profunda poesía que deja al auditorio suspendido de sus palabras. Una obra desnuda y depurada de una de las autoras a las que hay que seguir.

Poetas de Salamanca que tienen en la profesora universitaria, la investigadora Asunción Escribano un rumor de pájaros, de inmensa cultura convertida en eco profundo que, según Belén Coloma, canta bajo el grito. La poesía de Escribano, que ha recibido numerosos premios, es una mística cotidiana que se embebe de naturaleza, de conocimiento, de sensibilidad y de un talento que siempre sobrecoge. Poetas de Salamanca que tienen en la voz de Mónica Velasco paisajes, riqueza de pincelada sutil, contundente también, iluminada de alegría y de una sensualidad del lenguaje que es pura belleza. Mónica Velasco afirma que la poesía está en el aire y que le gusta vivir en ella, y coincide con Victoria Álvarez en su optimismo ante un futuro de lectores que aprecian la poesía y que la buscan. Victoria Álvarez, escritora de novelas juveniles, de novelas para adultos que recorren un territorio de lo fantástico que casa magníficamente con su trabajo de profesora universitaria de historia del arte, cierra a la perfección el acto recordando el interés de sus alumnos por los nombres de las pintoras que ella incluye libremente en el currículum de su asignatura. Victoria será madre dentro de muy poco de una hija que, según sus palabras, “tendrá la suerte de vivir en otra situación con respecto al legado de las mujeres”.

El optimismo de la novelista, de la poeta, las voces sosegadas de quienes saben leer también sus versos, llenan la estancia plena de público de la biblioteca para hacer sentir que, verdaderamente, el legado de las mujeres es rico, diverso, fuerte y presente. Un legado que quise recordar también hispanoamericano, en la persona de Elena Poniatowska, siempre presta a dar voz a quienes no la tienen, y de Cristina Peri Rossi, galardonada con el Premio Cervantes en un día de lluvia en el que, gracias a las profesoras, investigadoras, rigurosas estudiosas de la falta, recuperamos la necesidad del legado, de la genealogía. Y todo ello en una casa de libros donde habita la memoria recobrada en los mapas necesarios de una historia silenciada.

Charo Alonso.

Fotografías: Carmen Borrego.