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Los Bayones: emblema de la cabaña brava
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ENTREVISTA CON EL GANADERO JESÚS HERNÁNDEZ GARCÍA

Los Bayones: emblema de la cabaña brava

Actualizado 20/04/2022 15:54
María Fuentes

Los animales, procedencia de Lisardo-Atanasio, pastan en la finca El Vecino, en el término de Calzada de Don Diego

Manuel, Gabriel y Jesús Hernández García son los tres hermanos que “pelean” cada día por mantener viva la esencia de una ganadería emblemática del campo charro: Los Bayones. Con divisa azul, blanca y roja, los animales de procedencia Lisardo-Atanasio que pastan en la finca ‘El Vecino’ en Calzada de Don Diego son historia de la cabaña de bravo.

Sus orígenes se remontan al año 1969 cuando su padre compró unas vacas de encaste Contreras. En el año 1976 se adquiere a Rufino Santamaría su hierro y se forma la ganadería de Gabriel Hernández García y posteriormente, no fue hasta la temporada 1981 cuando el hierro de Los Bayones fue adquirido formándolo con vacas y sementales de D. Santiago Martín ‘El Viti’. Se fue reduciendo lo anterior hasta quedarse únicamente con el hierro de Los Bayones que cogió altos vuelos y vivió sus años de esplendor en los 90. “Desde ese 1969 en el que mi padre dio el primer paso de comprar ganado bravo han pasado más de 53 años, yo ahí era un niño y ahora soy, junto a mis hermanos, quienes mantenemos esta ganadería. En esos años de historia hemos vivido de todo”, explica Jesús Hernández.

En marzo del año 1986 fue cuando tomaron la antigüedad en Madrid, y ese mismo año lidiaron en plazas importantes como Barcelona o Sevilla. “La verdad es que tuvimos bastante suerte y fue rompiendo la ganadería para adelante eligiendo nuestros toros para ferias importantes. La mejor época fue la de los años 90, fue cuando la ganadería venía de unos años en los que los animales embestían mucho, teníamos un número de vacas madres muy amplio y lidiábamos en muchísimas ferias en España y Francia. Después es como todo, hay altibajos, y esos altibajos se deben a diferentes factores, desde el tipo de plaza que se lidia, al tipo de cartel… Con todos mis respetos, no es lo mismo que lidien tus toros las figuras que torean cuarenta o cincuenta corridas al año que un torero modesto que torea 3 o 4; está claro que con los primeros hay más posibilidad de triunfo y mayor es la repercusión”, añade.

En el recorrido histórico de la ganadería, Jesús menciona tardes “especialmente emotivas”. “Ha habido muchísimas, buenas y malas. Recuerdo de forma muy especial una Feria de Zaragoza. Fue en octubre de 1998, la primera despedida del maestro Ortega Cano. Cortó dos orejas a uno de nuestros toros y salió por la puerta grande, fue un triunfo importantísimo; luego otra tarde importante en Las Ventas cuando Aparicio le cortó una oreja rotunda tras una faena que puso a todos de acuerdo, o un indulto de un toro nuestro en Francia en 2008… hay tardes muy emocionantes a lo largo de la historia de esta casa. Ser ganadero es muy difícil y hay veces que la presión nos mata pero luego siempre compensan los buenos momentos”.

En la camada actual cuentan con 35 toros aproximadamente, “para sacar unas cinco corridas de toros”. La situación actual les ha obligado a “ir reduciendo la ganadería”. “En los años 90 que hablábamos antes llegamos a tener más de 500 vacas madres y la actualidad es muy diferente, pues no llegan al centenar. La reducción ha sido considerable, el 20% de lo que teníamos en esos años de esplendor. Las circunstancias son las que son, y la pandemia ha sido la hecatombe. En 2020 no lidiamos ningún festejo, en 2021 prácticamente similar y ya sabemos todos lo que eso supone para un ganadero: si no lidias, no facturas, y eso es muy difícil de mantener. Gracias a Dios nosotros tenemos otro tipo de negocios que nos permitió mantener lo bravo, pero es muy difícil”, explica.

A esta ganadería, además, se suma la complicidad de este llamado encaste minoritario al que ellos son fieles y luchan por mantener. “Es un encaste muy complicado de llevar porque es muy confuso, el mismo semental te da cosas muy distintas, no es tan sencillo como otros. El mismo animal pega muchos cambios, pero tiene siempre una cualidad y es que se va creciendo en el castigo; en los tentaderos, las vacas con los primeros puyazos salen muy sueltas, no se emplean mucho, pero se van creciendo en el castigo, van rompiendo… y la verdad es que luego tienen mucha duración. Son animales que el que rompe a bueno es incansable, no se cansa de embestir, con mucha raza, por supuesto”, explica.

2022, la temporada que se afronta “con esperanza”

Esta temporada se afronta desde Los Bayones con “ilusión” y en el que al menos “se empieza a ver otro ambiente”. Empezaron en Ciudad Rodrigo, con un encierro completo el Martes de Carnaval, tienen ya cerrada una novillada para el verano en el País Vasco y muchas negociaciones a punto de confirmar para lidiar al menos 2 o 3 corridas de toros. “Es un año en el que puede la esperanza porque al menos nos llaman, vienen veedores al campo, hay certezas de que muchos festejos que se perdieron por pandemia se van a recuperar y eso como ganaderos nos ilusiona. Está claro que nos va a costar a todos mucho llegar a los niveles de hace unos años pero al menos vemos algo de luz, y esperemos que al final del año hayamos lidiado la camada al completo”, añade.

Reconocen que es “duro” ver cómo cada año cuesta más lidiar, lo que les pone en una situación difícil. “A veces hay que tomar decisiones pero cuesta mucho porque son difíciles, cuesta mucho entrar en las ferias y eso inevitablemente supone ir desprendiéndote de los animales, no es fácil porque son muchos años, mucha historia, muchas horas, mucho trabajo… Cuesta mucho tomar decisiones drásticas aunque hay días que nos lo planteamos… pero luego siempre hay un hilo de esperanza, siempre sopesa más lo bueno que lo malo pero es duro en esta época. En general, los ganaderos estamos haciendo un esfuerzo tremendo”, añade.

Jesús es de los optimistas y cree que la Fiesta “nunca se acabará”, pese a todo. “Vendrán muchas crisis, muchos problemas, pero la Tauromaquia está tan arraigada que yo soy de los que piensan que nunca se va a acabar. Tendrá que adaptarse a los nuevos tiempos, pero desaparecer no. Es un espectáculo único y vivo, no van a lograr eliminarlo”, concluye.