Miércoles, 24 de abril de 2024
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Una perspectiva no es la verdad...
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Una perspectiva no es la verdad...

Actualizado 19/04/2022 08:40
Miguel Mayoral

La ceremonia de la confusión está poniendo a todos los temas en el mismo saco de forma que todos parecen buenos o malos, solucionan o estropean, de izquierdas y derechas a la vez. Es como si todo estuviera saliendo al ruedo al mismo tiempo para que la corrida parezca confusa, para que no sepamos que mirar, a qué diestro valorar, ni que faena resaltar. Se trata, a fin de cuentas, de la práctica consistente en suscitar falsas discusiones que distraigan la atención de otros asuntos que no interesa que sean tenidos en cuenta. Aunque al final todo lo directamente relacionado con la supervivencia, a fin de cuentas la economía, puede hacernos decidir a apoyar a aquél que presente el discurso atractivo en su estética. El engaño siempre tiene color de bondad.

Avanza abril y a día de hoy cuando leemos un periódico o escuchamos un noticiario no esperamos nada bueno y menos incitante. Se repiten de forma monótona las mismas cantinelas que son éxitos para unos y fracasos para otros, o se reiteran fieros males que no dejan de existir pero que a veces no son tan fieros y que se siguen con tanta minucia que ocultan otros más importantes; y por supuesto pocos son los que proponen algo atractivo o esperanzador que anime a los ciudadanos. El deber de un periodista es informar de manera que ayude a la humanidad y no fomentar el odio o la arrogancia. Donald Trump afirmaba lo siguiente: “Observa, escucha y aprende. No puedes saberlo todo. El que piensa que lo sabe todo está destinado a la mediocridad”. El buen orador, periodista, político o analista debería saber decir muchas cosas en pocas palabras. Hoy por hoy estamos acostumbrados a oír muchas palabras con poco contenido, pero se engaña así al ignorante y a los que no saben juntar más que rebuznos al hablar. Todo lo que escuchamos es una opinión, no un hecho. Todo lo que vemos es una perspectiva, no es la verdad.

Podemos pensar que no existe el calentamiento global y menos supuestamente provocado por nosotros los occidentales, y que lo que se busca es una justificación para regular la economía y nuestras vidas, para conducirnos hacia una tecnocracia totalitaria. Los datos reales muestran lo contrario, que hay un enfriamiento. El carbono en la atmosfera hace que las plantas estén mucho más verdes y frondosas. No debemos sentirnos culpables ni dejarnos engañar. Debemos exigir a los países que de verdad contaminan como China, la India y muchos más que viven dejando correr el aire de sus residuos que se apliquen el cuento y no comprarles ningún tipo de productos. Aquí producimos bastante limpios.

España es familia, religión, lengua, tradiciones, caza, pesca, ganadería, campo, toros, valores y principios. Todo ello conseguido a lo largo de la historia desde los romanos y los anteriores pobladores de la península. España es un largo etcétera donde hemos cabido todos. Un crisol de valientes que supo conquistar el mundo sin cuyo protagonismo no existiría como lo conocemos. De momento nos toca participar de un presente en que el Jefe del Estado está atado, el parlamento silenciado, los medios tan corrompidos que no dan una verdad, la educación en manos de iletrados, la política exterior en franca decadencia, la política económica en la ruina y el desastre, la política energética sin comentarios, la seguridad ciudadana la defina una frase “son sus costumbres” como si nosotros no las tuviéramos. Se paga muy bien a ciertos seres humanos que no personas, por delinquir, violar y sembrar el miedo en las calles, por el contario se condena a los que defienden su vida, su hogar y sus propiedades. Mientras vamos camino de hacernos más pobres y esta vez no nos salva ni a devaluación de la moneda.

Podemos pensar que en cuanto a la sexualidad se nos quiere hacer ver que los trastornos de personalidad de toda la vida son la normalidad, y que además se quieren fomentar para que no haya reemplazo generacional. Todos somos iguales ante la ley pero los padres no deberían permitir que se hipersexualice a los hijos y se les haga dudar de su identidad sexual en pro de unas consignas de origen dudoso en un centro educativo. Cosas raras las ha habido siempre pero en la intimidad. Buscan generaciones sin cultura, sin conocimientos, obedientes y sumisos a los supuestos delirios ideológicos del NOM. La elegancia es la única belleza que nunca se desvanece, no fomentemos la mediocridad ni siquiera sexual. Una mujer es una mujer y un hombre es un hombre. A partir de ahí que cada palo aguante su vela. Todos somos iguales ante la ley, hasta para trabajar no dejemos de recordarlo. Kafka afirmaba que: “Un idiota es un idiota. Dos idiotas son dos idiotas. Diez mil idiotas son un partido político.” Se puede aplicar a muchas ideologías.

Podemos reflexionar si existe o no el saco de los desfavorecidos. Pero en verdad existe el saco de los malos administradores y peores gestores, que tapan y silencian a los que se levantan a las seis de la mañana de los que pocos se acuerdan y que son los que le echan ganas a la vida. Parece que las mayores virtudes de un progresista son las de descansar antes de cansarse, de gastar antes de ganarlo y de mentir antes de abrir la boca.

Nos enfrentamos a una cultura muy arraigada en una parte significativa de la sociedad que se caracteriza por la ausencia de sentido de la vida y la falta de motivación. Es el nos limitamos a ir tirando, por lo que nos puede pasar como a los ancianos que viven solos, que se asilvestran y se vuelven como niños y si no les dan de comer mueren de hambre e hipotermia. Quien controla el miedo de la gente se convierte en amo de sus almas. El miedo es como un monstruo que se alimenta de uno mismo. La debilidad lo nutre y te hace vulnerable ante otros que no dudarán en aprovecharse. Lo peor es que cuanto mejor es una persona, más difícilmente sospecha de la maldad de los demás. De momento frente al marasmo en el que vivimos hemos de contentarnos con ver las “cosas chulísimas” que nos proponen una semana tras otra aunque al final no quedará sostenible ni eso.

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