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Sexo, género y guerra y maternidad en Ucrania
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Sexo, género y guerra y maternidad en Ucrania

Actualizado 29/03/2022 13:58
Félix López

Negar el dimorfismo sexual, la diferencia fisiológica entre hombres y mujeres, es uno de los disparates de nuestro tiempo. Todos los seres vivos sexuados son machos o hembras, salvo unas poscas especies. Los casos intersexuales lo confirman, son una mezcla, por razones diversas. Y los casos transexuales también, una diversidad que debe ser aceptada y ayudada, justo porque no es un capricho, ni una autodeterminación libre, sino un problema (de origen desconocido, al día de hoy) que debe ser aceptado y abordado.

El “género” es un concepto impreciso, pero tiene el gran mérito de que quienes lo han propuesto (el feminismo) ponen de manifiesto la desigualdad y la discriminación y la violencia contra la mujer (la esclavitud , llegó a escribir John Stuart Mill en 1869, y tantas mujeres como Emilia Pardo Bazán).

Absurda es la ideología “queer” que niega la fisiología, considerando que todo es fluido. En el otro extremo están las ideologías políticas que niegan el problema de la desigualdad entre hombres y mujeres. .

¿Y qué tiene que ver esto con la Maternidad y Guerra?

Groso modo, aunque hay muchos matices que dejo a su buen pensar, que los que luchan (también sufren) son hombres y las que sufren (también luchan) son mujeres.

La guerra y la caza han sido en la historia (ya sé que hay excepciones, que confirman la regla) patrimonio de hombres, más dispuestos a recurrir a su mayor fuerza física y a la violencia, también contra las mujeres. ¿Por qué? ¿Qué fue antes? Nos ocurre lo mismo que cuando intentamos saber si fue antes la gallina o el huevo. Lo cierto es que el resultado del proceso de evolución. A lo largo de milenios, hay cambios en el cerebro y la conducta que se condicionan mutuamente y que han acabado asociados al sexo.

El resultado sexista tiene una lógica y una descomunal injusticia.

La lógica porque las hembras humanas quedaban embarazadas muy pronto, con embarazos muy largos, un parto doloroso y secuelas frecuentes. Después amamantaban durante mucho tiempo a sus crías y tenían a su alrededor una prole abundante; además hombre y mujeres vivían muy pocos años. En definitiva, las mujeres estaban siempre embarazadas o amamantando y rodeadas de crías, durante su corta vida.

Esto hizo de las madres (eran casi la totalidad de las mujeres) preferentemente cuidadoras de la infancia, la casa y sus alrededores (cuidar el ganado tabulado y trabajar el campo cercano, cuando los seres humanos dejaron de ser nómadas).

La gran injusticia es que sobre esta lógica de roles sexuales se estableció la desigualdad del poder: sumisión discriminación y violencia contra la mujer (y la infancia) De hecho, hasta muy entrado el siglo XX, la disciplina de los menores y la sumisión de la mujer era un ejercicio del poder físico (de los progenitores sobre los hijos e hijas) y de los hombres sobre las mujeres.

¿Cómo ha sido posible?

Los seres humanos hemos desarrollado motivaciones y capacidades para luchar por la vida. La vida propia y la de los nuestros (familia, tribu, etc.). Y conservamos un cerebro y un mundo emocional primitivo lleno de grande posibilidades positivas, pero también de riesgos, como el de recurrir a la violencia y usar el poder de forma perversa. Esto hemos hecho los hombres durante milenios, contra las mujeres; y ambos progenitores contra los menores.

Mucho hemos ganado cuando la humanidad se ha dado cuenta que era un grave error (perder las capacidades de las mujeres) y una grave injusticia, con las mujeres y los menores

También tenemos un cerebro maravilloso que nos permite razonar, crear valores, establecer derechos y éticas. Las religiones lo han hecho a su manera (Jesús, Gandhi, Buda y muchos más) pero las jerarquías sacerdotales han sido ocupadas por varones. Un grave error, que casa mal con el Evangelio.

Teóricamente y con leyes hemos desterrado la razones y sinrazones de la discriminación de la mujer, que ahora puede decidir tener hijos o no, formarse y trabajar en lo que quiera, etc.

Pero queda mucho por hacer y cada niño y niña que nace depende la socialización familiar, escolar y social, porque tiene dentro la semilla el bien y del mal.

¿Qué tiene que ver esto con la guerra de Ucrania?

Esta guerra la ha empezado y domina un matón, sin que los demás países seamos inocentes, ejemplo de macho dominante, primitivo y violento.

En la guerra combaten fundamentalmente hombres, rusos, ucranianos y de otros países. ¿Qué podemos hacer para que no haya matones, ni guerras?

¿Qué rol tienen las mujeres? Cada vez hay más mujeres soldados; pero lo cierto es que la mayoría lo hacen en la retaguardia y siempre han sido menos favorables a la violencia y la guerra, salvo excepciones.

Muchas mujeres se ocultan y cuidan a los menores o huyen a otros países, dejando al marido e hijos mayores en el frente, como hace siglos; algunas luchan también cuidando a quienes combaten o con armas en sus manos.

¿Podremos acabar con las guerras los seres humanos y que no tengan que luchar los hombres ni las mujeres? ¿Cuándo dejaremos de usar el poder físico y las armas para resolver los conflictos?

Todo parecer indicar que estamos muy lejos de conseguirlo porque el secreto del bien o el mal está en el interior der cada uno de nosotros. La solución , si llega algún día, en la socialización y en leyes internacionales justas y sin vetos ¿Por qué tienen veto solo algunas naciones. De momento, los que tienen el poder lo imponen.

A nivel internacional estamos dominados por países imperialistas, que en este momento, como siempre, se disputan su predominio.

El sueño de Kant sobre la paz perpetua, sigue siendo un sueño.

Este texto me lo ha provocado una madre que ha parido en un sótano de una casa bombardeada, en Ucrania. Ella recibe sobre su pecho a la cría que acaba de nacer con una sonrisa inmensa.

Ninguna cría se merece un mundo en guerra, el mayor fracaso colectivo de nuestra especie.

¿Somos unos fracasados e irracionales? Sin duda. Espero que también seamos otras cosas y que la sonrisa de esa madre ucraniana esté justificada.

Si yo fuera una sabia gitana, con una ramita de romero en la mano, le cantaría el mejor horóscopo posible a esta cría. Eso es lo que hace ¡Qué grandeza! la madre, sonriendo.

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