Sábado, 11 de mayo de 2024
Volver Salamanca RTV al Día
Vísperas (y V): Pasión y piedra sobre piedras vivas
X
Calle de la Fe s/n

Vísperas (y V): Pasión y piedra sobre piedras vivas

Actualizado 29/03/2022 09:04
Tomás González Blázquez

Cuando anochezca mañana, quinto domingo de cuaresma, Domingo de Pasión, los versos del poeta ya habrán pasado de pronunciarse ante la Cruz a sumarse al manantial que de ella brota, mientras empieza a crecer una luna que llegará a llenarse en la noche santa de la Resurrección. Es el ciclo de la vida que nos parece que se repite, pero siempre es nuevo, y el misterio de la salvación, que se evoca, se acoge y se actualiza, pero sucedió de una vez y para la eternidad en el Calvario. Plasmamos lo esencial de nuestro todo en un calendario litúrgico y festivo que puede resultarnos trufado de particularidades y anécdotas, y sin embargo se asienta por completo en las cuestiones fundamentales que asaltan a cada momento a la conciencia humana, si no la apagamos o si no dejamos que sea sometida. Por esto, sin dejar de ser cíclico, en cierta manera es también concéntrico, y su corazón es la Pascua, cuyas vísperas despido aquí con esa ansia de quien ve que se acerca lo anhelado, y a la vez con la resistencia a que transcurra y acabe.

Si “Pasión y piedra” fue el reclamo turístico que durante años utilizó la Semana Santa salmantina es imprescindible pensar, antes de cualquier actual o futuro eslogan, en las piedras vivas que la sostienen. ¿Imperfectas? Por supuesto que sí. ¿Superficiales? Muchas veces. ¿Enfrascadas en polémicas vacías o en discordias hirientes? También. Con toda esa debilidad humana que nos hace frágiles, con toda la falta de arraigo y de poso que no terminamos de conquistar en lo social pero sobre todo en lo personal, con todo ese lastre de los conflictos que nos ponen palos en las ruedas del carro común, si la Semana Santa no es ya como la Navidad es gracias a unas pocas piedras vivas, unos cuantos cristianos que, sin dejar de vivirla hacia adentro, sacan la Pascua hacia afuera. No habrá renos, ni lucecitas, ni solidaridades porque toca en estos días, sino Cristos agonizando o resucitando, Madres llorando o celebrando, la cruz como signo en medio de un mundo que la necesita pero marcha por otro camino cuando se la encuentra. Plantar la cruz es pertinente y valiente. No niego que a menudo se quede en una siembra demasiado alocada, sin haber preparado bien el surco, ni tampoco que, por momentos, nos conformemos con el mantenimiento de una tradición o de un bien de interés cultural, pero el hecho de que la Semana Santa se celebre en la calle tal y como se celebra en Salamanca es un bien de interés religioso de primer orden para la Iglesia. La salida a las periferias, la misión evangelizadora, la asumimos en estos días cofrades en su mayoría periféricos, que, como todos, estamos por evangelizar continuamente, porque eso nunca se termina.

Piedras vivas que echan cuentas de si seremos suficientes esta vez para cubrir la carga del paso, que llaman a aquel para que lleve el estandarte y a aquel otro para que se encargue de encender los cirios. Piedras vivas que cosen túnicas contra el reloj, que aprietan tornillos, que limpian plata de ley o de pega, que ensayan motetes, que cocinan torrijas, que afinan instrumentos, que cierran el sumario de una revista cofrade o, como Paco Gómez, cuidan la voz para pregonar en el Liceo por fin. Piedras vivas a las que no nos falta pasión de la buena, elevada hacia la Pasión, ni pasiones más bajas contra las que luchar… y vencer, por supuesto. Un apasionamiento público y un combate íntimo que toman por escenario la piedra de Salamanca. Pero no sólo la dorada, porque en las paredes de cada habitación donde hay colgado un cartel semanasantero, en los patios de luces donde hay tendido un hábito o en esas calles de barrio por donde pasa una procesión, también es fiesta.

A cada piedra viva apasionada sus pies le arrastran hasta su rincón, y los míos me llevan, sin torcerse de la ruta, a la que, en expresión de Emilia Pardo Bazán, recogida en el último número de Pasión en Salamanca por Julita Corral, es “el tocador de la Reina del Cielo”. La Vera Cruz, particularmente hermosa durante los nueve días en que se meditan con especial dedicación las siete espadas de esa Reina. La plegaria de cada tarde a las ocho, desde el jueves pasado y hasta el próximo viernes, desembocará, D.m., en la apertura de su puerta este 8 de abril de 2022 para que salga La Dolorosa. La misma puerta que se cerró tras la entrada del Resucitado el 21 de abril de 2019. Las mismas piedras que llevan más de cinco siglos contemplando el drama. La misma Pasión que ocurrió en Jerusalén, transformó la historia del mundo y es propuesta de conversión para cada persona. Las mismas piedras vivas, pobres y torpes, que nos sentimos enviadas a salir a las calles con nuestra cofradía, acompañando o portando las imágenes sagradas, recordando a los que un día salieron junto a nosotros, agradecidos a los que nos enseñaron esta pasión y esperanzados en poder transmitirla a los que nos sucedan.

La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.

Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.

La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.

En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.