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La exposición “Inspirados por la MusSa” finaliza con un video rodado en 1989 sobre la música creada en Salamanca
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Biblioteca Municipal Torrente Ballester

La exposición “Inspirados por la MusSa” finaliza con un video rodado en 1989 sobre la música creada en Salamanca

Actualizado 27/03/2022 19:30
Charo Alonso

Un documento excepcional para entender la época más fructífera de la música creada en Salamanca

A lo largo del mes de marzo, la Exposición “Inspirados por la MusSa” y sus mesas redondas ha convertido la Biblioteca Municipal Torrente Ballester en un espacio en el que el espectador pudo asombrarse del rico y variado panorama musical de Salamanca desde los años 60. Fotografías, discos, recortes periodísticos, vídeos, carteles… el recorrido ha sorprendido a los espectadores y nos ha devuelto los rostros de los pioneros de la música, una música creada en Salamanca que no ha dejado de sonar a lo largo de los años y que en la actualidad, sigue buscando su público, el apoyo de las instituciones que programan conciertos, el espacio de los locales y sobre todo, el reconocimiento.

Y quizás no tan sorprendentemente, esas mismas reivindicaciones las hacían un grupo de músicos salmantinos hace treinta años frente a los precarios medios de entonces de un puñado de estudiantes de Bellas Artes que, en la asignatura de Audiovisuales, se fijaron en el Concurso de Rock organizado por la Facultad de Psicología para hacer un programa sobre la música salmantina entrevistando a algunos de sus protagonistas. Un reportaje cuyo visionado y coloquio posterior, cierra las jornadas y la exposición dedicadas a un trabajo artístico que no todo el mundo conoce ¿De verdad se ha hecho tanta y tan diversa música desde hace tanto tiempo en Salamanca?

Con el guion y la producción de Miguel Ángel Egido, la realización de Carmen Borrego y el trabajo de Concha Redondo, los tres presentes en el visionado, este reportaje también contó con la participación de Ana Díaz, Maite del Bosque, Cristina Camatalá y Pedro Martínez, quienes rodaron a los músicos a lo largo de sus actuaciones y entrevistaron a Kike Sota, partícipe del grupo Jaque Mate, Pepe Lomo, alma de Baden Bah y a Raimundo M. Luengo de UA, probablemente el músico que más sepa no solo de la “movida” salmantina” sino de la madrileña, así como a Fernando Sánchez Gómez, promotor de estas jornadas, músico y director de la publicación “El MES” (Música en Salamanca) que se dedicaba únicamente a estos menesteres.

Es precisamente Fernando Sánchez quien inicia el acto animando a subirse a la máquina del tiempo que supone “Salamanca rock”, un video que solo se vio en la Facultad de Bellas Artes y que nos devuelve los rostros jóvenes y llenos de fuerza de los músicos de la llamada “movida salmantina” y las palabras que nos suenan extrañamente cercanas: falta de apoyos institucionales, espacios para tocar, oportunidades escasas en una ciudad pequeña… y sobre todo, la idea de que la industria musical es una fábrica de ganar dinero a la que no importa el talento. Y es en el coloquio posterior, donde de nuevo se reitera la necesidad de apoyar a la cultura, más aún tras los dos años de parón pandémico que recuerda Kike Sota, miembro de Jaque Mate.

Ejercicio de sana nostalgia, Miguel Ángel Egido recuerda los pocos medios de la época y la pericia con la que trabajaron en la grabación y el montaje. Concha Redondo recordó “con mucha ternura” lo caótico de los locales de ensayo de Lasalle y la fuerza que tenían aquellos músicos deslumbrados por la movida madrileña anterior, un tiempo, que en palabras del “arqueólogo músical”, el periodista experto en música salmantina Víctor G. Villarroel, autor de un libro imprescindible, buscaba la libertad y remaba en la misma dirección, músicos, políticos, medios como El País o Radio 3… una evocación a la que contesta Kike Sota observando que nunca hemos tenido tantos medios para estar conectados y nunca hemos estado tan solos.

Unos años ochenta de fuerza, libertad, un momento especial en el que todo valía “Hasta meter palabrotas en las canciones” observa M.A. Egido, que se aprovechó muy bien y que choca ahora con las constantes trabas burocráticas que recuerda la fotógrafa Flora Salamanca, o la proliferación de conciertos “tributo” en vez de música original como afirma Rai Anciola. El público no puede pedir algo que no conoce, y la música nueva, pese al gran y variado talento que hay y que los sábados se muestra en el programa de Radio Oeste “A Nuestro Ritmo” dedicado íntegramente a la música creada en Salamanca, no es demandada y su programación por parte de las instituciones no es suficiente. Música que debe sonar, que lleva sonando mucho tiempo y que evocamos con la sonrisa que nos provoca vernos más jóvenes y la paradoja de que los medios han mejorado y se han generalizado y sin embargo, qué estimulantes son estos rostros nuevos que hablan directamente a la cámara, el cable perdido en el maremágnum de un concierto donde el sonido no es el mejor pero el entusiasmo sigue transmitiéndose y la voz de Rai continúa siendo absolutamente embriagadora.

Despedir una exposición es una tarea agridulce. Lo es porque pese al éxito de público, siempre se piensa en todo lo que falta, en el cuidado con el que se hizo el ejercicio museístico en el que participó tanta gente y en el que los trabajadores de la biblioteca se volcaron bajo la coordinación de Isabel Sánchez. Recorrer las paredes, los expositores, posar con los artífices de una muestra que quiere seguir creciendo y acercando al público el trabajo de los artistas que ya en 1959 empezaron a hacer música moderna en una Salamanca quieta. Larga vida al rock and roll y más a una muestra que es nuestra, y que suena, tan fuerte, tan joven, como la música que nos alienta.