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"Trabajo día y noche pero cada vez es más difícil, no solo para tratar de mantener a mi familia, sino para ayudar a la gente que me puede necesitar"
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CANDI FAMILIAR, TAXISTA EN PEÑARANDA Y COMARCA

"Trabajo día y noche pero cada vez es más difícil, no solo para tratar de mantener a mi familia, sino para ayudar a la gente que me puede necesitar"

Actualizado 25/03/2022 23:54
Redacción

Este profesional trabaja a diaría con su taxi en Peñaranda y comarca, analizando una compleja realidad que hoy se hace más dificil tras la subida de costes y la realidad que vive la población

La realidad del taxi es la que también se asoma a las carreteras y municipios de manera diaria, siempre en constante movimiento, tratando de buscarse la vida y ofrecer un servicio cuidado al cliente, viendo ahora como no queda más remedio que empezar a modificar tarifas, aun a sabiendas de las dificultades económicas que pueden atravesar sus clientes más continuos.

Y para muestra un botón, como es el de Cándido Familiar Briones, quien desde hace casi nueve años se encuentra al volante de su vehículo, realizando multitud de trayectos como uno de los taxistas más conocidos en Peñaranda y toda la comarca.

Para Candi, como le conoce todo el mundo, la vida en la actualidad poco tiene que ver con la que se encontraba en sus inicios, cambio marcado por el encarecimiento de los precios y la inestabilidad que se vive su sector cada vez que arranca el vehículo. “Hoy vemos como nos ha subido al doble el precio el combustible como poco…recuerdo que cuando empecé echaba gasoil al coche por 0.90 céntimos. Ahora está a más de 1,80 euros…pero no solo es eso, ya que las ruedas se han encarecido muchísimo por la escasez de recursos que hay, al igual que han subido aceites o filtros. Todas estas subidas no se han generado por la guerra, ya que vienen de atrás, pero lo que más nos ha hecho daño sin duda es el carburante, algo que creo que si ha sido por lo que está pasando en Ucrania” asegura.

Una nueva realidad que le ha llevado a tener que tomar medidas, a pesar de conocer la delicada situación que atraviesa la clientela mayoritaria con la que se mueve. “Me he visto obligado a subir el precio, y al hacerlo veo como la gente tira para atrás…cogen el taxi solo por necesidades o urgencias…los caprichos como fiestas o desplazamientos sin más para el disfrute han caído muchísimo” y añade que “subiendo el precio me queda la sensación de que quiero sangrar al cliente, cuando solo estoy tratando para tratar de sujetar la situación, reduciendo los beneficios a diario” y recuerda cómo “desde que empecé y hasta hoy estoy, las ganancias para vivir son mínimo un cuarto menos del sueldo que tenía antes para poder mantener a la familia y vivir. La gente se está buscando las vueltas, con autobuses o familiares para poder sacar adelante los desplazamientos que antes hacían sin problema con nosotros”.

Un nuevo escenario, que este viernes se ha topado con el acuerdo de las grandes plataformas del transporte con el Gobierno de España y la incomprensión de quienes han organizado y desarrollado la huelga. Un complejo escenario sobre el que Candi afirma que “el acuerdo de ahora es ayuda, claro está, pero es muy temporal…después de esto ¿qué va a pasar? Las pensiones de la gente mayor apenas suben y los sueldos son los que son…evidentemente está por delante poder comer antes que moverse en taxi, claro está”.

Una situación, que también tiene su análisis desde los profesionales, ya que tal y como detalla Candi, “el combustible tiene muchos impuestos y eso es un problema. Nosotros como profesionales lo estamos sufriendo, claro está, pero nadie piensa en quien tiene que desplazarse todos los días a trabajar a otro lugar…pierden parte del sueldo en llenar el depósito y esto también es fuerte”.

Este nuevo escenario plantea también una nueva realidad para el futuro del taxi, especialmente en el medio rural. “Nuestra vida en los pueblos es complicada. Hay mucha gente mayor, van muriendo muchos, y los mayores son quienes hacen que tiremos para adelante…las fiestas de los pueblos no sabemos cómo se van a mover tras la pandemia, pero hoy veo poco color en la gente, siempre preguntando tarifa y a veces sin poder hacer el desplazamiento por no tener como” asegura el profesional.

Una vida que se define en pocas palabras hoy: “Estoy día y noche trabajando, y cada vez es más difícil. Sé que hay que aguantar el tirón, ya no solo por dar de comer a la familia, sino por hacer el favor a la gente…son 24 horas, 7 días a la semana y 365 días al año activo. Es muy esclavo, no tenemos como parar sino es contratando a otra persona, y encima vemos como suben los costes de todo. Es complicado pero seguiré con fuerza y ganas hasta donde pueda”.