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Refugiados y héroes del silencio
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Refugiados y héroes del silencio

Actualizado 26/03/2022 09:16
Francisco Aguadero

El éxodo de ucranianos supera los 3,5 millones de personas y la Unión Europea (UE) calcula que el número de refugiados podría llegar a superar los 6,5 millones, tras la invasión rusa de Ucrania y los sucesivos bombardeos destructores de vidas humanas, servicios y bienes inmuebles. El pueblo ucraniano no se rinde, resiste el asedio y la superioridad aplastante de Rusia, pero la situación es cada vez más insostenible, dramática y angustiosa, por el rápido deterioro. Quienes venimos siguiendo de cerca las crisis de refugiados, en pocas ocasiones hemos visto un éxodo de personas tan sumamente rápido como este.

Las necesidades humanitarias se multiplican y, en este contexto, la colaboración y solidaridad se hacen imprescindibles para salvar vidas. El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) proporciona asistencia humanitaria sobre el terreno, trabaja con las autoridades, las comunidades de desplazados, países vecinos y más lejanos, en la recepción y apoyo a los refugiados. Nos hacemos aquí eco de su mensaje en el sentido de que, en los peores momentos, tu ayuda es vital.

Las ganas de ayudar y la loable iniciativa solidaria de tomar el coche particular e irse a Ucrania, cada uno por su cuenta, a llevar ayuda humanitaria y a traer refugiados ucranianos, no siempre da los frutos deseados. De una parte, parece que se ha convertido en una especie de moda, aparentemente sencilla de llevar a la práctica, cuando realmente es complicado. Y, de otra parte, proliferan los grupos de acción solidaria, plataformas e iniciativas, surgidos de forma espontánea por la solidaridad con Ucrania que, después de embarcar en la aventura a ciudadanos colaboracionistas, les dejan tirados en medio de la operación, bien porque aquella organización espontánea se ha deshecho o porque no pueden darle la cobertura necesaria para llevar a cabo y culminar la misión.

Es una aventura con todos los ingredientes: muchas horas seguidas de viaje, tres días de ida, uno de estancia en Polonia para entregar la mercancía humanitaria y recoger a refugiados, tres días de vuelta y más de 6.000 kilómetros hechos; cansancio, incertidumbre, angustia, miedo, tristeza o hambre, amén del coste para el propio bolsillo, es el precio que hay que pagar por ese espíritu solidario y un tanto aventurero, puesto en práctica con la buena voluntad y la mejor intención del mundo.

El asunto toma tintes de confusión entre aquellos héroes silenciosos que se embarcan en la aventura desde el anonimato, altruistamente, poniendo los intereses de los ucranianos por delante, frente a quienes quieren hacer públicas sus propias actuaciones morales, actuando de acuerdo con ellas más que con los intereses de los refugiados ucranianos, a estos les importa más su autocomplaciencia, su ego, el estar en medio de la campaña propagandística. En cualquier caso, bienvenida sea la acción solidaria, si sirve para la acogida de refugiados, sin que se desvirtúe la razón de ser.

El camino del refugiado se inicia con la salida de su país, pero el viaje hasta el país acogedor no es más que un primer paso, aunque sea tan importante como para salvarle la vida. Su integración en un nuevo territorio y sociedad requiere de una programación y una ubicación donde sea posible la subsistencia. De esto sabe mucho y se cuida la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR). El seno del éxodo está lleno de dramas, tristes y lamentables historias, mientras que en la acción solidaria que le rodea se dan bonitas escenas, protagonizadas por héroes del silencio, anónimos, personas que han sacrificado su tiempo, sus vacaciones, su seguridad y su economía, por ayudar a quienes lo necesitan en un momento puntual de su vida.

La Unión Europea ha respondido con la aprobación de una Directiva de Protección Temporal de la UE de refugiados ucranianos ilimitada, con un programa de protección temporal de acogida e integración por parte de los países miembros, que, entre otras cosas, comprende el documentarlos, proporcionarles subsidios y permisos de trabajo. Estamos ante el mayor flujo de refugiados en Europa desde la II Guerra Mundial, generado por la invasión rusa de Ucrania y la situación requiere de una acción solidaria conjunta.

En el caso de España, la recepción de refugiados ucranianos se ha dotado con 21.000 camas de acogida y la apertura de cuatro centros de recepción y derivación en Madrid, Barcelona, Málaga y Alicante, si bien, las 112.000 personas que forman la comunidad ucraniana, están absorbiendo la mayor parte de los refugiados que están llegando. La primera acogida está delegada en tres organizaciones sin ánimo de lucro: el ya citado CEAR, Cruz Roja y ACCEM. Por un procedimiento exclusivo, en 24 horas se le facilita la oportuna documentación para su estancia en el país y el uso de los servicios públicos de salud y educación.

El solicitar y conceder asilo a las personas perseguidas por cuestiones políticas, o que huyen de conflictos y de la guerra, es un derecho humano fundamental e internacional, que debe ser preservado, especialmente en momentos de emergencia, como es el caso de Ucrania. La Unión Europea está basada en el Estado de Derecho y este debe prevalecer, también para los refugiados, de acuerdo con el espíritu de la Convención de 1951 sobre el Estatuto de los Refugiados y del Pacto Mundial sobre los Refugiados.

Según ACNUR, la cifra de desplazados y refugiados en el 2021 superó los 84 millones en todo el mundo. Casi 51 millones correspondientes a desplazados internos, en su propio país y 21 millones de refugiados en otros países, procedentes del continente africano, principalmente. La escalada de la violencia, la inseguridad y los efectos del cambio climático se encuentran entre las principales causas de emigración forzosa que convierte a las personas en refugiados. La ética de la responsabilidad humana se hace realidad en esos héroes del silencio en relación con los refugiados.

Escuchemos a Paco Damas y Mónica Molina en "Canción para los refugiados"

https://www.youtube.com/watch?v=WzesPjHOs5k

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© Francisco Aguadero Fernández, 24 de marzo de 2022

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