Esta iniciativa del consistorio de Candelario pretende poner en valor este espacio y a la vez fomentar la lectura en el municipio.
El avance de la tecnología, los teléfonos móviles a precios asequibles y las nuevas formas de comunicación fueron poco a poco dejando en el olvido las cabinas telefónicas. Esos pequeños cubículos, que sirvieron de inspiración para una de las mejores películas del cine patrio allá en los 70 y que otrora fueron lugar de encuentro. Las largas colas esperando a que quien estaba dentro terminara su llamada para poder charlar con la familia o un amigo, fueron desapareciendo de nuestros paisajes urbanos tras la irrupción primero del teléfono fijo y posteriormente con la llegada de los terminales móviles. Poco a poco, las cabinas vieron como el óxido y el abandono las abrazaban, antes de ser retiradas en muchas de las localidades de la provincia.
En Candelario, el consistorio local ha planteado una formula para dotar de vida a las cabinas de la villa corita y que formen parte del conjunto urbano,volviendo a recibir las miradas de vecinos y turistas. De esta manera, ahora son librerías que albergan en su interior cientos de ejemplares que se podrán coger libremente y de esta manera fomentar la lectura y el intercambio de volúmenes.
Desde este pasado 15 de marzo, quienes quieran leer un libro en Candelario, además de los que hay en la biblioteca municipal, pueden cogerlo en las cabinas y llevárselo a casa. Eso sí, hay que seguir unas normas muy sencillas:
El primer paso es elegir el libro que más nos guste o aquel que, a través de su magia, nos ha hecho reparar en su presencia. Después hay que llevarlo a casa y leerlo. Por último, devolverlo en cualquier «Punto libre» o cambiarlo por otro libro, para que el ejemplar que dejemos tenga un nuevo “dueño” al que contar la historia que se encierra en su interior.