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Se consumó el desastre
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Desde la Code. Profesor de Derecho Penal de la Usal

Se consumó el desastre

Actualizado 12/03/2022 09:19
Julio Fernández

El 12 de febrero, sábado, jornada de reflexión para las elecciones autonómicas de las Cortes de Castilla y León recibí a través de un grupo de whats app un video en el que aparecían 5 muñecos (2 azules, 2 verdes y 1 rojo) que se pusieron de acuerdo para ir a cenar y decidieron que elegirían el menú por mayoría de votos, pero como no se ponían de acuerdo, los muñecos azules (PP) y los verdes (Vox) consensuaron no ir a votar porque estaban cansados de tener que decidir las cosas por los demás, por lo que el muñeco rojo (PSOE) eligió cenar mierda frita, que los demás tuvieron que aceptar porque no votaron, se abstuvieron y aceptaron cenar lo que dijera la mayoría. La moraleja final decía lo siguiente: “si no quieres comer mierda frita durante los próximos cuatro años, igual deberías ir a votar”. Mensaje paradójico y diabólico, puesto que después de 35 años en los que la derecha más rancia ha despoblado nuestros pequeños municipios y también los medianos y grandes, ha cerrado cientos de escuelas y centros de salud locales (ahora, los servicios sanitarios que prestan a los viejitos en los pueblos son mayoritariamente por teléfono y no presencialmente), ha distribuido los fondos públicos de forma clientelar y caciquil, ha participado presuntamente en innumerables casos de corrupción política y económica; después de lustros matándonos de hambre, ahora advierten que si hubiera llegado la izquierda al poder comeríamos “mierda frita durante cuatro años”. ¡Incalificable!

Como ya se sugería en ese video realizado por un medio de comunicación de la ultra derecha (uno de los que financian sistemáticamente los ejecutivos madrileños desde Aguirre, que intoxica día a día para darle la vuelta como a un calcetín a la historia de España de los últimos cien años y que considera a Franco el salvador de la patria y no un golpista que terminó por la fuerza de las armas con el régimen democrático en España que consagró los ideales de libertad, igualdad y fraternidad al estilo de los países más democráticos y avanzados del mundo en aquél momento –por cierto, con las mismas técnicas belicistas y genocidas con las que actualmente Putin, señor de la guerra y amigo de la extrema derecha europea, también de Abascal y de los que han pactado un gobierno en Castilla y León-), el pacto entre PP y Vox en Castilla y León se había pergeñado mucho antes de la jornada electoral del 13 de febrero, ya estaba en la agenda de Mañueco porque, en realidad, el presidente de la Junta ha permanecido siempre más cerca de los ideólogos de Abascal y Ayuso que de los de la “derechita cobarde” que tiene miedo en hacerse fotos como la de “Colón”, de febrero de 2019. Además, Mañueco está impregnado de un especial halo de corrupción, puesto que hay abiertas unas diligencias judiciales en marcha sobre un presunto caso de financiación ilegal del PP en estas tierras. Por otro lado, parafraseando al gran Delibes, en el PP de Salamanca parece que la “sombra del ciprés es alargada”, puesto que ya en 2004 y en un acto electoral para las generales que ganó Zapatero, un relevante miembro del PP perdió un sobre que contenía una jugosa cantidad de dinero en metálico en un bar en el que se reunía con cargos públicos de PP, algo que quedó en el más indigno olvido y que nunca se investigó.

Este PP, al igual que el mensaje que transmite Delibes con su novela, lo único que ha generado es un pesimismo colectivo, una depresión generalizada en las mentes de los ciudadanos, que, en su mayoría, han tenido que emigrar porque en estas nobles tierras no hay trabajo, no hay futuro, no hay ilusión, no hay esperanza. La única ilusión que profesan algunos de sus gobernantes es mantenerse en el poder, porque su único medio de vida y profesión es la política; si salen de la misma, ¿creen ustedes, queridos lectores, que estarían en condiciones para prepararse oposiciones a notarías, judicaturas, de funcionarios públicos de cualquiera de las administraciones, de maestros, médicos, ingenieros o arquitectos?. Ejercer el poder político en estas condiciones es muy peligroso, porque son más vulnerables ante el chantaje de sus jefes: “o tienes ese criterio y haces lo que se te pide o ya sabes lo que te espera, renunciar e irte”; no tienen libertad de decisión conforme al interés general, sino al particular de las exigencias de su formación política, al interés partidista.

El ya denominado “pacto de la vergüenza” entre PP y Vox en Castilla y León ha provocado que el líder del PP en esta región, Mañueco, haya retorcido los argumentos, los haya cambiado en tan solo unos días. Después de las elecciones manifestó que quién pensara que el PP iba a cambiar el discurso de igualdad entre hombres y mujeres y de lucha contra la violencia machista, contra la violencia de género, estaba equivocado y ahora, después del pacto, no se atreve, ni por asomo, a pronunciar las palabras “violencia de género o violencia machista”, sino que será todo violencia “intrafamiliar”, incluso respondiendo a los periodistas que le preguntaron después de la comparecencia ofrecida por el pacto, dijo algo así como “de esa violencia de la que usted me habla…”. Desde luego, trabajar por el interés general no es que lo hagan mucho en este PP; ahora, eso sí, el “si bwana” lo cumplen sin rechistar; en este caso, no solo a sus jefes políticos del PP, sino también a los de la formación ultraderechista de Abascal. Mañueco ya obedeció fielmente a Casado cuando éste le ordenó adelantar la convocatoria de elecciones y cuyo resultado fue un auténtico “fiasco” y por lo que se ha producido la grave crisis en el PP y el enfrentamiento entre las “bandas” de esta formación; ahora le tocará obedecer a Feijóo, quién, por cierto, en su primeras declaraciones públicas después de que lo hayan “designado” candidato los “autores intelectuales u hombres de atrás” que manejan el PP -porque, vamos, lo de los 55.000 avales registrados por Feijóo para su candidatura a presidente de la formación, es una “minoría muy minoritaria”, de los casi 900.000 militantes de los que presume tener el PP- ha dicho que la culpa del pacto PP-Vox la tiene el PSOE. ¡Qué poca vergüenza y qué forma de echar balones fuera!. Este pacto tampoco lo ha visto bien el presidente del grupo popular europeo Donald Tusk, quién ha dicho que es una muy “triste noticia” y que no se tenía que haber producido.

No obstante, no nos comencemos a extrañar, porque ya sabemos que Feijóo nunca dirá las cosas nítidas, claras y transparentes, nunca dirá la verdad a la cara, como buen discípulo que es de la doctrina M. Rajoy. Aún tiene pendientes las explicaciones de su “auténtica” relación de amistad con aquél ilustre narcotraficante, Marcial Dorado, condenado a largas penas de prisión por su actividad delictiva. Y, digo yo, que no es lo mismo tener amistad con un “robagallinas” que tiene que delinquir para sobrevivir porque es y ha sido su forma de vida y su trágico destino, que tenerla con alguien cuya actividad delictiva le ha proporcionado una fortuna oculta incalculable. Indudablemente, el “robagallinas” va a tener muy pocos recursos económicos que ofrecerte, como amigo; en cambio el narco podrá disponer de algún “dinerillo” más para prestarte en caso de necesidad. La amistad de Feijóo con Dorado no lo fue entre dos ciudadanos anónimos, sino que lo ha sido entre un cargo público y un capo del contrabando y la droga. Ya lo dice el refrán: “líbrame de las aguas mansas, que de las malas me libro yo”.

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