Es llamativa la velocidad con la que gestiona el Gobierno Español los fondos europeos para paliar las secuelas de la aun no finalizada pandemia. Es de alegrarse, esperando de las entidades beneficiarias, como el Ayuntamiento de Salamanca, esa misma celeridad para no poner en riesgo ni uno solo de los 6.509.869,19 euros llovidos del cielo. Es buena idea crear Zonas de Bajas Emisiones (ZBE) en municipios mayores de 50.000 habitantes, y estos deberían estar a la altura, aunque quizás le falte flexibilidad a esa figura para ciudades del tamaño de la nuestra. Pero no olvidemos la urgente necesidad de corregir las graves consecuencias del Cambio Climático y la Contaminación, el tiempo se acaba.
La pega está en que la propuesta salmantina es una apresurada e incompleta aceleración del cansino ritmo del Plan de Movilidad vigente, siendo optimistas. No se conoce públicamente la redacción del proyecto, solo la nota municipal, según la cual “el Ayuntamiento convierte una obligación legislativa nacional en una oportunidad para hacer de Salamanca una ciudad más saludable, con una mayor calidad de vida, más atractiva para el turismo y con nuevas oportunidades para el desarrollo de la economía local.” Magnífico.
A falta de conocer la literalidad del documento ZBE, el Plan de Movilidad peatonaliza el centro de la ciudad. Excepto la zona naranja de la derecha donde tendrían prioridad.
Sin embargo, al peatonalizar no alcanza todo lo previsto en el Plan de Movilidad. Que ya deberíamos estar actualizando, son documentos diseñados para unos diez años y en este todavía dejan cosas por hacer. La lista de calles es larga, muchas ya deberían ser peatonales, pero no están todas las del Plan. Hasta se aprovecha para incluir obras en marcha.
Propuesta de vías ciclistas de la ZBE. La línea negra es la segunda ronda, donde no se especifica nada al respecto de lo ya existente.
Algo similar ocurre con las vías ciclistas, apenas hay novedades ni se finaliza el Plan de Movilidad. Incluso se actúa en contra del espíritu de la Zona de Bajas Emisiones ocupando espacio peatonal para nuevos carriles bici. Hemos insistido muchas veces que el objetivo de la movilidad sostenible no es convertir peatones en ciclistas, sino quitar usuarios al coche facilitando otras alternativas. Reducir su espacio en las calzadas ayuda mucho, en las aceras solo genera peligrosos e innecesarios conflictos nuevos. La afirmación “permitirá la construcción de nuevos tramos de carril hacia el centro de la ciudad para facilitar la movilidad sostenible”, tal y como se plantea será más cosmética que realidad.
Todas las líneas son vías ciclistas propuestas por el Plan de Movilidad. Véase que algunos trazados no se están respetando en la realidad.
Se subraya digitalizar el transporte urbano con su correspondiente inversión, cuando la tecnología es un instrumento auxiliar interesante pero difícilmente determinante con bajos niveles de tráfico, aparentemente el objetivo. Incluso se utiliza en la nota el argumento de “Mayor fluidez en la circulación de vehículos”, lo cual vuelve a denotar la incomprensión municipal del concepto movilidad sostenible. Pero nada de crear carriles bus, repensar la Gran Vía o reformar en serio el transporte metropolitano. Precisamente lo que conseguiría mayor fluidez y una movilidad salmantina más sana y sostenible. De todas formas, bienvenida la Zona de Bajas Emisiones.
En la ZBE sólo la parte central se peatonaliza totalmente, en el resto de la zona sombreada se limita el acceso a los vehículos más contaminantes.
“un Plan de Movilidad urbana sostenible, PMUS, es un conjunto de actuaciones que tienen como objetivo la implantación de formas de desplazamiento más sostenibles (caminar, bicicleta y transporte público) dentro de una ciudad…” “…garantizando, de esta forma, una mejor calidad de vida para los ciudadanos”, página 4 del documento final del Plan de Movilidad.
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