Recordamos que el 30 de enero fue el “Día Internacional sobre la Paz” Por desgracia poco caso se ha hecho.
A lo largo del finiquitado siglo XX, se han vivido dos terribles guerras mundiales y la guerra fría. El conflicto armado se fue desplazando a terceros países, apoyados -por los mas dispares intereses- por ambas potencias, convirtiendo todo el planeta en un campo de batalla y provocando crisis humanitarias en puntos hasta entonces periféricos. África, Centroamérica, Asia Suroccidental y Oriente Medio, escenarios de guerras que siguen teniendo terribles consecuencias.
Hoy volvemos a la incertidumbre de las dos GRANDES GUERRAS… ¿un satánico apretará el “botón nuclear”?. Sus ansias de delirio le llevan a desear ser “EN ZAR EL SIGO XXI borrando del mapa aquello que estorba a sus pretensiones. El trasfondo de esta crisis es la negativa rusa a aceptar el acercamiento de la OTAN y de la Unión Europea a la antigua república soviética, a la que Moscú considera parte de su identidad y de su espacio de influencia, y cuyo control juzga vital para su seguridad. Putin cree que ambos países conforman “un solo pueblo”.
Les dejo amigos lectores con la reflexión sobre la importancia de soñar en positivo:
Cuentan que en el llamado “Valle blanco de los sueños” hace mucho, mucho tiempo, hubo una gran disputa. Eran períodos belicosos, “El valle blanco de los sueños” cambio de nombre y se puso “Valle del miedo”.
En este perdido su origen en los siglos; vivían dos tribus. En la parte oriental, cerca del lago se asentaba la tribu de los hombres y mujeres azules y en el otro lado del valle, justo al lado del bosque blanco, residía la tribu de los hombres y mujeres rojos.
En los comienzos ambas tribus vivían, sin molestarse, es cierto que no se relacionaban. Siempre había sido así y sin saber porque los hombres y mujeres azules desconfiaban de los rojos, creían que era malvados y los hombres y mujeres rojos no confiaban en los azules, creían que eran gentes maliciosas, astutas y ladinas. No obstante se respetaban y guardaban las normas que sus ancestros habían establecido.
Esto ocurrió un día de invierno, con nevada de metro y medio, vientos gélidos. El cielo de nieve se confabuló con un silencio extraño e inquietante. En un manto albino, denso y helador, el cielo desapareció entre nubes, cuando el jefe de la tribu de los hombres y mujeres azules, decidió:
—”El lago está en nuestro territorio, quienes de la otra tribu necesiten agua deben hacer un pago”.
La respuesta no se hizo esperar desde la otra etnia:
“Hombres y mujeres rojos -decidió como Jefe- el bosque está en nuestro territorio, cuando alguna personas de la otra cabila, necesite madera, debe pagar un canon.
De este modo comenzó la disputa: pasaron varios meses durante los cuales, ambos jefes aumentaron la cantidad de impuestos por el agua y la madera. Con estos excesivos pagos los habitantes de ambas tribus fueron empobreciéndose. Cada vez eran más pobres y aunque había mucha cantidad de agua y de madera, estos bienes de primera necesidad eran escasos en los hogares. No así en los grandes palacios. El odio fue creciendo.
Hombres y mujeres azules no tenían madera para calentarse y hombres y mujeres rojos no disponían de agua. En esta situación comenzaron los robos por una parte de agua y por la otra de madera. La situación se hizo más tensa cada día que pasaba… y una mañana estallo el conflicto. Personas de ambas tribus se agruparon para luchar contra los malvados y malignos de la tribu contraria, a fin de obtener el poder absoluto de todos los recursos del valle.
Era una batalla sin sentido, agua y madera sobraban para calentar y saciar a las gentes. Las luchas duraron varios años, el bosque se moría y el agua se volvía turbia. Hubo cientos de muertos por ambos bandos, mutilados y muchos heridos.
Por suerte niños y niñas de ambas etnias fueron enviados a otros lugares donde fueron acogidos con ternura y procurando que nada les faltara, hasta que volvieran a su juicio los belicosos. Fue así como en un lugar lejano, el hijo de la jefa de la tribu de los rojos, conoció a la hija del jefe de la tribu de los azules. Los dos niños se hicieron muy amigos. Estaban felices, no entendían de hombres y mujeres rojos y azules, ni comprendían los conflictos. Cuando crecieron y regresaron a su valle, éste estaba muy cambiado. Apenas había agua, ni madera. Las luchas continuaban y las personas eran cada vez más infelices. Y lo peor de todo… no podían ser amigos, sus padres les habían negado el derecho a relacionarse. Pero ellos que eran muy amigos se veían a escondidas.
En sus encuentros, lejos del valle, idearon un plan para cambiar la situación. Poco a poco cada uno de ellos fue trayendo a jóvenes de su tribu y todos juntos fueron planeando la reconstrucción del valle. Una tarde, cuando ya todas las personas mayores estaban agotadas, desnutridas, a punto de sucumbir, los jóvenes de ambas etnias se reunieron en el centro del valle, pidieron a todos los convocados que les escucharan y explicaron su plan: deseamos que el “valle blanco” vuelva disfrutar de las riquezas y buen hacer de antaño, para conseguir esto es necesario unir nuestros esfuerzos y fuerzas, lograr la paz y la vida en esta tierra antes fértil.
Los habitantes de mediana edad quedaron muy sorprendidos por el razonamiento. Los mas ancianos no estaban convencidos, por no contrariarles, decidieron seguir el plan. Pronto comprobaron que las personas de la otra tribu no eran malvadas, había faltado dialogo. Comprendieron que lo mejor para todos era colaborar y convivir en respetando cada pueblo sus tradiciones y leyes.
De este modo, poquito a poco y con mucho esfuerzo por ambas partes, reconstruyeron el valle. El gran lago volvió a tener agua y el bosque verdor. Desde entonces el valle blanco fue conocido como el “valle de los sueños”
Los cuatro jinetes del Apocalipsis planean, hoy ,sobre las cabezas del mundo. Cada jinete cabalga sobre un caballo diferente. El primero lo hace sobre uno blanco, símbolo la conquista, el segundo de color rojo, describe guerra y sangre, el tercero, negro, representa el hambre, y el cuarto es de color tan pálido y sobre sus ojos lleva el significado, muerte de inocentes.
Los conflictos solo traen pobreza, odio, infelicidad ruina y muerte. ¿Tomarán conciencia de la importancia de la búsqueda de soluciones constructivas? ¿Comprenderán la importancia de los valores como la solidaridad, el respeto, la colaboración y la convivencia?
Solo nos queda pedir que un psicópata con ínfulas de zar, deje de acariciar con su potente mano el botón rojo, y nos deje vivir en paz. Desaparecerá el luto y la incertidumbre. Desde SRTV en nombre de todos los que formamos esta familia, nuestro sentido pésame y solidaridad a quienes han perdido un ser amado. DEP los que dejaron la vida defendiendo su tierra.
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