, 22 de diciembre de 2024
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Tomás Rufo, en el camino de ser figura del toreo
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La crónica de Paco Cañamero

Tomás Rufo, en el camino de ser figura del toreo

Actualizado 28/02/2022 07:54
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Llenazo en el coso taurino, en tarde fresca y magnífico ambiente. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio a la memoria del joven asesinado la noche anterior

Al volver a pisar las calles de Ciudad Rodrigo después de dos años, uno no pudo menos que rememorar al genio de Carlos Gardel y tararear –para los adentros, claro- las letras de su más celebrado tango: Volver/ Con la frente marchita/ Las nieves del viento platearon mis sienes...

Era la magia y alegría que trae el Carnaval, aunque esta vez con una tristeza inhalada en el ambiente por el tremendo suceso ocurrido la madrugada anterior. Pero Ciudad Rodrigo, que es un pueblo con rumbo, se levantó para vivir un sábado de Carnaval donde no cabía un alma, para abrir de par las puertas de su generosidad a los miles y miles de forasteros que solamente querían volver a disfrutar de esas fiestas únicas. Del Carnaval del Toro.

Literalmente abarrotado el precioso maderamen de su pintoresco coso y con multitud de personas sin poder acceder, comenzó el primer festival, tan deseado y esperado que la gente lo vivió con la intensidad y la emoción de algo tan deseado que parecía nunca iba a llegar.

Y allí cuatro toreros intentaron dar lo mejor de sí para el público sintiera la grandeza del toreo, el pellizco del arte, la emoción del temple, la pasión de la entrega… con un cartel bien rematado, de personalidades variadas entre los componentes, pero todos con mucho que decir. Y esos decires taurinos ser admirados por el respetable (forma con la que se denominaba antes al público).

Llegó López Chaves a clavar la primera pica de su nueva temporada. Lo hizo con la elegancia innata que debe abanderar a un torero –por cierto lucía un precioso marsellés-, junto a ese poso que dan los años y al de Ledesma han aupado a ser un torero grande. Lo demostró frente a su garcigrande que no regaló nada, pues si el pitón derecho fue potable por el otro había poco que rascar; por eso basó su faena sobre la diestra con mucha firmeza y sin dudar ni un momento para rubricar un trasteo importante, con la seguridad de su oficio y dejando presente su grandeza.

El segundo mostró su gran clase desde que metió la cabeza, humillando, al percal de Manzanares, antes de arrancarse con alegría al caballo. Con la muleta, el de Alicante cuajó series con gusto en medio de una faena de calidad, hasta que sufrió una voltereta cuando más a gusto estaba toreando; a partir de ahí ya se vino abajo, sin ser capaz de recuperar el nivel anterior.

Tomás Rufo que llegó desde su Toledo por la vía de la sustitución acabó siendo el gran protagonista. Por cierto, a este torero, del que se ve de largo su personalidad, hay una cosa que debe corregir y es pedir los cambios de tercio con torería, no con la vulgaridad de gesticular con el dedo índice al palco. Eso le sobra y debe erradicarlo, pero sus virtudes son un tesoro. Su novillo salió distraído al principio, sin encelarse en el capote y de momento tampoco acabó de emplearse en la muleta; sin embargo, Rufo, le buscó las distancias, en esta caso las cercanías, para cuajar una elegante faena, muy en la escuela de Ojeda, con quietud y hieratismo., además de descubrir la enorme clase que tenía el garcigrande. Fue una faena auténtica, de verdadera pureza y la que deja entrever que este torero atesora todos los ingredientes para ser una figura inmediata y de los que merece la pena hacer kilómetros para seguirlo.

Y cerró la tarde Manuel Diosleguarde que fue todo entrega, muy por encima de su novillo para tratar de que no e le escapase el triunfo ante sus paisanos. Lo recibió de una larga cambiada de hinojos y en todo momento hizo gala de arrojo y decisión ante un novillo parados de fuerzas y que no humilló en las escasas veces que acudió al engaño. Alargó la faena y mató con el corazón por delante con una contundente estocada hasta los gavilanes. Cortó dos orejas que le supieron a gloria.

Con el recuerdo de un buen festival y la esencia ojedista de Rufo abandonamos las abarrotadas calles de Ciudad Rodrigo, donde infinidad de chavales viajaban detrás de su vaso de cubata, y de nuevo tarareando para los adentros la grandeza de Gardel: Volver/ Con la frente marchita/ Las nieves del viento platearon mis sienes...

FICHA DEL FESTEJO

Ganadería: Se lidiaron reses de Domingo Hernández, de agradable presencia y juego desigual. El segundo y tercero de calidad; el peor el cuarto –este con el hierro de Garcigrande- y también complicado el primero.

López Chaves: Estocada (oreja).

José María Manzanares: Media estocada (oreja).

Tomás Rufo: Estocada casi entera (dos orejas).

Manuel Diosleguarde: Estocada (dos orejas).

Llenazo en el coso taurino, en tarde fresca y magnífico ambiente. Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio a la memoria del joven asesinado la noche anterior.