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Sospecho que soy española
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Sospecho que soy española

Actualizado 21/02/2022 08:44
Concha Torres

En mi DNI y en mi pasaporte pone que soy española; nunca ha sido una cuestión existencial para mí y después de treinta y tres años de expatriación, sigue sin serlo. A mí me nacieron en España como a Leopoldo Alas le nacieron en Zamora; a él le quedó una construcción sintáctica memorable y yo no le he dado mayor importancia, salvo para hacer valer mis derechos como ciudadana de la Unión Europea en territorios lejanos y exóticos donde alguna vez me metí en algún embolado. En todos estos años nunca he pensado que ser española fuera ni un privilegio ni una carga, ni una suerte ni tampoco una maldición; ni siquiera una cualidad; era mi personal circunstancia recogida de forma administrativa en los documentos que me servían para andar por el mundo.

Hete aquí que vengo de pasar unos días en mi país (España) y en mi región castellanoleonesa, que cuando esto escribo acaba de votar. Las calles peatonales de mi ciudad han padecido una invasión de puestos electorales destinados a explicar el programa a los votantes. Yo, según una estúpida ley electoral promulgada en 2011 que me obliga a “rogar” el voto antes de ejercerlo (verbigracia, hacer un montón de trámites) soy española con menos derechos, puesto que los demás votan sin necesidad de “rogar”; así que como muestra de enojo, a las casetas ni me he acercado. Pero sí se arriman profusamente alegres jubilados en busca de material de propaganda o simplemente para que les den conversación en una mañana de invierno soleada y a bajo cero, y según se acercan a la plaza del Liceo, se encaminan al tenderete de VOX adornado con mil banderas rojigualdas diciendo “vamos a ver que nos dan estos, que por lo menos son españoles”. Pongan ustedes los signos de admiración que quieran a ese “por lo menos” …

Mi deformación profesional de tender la oreja a las conversaciones ajenas algún día me llevará a los infiernos, y desde aquel día me ha llevado a escribir esta columna y preguntarme si será que no soy española, visto que además no puedo votar como todo el mundo, sino “rogando” el voto. También hasta hace unas semanas, me veía obligada a rellenar una declaración de hacienda adicional a la que ya hago respetuosamente cada año, donde declaraba que era propietaria de un piso aquí donde vivo y titular de una cuenta bancaria; sin que hacienda pudiera cobrar nada por ello y procurándome varios dolores de cabeza de origen informático porque aunque la Agencia Tributaria no cobrara por dichos bienes, la multa por no declararlos era escandalosa; tanto, que el Tribunal de Justicia Europeo le ha dado una buena colleja a España obligando a nuestra amada patria a retirar semejante medida.

No me ha interesado nada el debate eurovisivo, a pesar de que me ha pillado de pleno en el lugar donde me nacieron; no sé quién es Rigoberta Bandini, y a día de hoy no he oído una sola de las canciones que se presentaban; tampoco me interesa en absoluto el asunto de la Infanta y Urdangarín, que me parece un divorcio común y corriente como los muchos que veo a mi alrededor; y no sé si mi desinterés por ambas cuestiones, me convertirá, todavía más que lo de rogar el voto, en una española caducada, o en española pero menos. Ya no hablemos del asunto de las banderas, que a mí me sirven para identificar donde está la embajada de mi país allá por donde piso, para distinguir los aviones de Iberia en los aeropuertos y para sacarla al balcón cuando España gana un partido en el Mundial; no creo ser más (ni menos) española por llevarla bordada en una camisa o en la mascarilla antivirus. Es más, tampoco creo que sean más españoles que yo los que la llevan permanentemente encima.

Menos mal que soy capaz de vender mi alma al diablo por un plato de buen jamón y, sobre todo, por una docena de churros crujientes acompañando el café mañanero. Si algún día tengo que examinarme de españolidad para que me renueven el pasaporte, quizás sean las cosas del comer las que me salven. Mientras llega ese momento, sospecho que soy española, a pesar de las dudas.

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