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La historia de Gorka Esparza, el abogado y político 'salmantino' que ha tocado todos los palos del deporte
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ENTREVISTA

La historia de Gorka Esparza, el abogado y político 'salmantino' que ha tocado todos los palos del deporte

Actualizado 22/02/2022 11:27
Carlos Cuervo

Ha sido jugador, árbitro, directivo, entrenador y delegado, por lo que es un tipo muy conocido en la ciudad

El abogado y político Gorka Esparza es un hombre más que conocido en toda Salamanca en diversos ámbitos, aunque haya nacido en Burgos, dado que lleva muchísimos años en la ciudad charra. Además, él cuenta con sus numerosas experiencias dentro del deporte que le han hecho vivir cosas muy positivas y también algunas negativas. Por ello, SALAMANCA AL DÍA se ha puesto en contacto con su persona para abordar diversos temas sobre sus anécdotas, la evolución del papel de la mujer en los últimos años, la actitud de los padres en las gradas o lo que se necesita mejorar a nivel local.

Como persona reconocida en el deporte local, ¿cómo ha sido tu experiencia en él desde ámbitos diversos como el arbitraje o un banquillo?

Muy positiva, porque para estar en el deporte de base tienes que tener afición y experiencias positivas, de lo contrario lo dejas. Como jugador disfruté mucho de aquel fútbol que ya no existe: campos de tierra, barro, grupos humanos formidables, entrenadores que al tiempo eran educadores. Como árbitro llegué mucho más lejos de lo que jamás hubiera soñado como jugador (por ejemplo, a participar en un Salamanca - Real Valladolid en el Helmántico) y a descubrir que el que mejor se lo pasa es el árbitro, porque interviene en todas las jugadas. Como entrenador de base he descubierto una pasión porque me lo paso muy bien en cada entrenamiento y en cada partido, aunque casi nunca ganemos. También he sido delegado, directivo que fue lo que menos me gustó, y quien sabe si acabaré como 'cortacésped'… el caso es disfrutar del fútbol.

¿Qué anécdotas o momentos llamativos por ser positivos o negativos te quedan de estos años?

Como terrible anécdota negativa puedo contar que como árbitro, en Madrid, me partieron literalmente la cara en un partido y fue una experiencia bastante traumática que ni siquiera compensó que con la indemnización me pagara el máster de práctica jurídica. Aquel día juré que si alguien agredía a un árbitro, tendría mis servicios como abogado desinteresadamente. Y lo he cumplido.

¿Qué es lo mejor y peor del fútbol salmantino viviéndolo desde dentro?

Lo mejor es que cada vez hay más niños y niñas que hacen deporte. Cuando yo era cadete los chicos jugábamos y chuleábamos y las chicas miraban sentadas desde la grada. Hoy ellas son tan protagonistas como los chicos y ya solo eso dice mucho en favor del cambio que ha habido en los últimos veinte años en este país. Lo peor, al margen de que hay instalaciones mejorables, para mí sigue siendo esa cultura de que en el fútbol está permitido ser maleducado. Va por padres, madres, aficionados, futbolistas o entrenadores. El fútbol, en negativo, tiene ese misterio semejante al volante: la gente se transforma y es algo que tenemos que cambiar porque yo no lo veo en otros deportes.

¿Qué es lo que hay que mejorar?

Hay que resolver varios debates, cuatro de ellos de forma urgente: si el futuro es que muchos niños jueguen al fútbol federado, o si la apuesta debería ser más la del deporte escolar para todos/as y el federado para una etapa más competitiva. En segundo lugar hay que meditar sobre el hecho de que cada vez haya más fichas federativas, y mejores campos, pero cada vez se vean menos niños jugando en la calle y en los parques. Eso es un drama social, y también dice poco bueno para el futuro del fútbol. En fútbol senior la federación tiene que reflexionar sobre el hecho de que en Salamanca el fútbol federado haya perdido tanto terreno frente al modelo más atractivo del fútbol 'modesto'. Y por último habría que dar un paso adelante para que en la base el fútbol mixto tuviera más repercusión, y a partir de infantiles (fútbol 11) ya hubiera ligas femeninas.

Ahora que el fútbol femenino está en pleno auge, ¿cómo ves su evolución y qué crees que es lo que falta para que vaya a más?

Que la evolución es positiva lo evidencia el hecho de que cada año jueguen más niñas, aumenten los equipos, e incluso el fútbol femenino de élite tenga algo de repercusión mediática y haya una mujer referente e idolatrada como Alexia. A nivel local la cosa va despacio porque la federación sigue cercenando la posibilidad de crear una competición regional infantil, y sobre todo, porque es inadmisible que cuando las niñas cumplen 15 años pasen a ser futbolistas senior y compartan vestuario y compitan con gente que tiene 30. Ni es razonable, ni dice nada en favor de quienes gestionan el fútbol. En lo que a mí respecta, mi obsesión es clara: que cuando llegan los 15 y 16 años, las chavalas no abandonen. Por eso en mi proyecto de equipo no sobra ninguna futbolista.

Otro de los temas más complejo de este mundillo es el de los padres en las categorías inferiores. Al haber estado en casi todos los puntos de vista, ¿cómo ves la actitud de ellos en un campo?

Los padres y madres son el reflejo de la sociedad que somos pero con el agravante de que culturalmente en el fútbol hay una desinhibición pasmosa para el insulto o la crítica burda. El año pasado era triste ver las gradas vacías, pero es un hecho incontestable que fue el año con mayor tranquilidad para gestionar entrenamientos y partidos, y el más placentero para los árbitros y para los y las futbolistas.

También al estar ligado a la política, ¿qué importancia crees que le dan tanto las instituciones como los políticos al mundo del deporte?

Depende de cómo enfoquemos el asunto. En principio la importancia es hasta desmesurada: subvenciones, prioridad absoluta para abordar la reforma o construcción de instalaciones deportivas frente a otras necesidades. A veces me enerva ver que los campos de fútbol se comen partidas presupuestarias mientras que otras necesidades culturales o sociosanitarias deben esperar. Y no hablemos de lo tentador que es utilizar el deporte para salir en la foto o la capacidad de chantaje que tiene el fútbol para con las instituciones. Ahora bien, todo lo anterior no es incompatible con exigir mayor implicación en aspectos complementarios: el fútbol (y no digamos otros deportes) subsisten fundamentalmente gracias al esfuerzo económico de las familias, y de los patrocinadores, y a que los entrenadores -cada mejor formados y titulados- aceptan participar de un modelo precario. Si hemos aceptado que por las tardes no hay colegio, y que gran protagonista de las extraescolares es del deporte, habrá que garantizar el acceso a ellas, habrá que colaborar con la formación de los monitores y entrenadores y habrá que buscar vías para que el trabajo que desarrollan sea remunerado dignamente. Digo yo…