Cada día nos llegan casos más extravagantes, con el fin de conseguir presencia en las redes sociales y en los medios de comunicación de masas.
En este caso, se trata de una pareja, yo no conocía sus nombres y no quiero publicitarlos, que ha conseguido la mayor presencia contando su relación amorosa.
¿Qué se les ha ocurrido a mentes tan inteligentes? Contar lo que han hecho o han inventado:
Enamorarse a primera vista, declararse el “amor de rodillas”, y casarse enseguida con un rito nuevo: “beberse sangre del otro o la otra”. No dicen la cantidad ni las propiedades de esta cálida bebida, cosa que podrían haber escandalizado más.
Hacerse un “collar con bolitas de sangre de su pareja”, que rodea su cuello. Una idea brillante que pude interesarle a algún joyero.
Encargar “una sortija que si intentan quitársela les hará un daño terrible, porque se clavaría”.
Hacerse “una foto, con una pistola sobre los genitales”.
Su filosofía aseguran que es muy profunda, porque “no hay amor sin sufrimiento”.
El problema no es que haya personas así, sino lo que significa que tengan tanto éxito en las redes ¡Qué está pasando!
Este es un caso esperpéntico, pero no dejo de sorprenderme, cuando busco algo en la tele y tropiezo con cosas como éstas:
Dos personas van a la tele para que veamos cómo se seducen.
Bastantes famosos van a programas donde cuentan su historia de relaciones sexuales o la de los demás. En algunos programas lo hacen porque en eso consiste la naturaleza de semejante espectáculo.
Antes nos hacían ocultar la sexualidad, ahora nos aplauden si la ponemos al sol y la aireamos. Dos extremos que se tocan.
¿Tendremos que pedir a la academia que suprima la palabra intimidad?
¿Lo hacen por una motivación económica? ¿Consiguen así darse a conocer, llamar la atención, escandalizar, pasar por progres, alardear de las conquistas, como hacía Don Juan?
Las palabras son nuestras mientras no salen de nuestra boca, dice un refrán, que creo que es chino. Después son públicas y tienen vida propia, son “públicas”, no nos pertenecen y las pueden malentender, tergiversas, manipular, etc.
La intimidad expuesta, aireada, exhibida, deja de ser nuestra. Es como vaciarnos, abrirnos en canal, etc.
Por un lado, nos pertenece, es parte esencial de lo que somos: “Mi cuerpo, mi sexualidad y mi intimidad es mía”, enseñamos en la prevención de los abusos.
Por otro lado, si la compartimos con alguna persona es porque es “de nuestra confianza”, nos puede comprender y, en todo caso, no traicionar. Ya vemos los problemas con ciertas fotos enviadas y el juego que dan en las redes sociales.
Por último, si es difícil conocerse a sí mismo ¿Qué van a comprender los demás de nuestra intimidad y qué uso van a hacer de ella?
¿Sabe usted por qué los terapeutas tienen la obligación de mantener el secreto profesional? ¿Qué los investigadores que aplican cuestionarios o hacen entrevistas lo hacen siempre preservando el anonimato?
¡Qué pena el que se vacía de intimidad, el que se la inventa y el que la tiende en el tendedero de las redes sociales!
¿Por qué somos tan morbosos con la intimidad ajena? Demasiados medios de comunicación trafican con la intimidad real o inventada, porque saben que es un producto preferente de muchos consumidores.
¿Por qué nos atrae tanto la intimidad ajena?
La empresa Diario de Salamanca S.L, No nos hacemos responsables de ninguna de las informaciones, opiniones y conceptos que se emitan o publiquen, por los columnistas que en su sección de opinión realizan su intervención, así como de la imagen que los mismos envían.
Serán única y exclusivamente responsable el columnista que haga uso de nuestros servicios y enlaces.
La publicación por SALAMANCARTVALDIA de los artículos de opinión no implica la existencia de relación alguna entre nuestra empresa y columnista, como tampoco la aceptación y aprobación por nuestra parte de los contenidos, siendo su el interviniente el único responsable de los mismos.
En este sentido, si tiene conocimiento efectivo de la ilicitud de las opiniones o imágenes utilizadas por alguno de ellos, agradeceremos que nos lo comunique inmediatamente para que procedamos a deshabilitar el enlace de acceso a la misma.