Martes, 16 de abril de 2024
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Los símbolos que nos habitan I
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Los símbolos que nos habitan I

Actualizado 04/02/2022 08:19
Manuel Rodríguez Fraile

En estos tiempos que corren casi resulta obligado hablar de las próximas elecciones a la Junta de Castilla y León, pero reconozco que me da mucha pereza. Sí, pereza, porque todo es un más de lo mismo, de lo de siempre, la única novedad quizás sean los ‘fondos’, no de las propuestas que realizan los candidatos, que siguen siendo las mismas, sino de las fotografía para los medios: vacas, ovejas, jamones, maquinaria agrícola; todo muy ‘rural’, muy de la España Vaciada, que no vacía, de esa España de la que se volverán a olvidar una vez tengan sus anhelados escaños bajo sus culos. Y sino al tiempo.

Así que he decido compartir con ustedes algunas curiosidades de las que me voy enterando desde hace tiempo, siempre espoleado por esa máxima que Aristóteles nos dejó formulada muchos siglos atrás en las primeras palabras de su Metafísica: Todos los hombres tienen, por naturaleza, el deseo de saber.

¿Saben cuál es el logo más antiguo del mundo? ¿Cuál es el origen del tan extraño como familiar logo de Bluetooth? ¿O de la estrella de tres puntas que luces los coches de la marca Mercedes-Benz, o esa especie de boomerang de Nike?

Empecemos por el principio. Aunque hay un par de versiones, la más verosímil parece ser la que se remonta al día 1 de enero 1876. En esa fecha, un empleado de la conocida marca de cervezas inglesa Bass Brewery registró, en la recién inaugurada Oficina de Registro del Marcas Comerciales del Reino Unido, el triángulo rojo que la empresa venía colocando desde hacía más de 40 años en las etiquetas de sus botellas. Dicho triángulo y el nombre de la cerveza se hicieran tan populares que lo podemos ver en un cuadro del francés Édouard Manet[1], en más de 40 pinturas de Picasso[2] y algunas de su compatriota Juan Gris[3]. Lo del logo de Bluetooth es más complejo.

Parece ser que el rey nórdico Harald Gormsson, que en el siglo X llegó a unificar las tribus danesas y noruegas, no cuidaba demasiado bien su dentadura y se dice que tenía una pieza atacada por una enorme caríe que le daba un aspecto muy oscuro (imaginamos que también le ocasionaba un gran dolor), y por ello comenzó a ser conocido como ‘Blåtand, Diente Azul’ (Bluetooth en inglés). La cosa se hubiera quedado así sino no llega a ser por Jim Kardash, experto informático, que en 1996 trabajaba para las empresas Intel, Toshiba, Ericsson y Nokia; en una nueva tecnología de conectividad inalámbrica entre dispositivos.

El señor Kardash, buscaba un nuevo nombre para dicha tecnología y, aficionado como era a los libros de aventuras sobre los vikingos, estaba leyendo por entonces una novela del escritor sueco Frans G. Bengtsson titulada ‘Los barcos largos’ (The Long Ships) que casualmente trababa el tema de como el rey Harald Gormsson, ‘Bluetooth’, logró unificar todas las diferentes tribus bajo su mando. ¡Eso era lo que él buscaba poder unir dispositivos electrónicos! Y en su cabeza apareció con claridad el nombre que llevaría, al menos de manera provisional, aquella nueva tecnología: Bluetooth.

Una vez aceptada la propuesta de aquel extraño nombre por todos sus colegas, los diseñadores pasaron a crear el logo partiendo del acuerdo, compartido por todos, de adaptarlo al contexto de la época en que vivió el rey Gormsson, así que decidieron utilizar los símbolos rúnicos que por entonces constituían el alfabeto de las lenguas nórdicas.

A modo de homenaje al inspirador monarca, Harald ‘Bluetooth’ decidieron tomar sus iniciales, la runa haglaz (H=?) y la runa berkanan (B=?) y fusionarlas. El resultado fue el símbolo que aparece en nuestros dispositivos.

Y digo símbolo porque cuando un logo deja de necesitar tener a su lado el nombre del producto o la marca a la que representa, entonces se transforma en un símbolo, en este caso de conectividad inalámbrica, así como la estrella de Mercedes-Benz, es símbolo de perfección, lujo y elegancia o el boomerang de Nike, nos trae de inmediato a la cabeza un mensaje de energía y superación personal: ‘just do it’ (Hazlo).

Todos ellos son realidades simbólicas que hemos ido cargado de contenido y sentido, que son ya patrimonio de Humanidad, porque son universales, porque han adquirido vida propia al independizarse de los idiomas, las fronteras y los tiempos; pasando a formar parte de los mundos simbólicos que nos habita. Es el nuevo lenguaje global, porque como afirma el psicoanalista y filósofo humanista alemán, Erich Fromm: Todos los mitos y todos los sueños tienen algo en común, y es que todos ellos son escritos en el mismo idioma, el lenguaje simbólico.

La próxima semana seguiremos con algún otro, si cabe, más curioso. Que pasen una buena semana.

[1] Bar en las Folies Bergeres. 1882

[2] "Pipa, botella delaware ''Bass'', friso".

[3] La bouteille de bass. 1925

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