Mientras los que gobiernan, como siempre, dicen que España va bien, y la oposición que todo va mal, también como siempre, tratándonos como tontos, Caritas nos describe la realidad.
Cáritas es una de las instituciones sociales mejor valoradas, con razón. No pide el carnet de católico creyente a los que trabajan, ni a los que ayudan. Y lo que es también muy importante, son millones las personas beneficiarias, sin esperar de ellas el voto ni reciprocidad alguna. Es un oasis en esta sociedad de mercado.
Durante la semana pasada, los medios de comunicación se hicieron eco de este Informe Anual de Caritas, con datos inquietantes .No se los voy a citar, mejor que lean el informe, de acceso sencillo, en internet , y lo valoren por así mismas.
Por mi parte, este informa me ha provocado estas reflexiones:
En España (1º) son bastantes los que viven en la abundancia. Yo no tengo nada contra los que fundan empresas, se juegan su dinero, dan trabajo digno y crean riqueza para todos. Gracias. El trabajo dignifica al ser humano. Si pudiendo no trabajamos, somos gorrones sociales.
Claro que me resulta difícil aceptar los que manejan el dinero de los demás, ricos de guante blanco y cuello duro, que nunca pierden, porque el Estado les socorre cuando naufragan. Y son los amos del mundo. Ya sabe usted quienes son ¡Vaya montaje que se tienen los dueños del capitalismo financiero!
(2º) Otros muchos vivimos muy bien, unos por merito propio (los que trabajamos como es debido, con sueldos dignos, a pesar de las crisis, que los está haciendo indignos) y los que viven del cuento. Hay cuentos de todo tipo, como usted sabe, no hace falta que se los cuente, en muchas profesiones. Seguro que conoce ejemplos.
(3º) Los que llegan con dificultades a final de mes, pero llegan, gracias a su austeridad y buen hacer. Gran mérito el suyo. ¡Que dura es la ansiedad por llegar a final de mes, especialmente si se tiene familia a cargo!
(4º) Los que trabajan y, a pesar de ello, no llegan a final de mes. Con este grupo empieza la vergüenza e injusticia social que debiera indignarnos, como el movimiento 15 M, que tanto provecho ha dado a algunos partidos.
(5º) Los que realmente quieren trabajar, se esfuerzan en buscar trabajo, están dispuestos a aceptar trabajos diferentes y no los encuentran. Es una crueldad social.
(6º) Los que viven gracias a subvenciones y ayudas sociales. Es un grupo tan diverso que no podría etiquetar. Pero es un indicador dramático de la situación de nuestro país. La mayoría son personas o familias en situación precaria cuyas consecuencias no pueden evitar por sí solas.
Con los grupos 4,5 y 6, Caritas (y oras instituciones) hace una gran trabajo.
(7º) No son pocos, del grupo 6º, los que no quieren trabajar o solo aceptan “trabajar en lo suyo” . Personas de diferentes edades, con frecuencia jóvenes, que viven a costa de padres, abuelos o del Estado. Hemos protegido, bien hecho, y sobreprotegido, un error, a varias generaciones de menores y jóvenes y les hemos dado formación. Pero ahora tenemos una sociedad que no les ofrece el trabajo para el que les hemos preparado, ni dada la educación en valores y esfuerzos para ganarse la vida en una sociedad de libre mercado.
La España vacía tiene mucho trabajo por hacer. En algunos países le ofrecen su trabajo u otros trabajos también. No necesitan venir en pateras. Pídanle a sus abuelos y a no pocos padres que le cuenten su vida, sobre la que se asientan estas generaciones de los hijos de la abundancia.
(8º) Bienvenidas las personas emigrantes que hacen los trabajos más duros de la sociedad (cuidan enfermos y mayores, limpian nuestras calles, recogen las fresas y tantos productos agrícolas, trabajan en nuestros campos y en nuestras casas, son peones en la construcción, etc.). Otros son tan valiosos que hacen trabajos muy especializados, bienvenidos también.
Los emigrantes, han sido capaces de dejar su tierra y sus familias, a veces rotas, y venir para ganarse la vida y enviar dinero a su casa. Son personas heroicas, como lo fueron tantas personas españolas que emigraron.
Ya ve que mi resumen (a diferencia del de Cáritas, basado en datos) es personal y discutible. Le vuelvo a recomendar que lea el de Cáritas, que me ha provocado estas reflexiones y a usted no le dejará indiferente.
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