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Senda Nathur, historia del esfuerzo por crear un hogar en Las Villas para los perros maltratados o abandonados
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LAS VILLAS

Senda Nathur, historia del esfuerzo por crear un hogar en Las Villas para los perros maltratados o abandonados

Actualizado 08/01/2022 13:55
Redacción

Desde su sede en Huerta ayudan a diario a decenas de animales, dándoles cuidados y educación para llegar a su adopción o acogida

Pasión, dedicación y permanentes ganas de ayudar, sin distinguir horarios, fiestas, fines de semana ni planes. Estos son los latidos que marcan el día a día en la Fundación Senda Nathur, quienes de lunes a domingo se empeñan en el cuidado y protección de perros desde su base de operaciones en Huerta.

Su trabajo es bien desconocido para gran parte de la población, aunque cuentan con una dilata experiencia, que comenzaba a escribirse hace casi una década, de la mano de Ana Prieto, su ‘alma mater’ y creadora, levantando no con poco esfuerzo esta ONG dedicada al cuidado de canes rescatados y maltratados.

Pero para conocerlos mejor debemos trasladarnos a sus orígenes, en el año 2013, cuando su fundadora empezaba a poner en marcha este proyecto, comenzando a dar ayuda a los perros que la iban llegando mediante la consecución de casas de acogida y residencias, algo que poco a poco fue asentando una idea que se transformaba en realidad dos años después, en 2015, cuando conseguía hacerse con el terreno en Huerta sobre el que levantaba la Fundación y comenzaba a crear su gran “hogar canino”.

Jorge González es uno de sus voluntarios, quien desde hace cuatro años dedica su esfuerzo y amor por los animales al servicio de Senda Nathur, visitando a diario las instalaciones para llevar a cabo todo tipo de trabajos con los ofrecer confort y bienestar a los animales recogidos.

El Refugio esta totalmente adaptado para perros, contando hoy con 62 canes. Podría decirte que son pocos, ya que hemos llegado a tener hasta 110 perros en la Fundación…aquellos momentos fueron duros ya que la demanda era muy muy grande, algo que nos generaba gran emotividad” asegura.

Hoy, todos los perros acogidos conviven en áreas especiales, dotadas con espacios amplios para poder vivir, correr y disfrutar en su extensa parcela, además de recibir todos los tratamientos y cuidados que necesitan, sin dejar de lado la educación de cada uno de ellos, que debe realizarse casi de manera individualizada ya que, tal y como explica Jorge, “cada perro llega de una manera diferente, unos con miedos, otros con depresión, algunos incluso con ciertas trazas violentas…debemos trabajar con ellos para conseguir que vuelvan a una vida normal y que, cuando llegue el momento, sean felices junto a las familias que los adopten”.

Una tarea ardua que arranca al despuntar el día, ya que, tal y como detalla Jorge, Ana es la primera en llegar cada mañana al refugio, algo que hace como un reloj suizo a las seis de la mañana, para comenzar a sacar todos los perros a los patios y empezar a limpiar y preparar medicaciones hasta que llega la hora de iniciar su jornada laboral. Ya por la tarde, poco después de las cuatro, vuelve de nuevo para volver a sacar a los canes y continuar con las diferentes tareas pendientes. Un ritual que repite de lunes a domingo.

Jorge, junto a Ana, otra voluntaria, se encargan de reforzar todas estas labores, acudiendo a diario para llevar a cabo procesos de limpieza, educación o controles de citas y tratamientos veterinarios, siempre estando atentos a todos los cambios y actitudes de los animales, para comprobar cómo van evolucionando a lo largo de su estancia en la Fundación.

Hoy son 62 los perros que acogen, pero deberían ser mucho menos, por no decir ninguno. Y es que, tal y como apunta “en los últimos años estamos viendo como se ha paralizado bastante la adopción, podría decir que prácticamente se ha frenado. Ahora la nueva ley animal que plantea el Gobierno va a prohibir la compra de perros, solo dejando hacerlo a quienes tengan licencia, por lo que esperamos que esto nos pueda ayudar a reactivarlo”. Pero a la hora de llevar a casa un animal Jorge es rotundo: “Un perro no es un juguete” y destaca la posibilidad de adoptar perros con mayor edad ya que “llegan mucho más cariñosos y aportan muchísimo a los hogares. Pero siempre digo que es fundamental que quienes se planteen adoptar primero visiten protectoras como la nuestra y vean a los animales, que los conozcan en vivo y que se dejen llevar…si te dejas llevar seguro volverás a casa con uno de ellos, porque son amor de verdad. Animo incluso a que acojan un animal, ni siquiera adoptarlo, que estén con ellos, convivan con ellos un tiempo y vean la realidad diaria teniéndolo en casa, a nadie le deja indiferente, no conozco caso alguno”.

Hoy Senda Nathure continúa su labor con un titánico esfuerzo económico que no percibe subvención alguna, por lo que el apoyo vecinal y de colectivos se hace vital para su supervivencia. Algo que también ha contado con sorprendentes respuestas ciudadanas como las ofrecidas durante la celebración del Bingo solidario de Navidad celebrado en el Campo de Peñaranda, en el que toda la recaudación ha sido íntegramente donada a la causa. “No se hacen una idea de la gran ilusión y ayuda que nos ha supuesto que hicieran este acto, que nos dieran a conocer de esta forma y nos aportaran esa cuantía, estamos emocionados” asegura Jorge.

Además de aportaciones, del boca a boca, del conocimiento que todos los vecinos de Las Vilas y en general toda la población pueda dar sobre su trabajo y donde se encuentran, hoy la Fundación necesita mas voluntarios. Manos amigas que ayuden en el desarrollo diario de sus labores, por lo que aquellos que sientan la inquietud y se decidan a echar una mano, pueden contactar con ellos a través de las páginas que Fundación Senda Nathur tiene en las redes sociales como Facebook o bien llamar o mandar whatssap al teléfono del refugio 637340448 mismas formas de contacto para quienes se lancen a poner “un peludito” en sus vidas, pudiendo adoptar o acoger con totales garantías de que llegaran a través de unas manos que siguen siendo la salvación para innumerables perros con mala fortuna.