Rouco llevaba razón pero la batalla había terminado

Con sus teorías económicas Adam Smith ha pasado a ser considerado el padre del capitalismo, mientras Carlos Marx, que se opuso al enfoque de Smith y optaba por la protección al débil, fue mal interpretado en la teoría y en la práctica. Así, demonizado Marx, trabajador incansable y uno de los padres de la Sociología, Adam Smith ha quedado para la Historia como el "Sursum Corda" de las bondades de Occidente.

Podemos afirmar que el marxismo, aparte de la temeridad de Stalin, cuyas hazañas no estaban escritas por Carlos Marx, murió por llevar inoculado el gen de la falta de libertad, consustancial al ser humano y, sobre todo, y a esto nos queremos referir, por el abominable crimen de meterse con "El Capital".

Un capitalismo que ha seguido vivo y en democracia hasta que ha mutado en un monstruo llamado globalización, que, para quien no lo sepa, es la total sumisión de los pobres al capital, y está estructurado desde el pueblo a la región, de la región al país, del país al mundo y del primer mundo al imperialismo.

Pero una excepción es la de ser rico, ya que si eres rico carece de importancia el contexto espacial en el que cada cual se halle. Por ejemplo, situémonos en Castilla-La Mancha, tú eres diputado provincial o regional y te quitan el cobro por tu labor política, ¿qué pasa? ¡No pasa nada!, el rico del pueblo tiene mucho tiempo libre y va a pensar por ti sin cobrar ni un duro. ¿Esto no es un sacrificio?

Justo este es el mundo que nos espera y que por supuesto no lo preveía Manolito el Chocolatero, pero para los poderosos era una lección de Perogrullo, se han preparado para ello y solo les ha faltado pedir la nacionalidad suiza. Su presunta manera de actuar ha sido robar a la clase media para que fueran pobres y dárselo a los ricos, después, que los nuevos pobres trabajaran más y más barato, y que el resto de pobres, que son millones de proscritos desvalijados, sirvan de colchón para posibles eventualidades. Todo un sueño hecho realidad.

Es posible que a esto aún le falte mucho uniforme, una bandera, un himno y la gran patria mundial para idiotizarnos, pero ya se andará. Además, en nuestro país, si la demagogia llega a ahogarnos, nadie nos querrá de los Pirineos para arriba. ¿Exagero? No exagero. Fijémonos en el origen de las preferentes: Las Cajas estaban arruinadas por una mala gestión presuntamente delictiva y la única salida que otearon los "blesas " fue colocar en el mercado, valiéndose de la demagogia y el engaño, un producto para expoliar el dinero a los ancianos. ¡Cuántos no se habrán muerto del susto!

Pero no ha sido del todo sutil la mayor parte de nuestra clase política en cuanto a la globalización en sí, pues un invento como éste, que es para hacerlo de manera paulatina y sugerente, sin embargo, lo realiza tan brutalmente, que hasta le llaman al orden desde el oráculo europeo. Es la mismísima Comisión Europea quien certifica que los recortes y subidas de impuestos en España se han ensañado con los hogares más pobres.

Pero esto mismo lo dice Cáritas, que ya tiene los centros como "Viridiana", aquella película genial de Buñuel, y el ministro de Hacienda, señor Montoro, se "cabrea", con lo que nos hace pensar que también le debe molestar que se unan a los desfavorecidos voces como las del Papa Francisco, el padre Ángel y Sor Lucía Caram, a quienes se les entiende todo.

Las últimas declaraciones de esta "peligrosa" monja son para enmarcarlas: "Estamos en un capitalismo salvaje?". "Cáritas no se debe a los intereses del Estado y puede decir cuanto le dé la real gana?". "El poder se ha convertido en una cueva de ladrones?". "El nuevo Dios es la Merkel y todos los intereses en juego?". "El grave problema es Rajoy, que no quiere escuchar a los pobres?", etc.

Con monjas como Sor Lucía, podemos decir que el gran error de Carlos Marx fue decir que "el opio del pueblo es la religión".

Por último, monseñor Rouco llevaba razón en la homilía del funeral por Suárez, aunque no se diera cuenta que la batalla de la globalización había terminado arrancando tiras de piel a los Derechos. Ahora, que sufran las consecuencias esa mayoría de menospreciados que estaban fuera del templo.

(Ilustración: Consumado el bombardeo, Picasso pintó el "Guernica". Consumada la globalización, bien puede ser la alegoría de una batalla silenciosa como ésta).