Rebuscando un poco de información al respecto encontré esta descripción del mal "Somos lo que somos, gracias a lo que aprendemos y recordamos. Sin memoria no seríamos capaces de percibir, aprender o pensar, no podríamos expresar nuestras ideas y no tendríamos una identidad personal, porque sin recuerdos serían imposible y nuestra vida perdería sentido[1]" Pues tal vez sea una opinión experta, pero con todos mis respetos, no la comparto, al menos con respecto a la identidad personal y la perdida de sentido de la vida.
Lo que somos, no lo somos por nosotros mismos, lo somos siempre por comparación con otros. Somos, o creemos ser, altos porque otros son bajos, fuertes porque otros son débiles, compasivos porque existen personas despiadadas, incluso ricos porque hay pobres. Sin un punto de comparación ¿Qué somos? ¿Qué características nos definirían? ¿Quién nos podría enseñar a ser honestos, comprometidos, solidarios?
¿Cómo se puede afirmar que los afectados por el Alzheimer no tienen identidad? ¿Cómo sostener que su vida pierde sentido? ¿Qué sentido tendría nuestra vida si no existieran otros seres humanos a nuestro alrededor? Los enfermos de Alzheimer, siguen siendo hijos, hermanos, padres o madres, abuelos o abuelas, primos o primas, amigos o amigas de alguien ¡esa es su identidad! La que entre todos nos damos unos a otros, y por eso sus vidas continúan teniendo sentido.
No sé si esta enfermedad es dura para los pacientes que la sufren ? me gustaría pensar que no ? pero, por experiencia propia, sé que lo es para todos aquellos que están a su lado y que con cariño les atienden y cuidan a cada momento de satisfacer todas sus necesidades ya que, por lo general, afecta a personas de avanzada edad.
Y repito, no estoy de acuerdo con la descripción del mal que se hace en la guía publicada por la editorial estadounidense Mcgraw-Hill. Porque cuando estoy con mi padre y me hace algunas preguntas que, permítanme la licencia de utilizar un lenguaje coloquial, no formularía en su sano juicio, aunque reconozco que se me clavan como aguijones y me recorre la columna vertebral una insoportable sensación de impotencia, estoy convencido de que él sigue siendo, en lo profundo de su memoria, lo que era. Continúa teniendo una identidad personal e intransferible y desde luego su vida siguen teniendo sentido, porque todos los que le rodeamos sabemos quién fue. Perdón ¡Quien sigue siendo! Y es que su enfermedad, es sólo una circunstancia y como afirmaba el gran Ortega y Gasset: Él es él y sus circunstancias. Si hay que pagar el precio de la memoria, pues lo pagaremos con gusto.
"Dulces mares de amor navegan su interior. - canta Facundo Saravia a su padre - Siempre serás el reflejo de aquel viejo secreto de amor y amistad. Si hay grandes entre los grandes, padres como mi padre tienen un lugar.
[1] www.mcgraw-hill.es/bcv/guide/capitulo/8448180607.pdf (El subrayado es mío)
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