Los turroneros protagonistas del mercado semanal antes de nochebuena ven la jubilación en el horizonte más cercano y la falta de relevo tras ella
Son más que un clásico de la Navidad en Peñaranda, pero también para no pocos visitantes, quienes esperan con ilusión la llegada del histórico ‘jueves del turrón’ para reencontrarse con los artesanos de estos típicos dulces navideños dentro del mercado semanal, evento que bien se puede considerar como la llegada oficial de las fiestas navideñas.
Verlos en su puesto del mercadillo supone ir oliendo más que de cerca la nochebuena, ya que visitan la ciudad justo el jueves antes del 24 de diciembre desde que se originara esta tradición, que ahora parece pender de un hilo y con el horizonte de su desaparición.
Ejemplo de esto lo encontramos en Tomas Mancebo y su padre, quienes visitan la ciudad cada año para traer la producción artesanal que realizan desde La Alberca, su centro de operaciones, utilizando productos naturales de la tierra con gran calidad como las almendras o la miel, una de las bases principales de la creación de turrones en esta reconocida localidad salmantina, ofreciendo una amplia variedad de dulces, a través de las manos de Toñi y Paqui Mancebo, que es vendido en el mercadillo por padre e hijo, convirtiendo la cita en más que aclamada, con cientos de clientes que visitan su punto de venta durante la jornada, algo que hemos podido comprobar este pasado jueves.
Pero esta artesanía turronera es encuentra pendiente de un posible relevo generacional, ya que por el momento la continuidad del negocio parece no llegar, algo que hace que miren con tristeza al futuro mas cercano. “Mi mujer está a punto de llegar a la jubilación y yo también muy cerca de la retirada. Mi hijo ha elegido otro camino profesional que nada tiene que ver con esto por lo que creo que no podremos continuar con la venta” explica el padre de Tomas Mancebo, mientras atiende a los muchos clientes peñarandinos y de la comarca que ya los tratan con la familiaridad que da llevar décadas de presencia en esta fecha.
“Llevamos muchísimos años viniendo a Peñaranda. Antes éramos más los puestos que nos instalábamos en los soportales de las plazas, pero poco a poco, por edad o por la situación sanitaria que arrastra la pandemia, han ido dejando la venta ambulante, por lo que este año solo nosotros hemos estado” aseguran.
Sea como sea, el relevo generacional será el que pueda marcar o no el camino de la renovación empresarial y la continuidad de estas visitas tradicionales a los pueblos de la provincia, que ya se han convertido en un clásico de la Navidad más que deseado.