Cátedra de madres solteras

Dentro de este evento de la Universidad Pontificia, por el día 27 de noviembre que se celebra a Calasanz como patrono de los Escolapios y la escuela pública.

Se ha dedicado al cincuenta aniversario de la Casa Escuela Santiago Uno. Hemos tenido charla de Corzo sobre los orígenes, retos actuales, análisis geopolítico de injusticias por Franco Gesualdi, alumno de Milani, talleres, y una conversación terapeútica con dos madres solteras y un antiguo infractor.

Estas intervenciones no tienen la finalidad de un reality de telecinco. Tienen la finalidad de empoderar a las chicas, desculpabilizar, que pongan palabras a sus capacidades y para los asistentes de las escuelas y Universidad que puedan cambiar la mirada y dar unas enseñanzas más reales a las alumnas que más tarde serán maestras, psicólogas, integradoras sociales, etc.

Siempre es sobrecogedor escuchar hablar de su padre alcohólico, o de sus abandonos. Es cruel que alguno de los hijos de nuestros chicos y chicas vuelva a necesitar temporalmente la Casa Escuela. Hace pensar que esta escuela no cumple su misión de ascensor social.

Claro, cuando los sueños de estas madres es la normalidad hace sospechar el calvario vivido. Una normalidad de unos pocos, el veinte por ciento de la humanidad que consume el ochenta por ciento de los recursos del planeta.

Cuando les dimos a elegir súper poderes una eligió el spider man de su hijo con las telas salvadoras y otra poder convertirse en el increíble Hulk para proteger a un hijo que ella percibe en peligro.

No era su mejor momento y los tres acudieron a la cita. La lealtad que vivimos los educadores es entrañable.

Ante este baño de realidad alguna profesora de universidad de educación social se fundía en un emocionado abrazo bañado en lágrimas.

Entre estas chicas víctimas y a la vez posibles líderes de una sociedad injusta, yace una alegría y tristeza esperanzadoras para una sociedad apática y dormida ante las desigualdades.

El cambio de mirada lo da el mestizaje, el darles voz a ellas, no en hablar por ellas. Bien es cierto que queremos que estudien a toda costa mientras tienen que trabajar. Seguimos creyendo en los libros y la cultura para poder liberarse y buscar una verdadera revolución.

Como decía Nelson Mandela, la educación es el mejor arma para cambiar el mundo.