Que venga el invierno
¿O nieve? Aún queda un mes del otoño solar y el invierno ha asomado ya las uñas. Incluso se ha mostrado el invierno con una ligera capa de nieve, en estos lares nuestros, donde no se debían esperar las nieves invernales hasta diciembre o enero. Incluso se anuncia la posibilidad de que aparezca alguna dana que recuerde a la filomena que azotó Madrid a principios de este año, concretamente el 7 de enero.
La nieve ha causado problemas en gran parte de las carreteras españolas. Se espera una lenta mejoría de las temperaturas en todo el territorio nacional.
Pero el frío, físico y moral, continúa en diversos lugares del mundo. Aparte de la Siberia o Alaska, donde es normal tener que someterse a rigurosos fríos todos los años, tenemos que destacar en esta ocasión los fríos, miedos, violencia y falta de encontrar soluciones a sus esperas, para todos los que desde oriente medio han venido a encontrarse maltrechos y desesperanzados en las fronteras rigurosas entre Bielorrusia y Polonia, más de dos mil en total.
La frialdad y las tensiones son crecientes entre Polonia y Bielorrusia, e incluso entre Europa y Bielorrusia, con la complicación del apoyo moral y aun militar por parte de Rusia, que mantiene su cercanía y fraternidad con Lukashenko, presidente de Bielorrusia.
Aunque a veces suelen calentarse los ánimos y los corazones para con las víctimas de desastres naturales, como ocurrió en Haití con los repetidos terremotos, en cuanto los medios de comunicación apagan sus focos informativos, la frialdad más tensa afecta a los azotados por las plagas naturales.
En estos momentos, la información y la solidaridad se centran en las amenazas y los sucesos sufridos en la isla de la Palma, Canarias. De momento, el apoyo sólido y continuado por parte del resto de los españoles, sigue vigente y parece efectivo, aunque las ayudas concretas no se traduzcan más que en promesas. Sólo la acogida a los desplazados, y a los que se han quedado sin sus casas, parece que es visible y práctica. ¿Durarán mucho tiempo estos actos de solidaridad? ¿O volverán pronto los fríos gélidos del olvido?
Donde hay calores que amenazan con prender fuego incontrolable es en nuestras mismas tierras españolas, especialmente en Cádiz y lugares aledaños, con las duras manifestaciones que han enfrentado a los obreros y sindicatos convocantes con las mismas fuerzas de orden público, aunque parece que ya han llegado a un acuerdo. Y no estamos más que en los comienzos. Pero continúan las protestas de los transportistas, así como las de los agricultores y ganaderos. ¿Podremos templar los calores de las huelgas y manifestaciones en España?
Con los duros efectos de la pandemia del covid-19, y la crisis económica que se acrecienta en nuestro país, manifestada en la subida de los precios, sobre todo de las energías, y el crecimiento del IPC y de la desbocada deuda externa, parece inevitable la tensión social, política y económica, que puede incluso desatarse en violencias irreprimibles.
Ojalá los fríos del invierno contribuyan a mitigar todas esas amenazas que parecen irremediables. Que venga el invierno.
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