Se cumplen 100 años de su nacimiento y la efeméride bien merece unas líneas para testimoniar una trayectoria consagrada al periodismo, a la radiodifusión y a la creación literaria.
Se ha cumplido el centenario del nacimiento del poeta albense Antonio Álamo Salazar (1-11-1921). Queremos que en la villa no pase desapercibida esta efemérides y se le recuerde debidamente. No hay mejor modo de hacerlo que reproducir literalmente el artículo publicado con tal motivo por su nieto, Diego Quijada Álamo, en el periódico DIARIO PALENTINO (27-10-2021, página 5), periódico que durante años dirigió nuestro homenajeado. Queremos recordar hoy al apasionado albense y devoto teresiano, al hombre bonachón, poeta, padre de familia y amigo de todos, que hizo tantos servicios literarios a Alba de Tormes. Su obra literaria ya publicada, la guía poética de Alba que nos regaló en el 1952 (Senda emocional de Alba de Tormes), la calle que atraviesa el centro de nuestra villa, el himno teresiano de 1982 cuya letra le pertenece... todos estos y tantos otros motivos nos hacen pensar que aún sigue viva y perdura su memoria entre nosotros.
El Día de Todos los Santos de 1921 nacía, en Pozaldez (Valladolid), Antonio Álamo Salazar, una de las figuras más relevantes del periodismo palentino de posguerra que llegó a dirigir El Diario Palentino entre 1977 y 1981.
La vida de este escritor, periodista y poeta estuvo íntimamente ligada a la tierra de Castilla. De hecho, Álamo Salazar hablaba de sus "tres patrias chicas": la patria chica natural (Pozaldez), la patria chica adoptiva (Alba de Tormes) y la patria chica afectiva (Palencia). Su familia al completo era originaria de Alba de Tormes y fue allí donde cursó sus primeros estudios. Más tarde, en Salamanca, prosiguió el bachillerato con el paréntesis de la guerra civil. Él mismo narra cómo tuvo que hacer sus exámenes de 6º curso "entre el ruido de aviones y con el temblor del alarido de las sirenas". Terminada la guerra, realizó los exámenes de ingreso en la Universidad, pues su deseo era estudiar la carrera de Filosofía y Letras. Sin embargo, acabó cursando Magisterio por el plan de bachilleres para obtener el título de maestro de enseñanza primaria. En aquella época, ya colaboraba con cierta asiduidad en El Adelanto y La Gaceta Regional de Salamanca, mientras estudiaba las oposiciones para el ingreso en el Magisterio. Aprobó en 1942 y fue destinado a Ortuella (Vizcaya).
Su gran vocación de juventud era el periodismo. Él mismo señalaba: "hay que buscar una capital, una ciudad donde haya periódico, para encauzar por ahí mi vida antes de que sea más tarde". Tres años después, se presentó a los ejercicios de oposición a plazas de localidades de más de diez mil habitantes. Obtuvo el número cuatro. Entre las vacantes más próximas a su Alba natal se encontraba Palencia, a donde llegó en octubre de 1945, compaginando su labor docente como maestro en la escuela del barrio de "los Cuarteles", para pasar, enseguida, a desempeñar funciones administrativas en la Inspección provincial de enseñanza primaria. Antonio insistía en ser periodista y, al poco tiempo, encontró la manera de conocer en persona al director de El Diario Palentino. La redacción del periódico estaba saturada, por lo que no hubo suerte. Mientras tanto, empezó a colaborar en Radio Palencia (1946) y pronto fue nombrado jefe de programación de la misma emisora (1948), llevando a cabo la confección y montaje de programas culturales e infantiles, el control y dirección de diarios hablados locales, guiones y la adaptación de novelas y cuentos.
Durante diez años, con tesón y esfuerzo, colaboró, de forma esporádica, en El Diario Palentino, hasta que "un buen día, el director del periódico, con el que había logrado amistad y aprecio por mis colaboraciones, y una buena cuenta de los triunfos literarios adquiridos por entonces, me llamó a su despacho". Corría el verano de 1956 cuando se incorporó al diario como colaborador fijo, "con una bonita gratificación mensual". Un año más tarde, ya figuraba en la plantilla como auxiliar de redacción.
En 1958 se hizo cargo de los temas religiosos, culturales (literatura y crítica bibliográfica) y educativos, y comenzó a publicar diariamente secciones fijas, como "Palentineando", "Cuatro Cantones", "Cimbalillo", "Aquí, en esto". A partir de entonces, recibió algunas ofertas de trabajo interesantes: la jefatura de la sección técnica de la Red de Emisoras del Movimiento le propuso para ocupar la dirección de Radio Cáceres, aunque desistió por motivos familiares.
Tras estudiar en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid, consiguió el ansiado título de periodista. De esta forma, consiguió ser redactor de prensa en 1963, año en que pidió la excedencia voluntaria en la Radio al existir incompatibilidad con la actividad profesional periodística, aunque siguió participando de manera puntual en un espacio radiofónico de La Voz de Palencia a través de un programa de carácter divulgativo y costumbrista que se circunscribía a la provincia de Palencia, "Retablo luminoso", que se emitía cada domingo (entre 1968 y 1980), a las tres de la tarde.
Los años 70 fueron, sin duda, los más intensos en la vida de Álamo Salazar. La transformación política iniciada tras la muerte de Franco permitió el restablecimiento de la convivencia democrática en muchos aspectos y trajo consigo un histórico y significativo cambio en la redacción de El Diario Palentino. José Luis Alonso Almodóvar, director hasta ese momento del periódico, acababa de ser elegido senador por la UCD en las elecciones generales de 1977, motivo que le obligó a abandonar la dirección del rotativo para proseguir su carrera política en Madrid. Álamo Salazar fue la persona elegida para sustituirle en el cargo, siendo el primer director desde 1899 que no era miembro de la familia Alonso.
Comenzaba una época marcada por el cambio en todos los sentidos, pues la duración de su mandato ?hasta su muerte, acaecida en accidente de tráfico en diciembre de 1981? coincidió plenamente con los años centrales de la Transición. Al año siguiente de hacerse cargo del diario, Álamo hizo algunas reformas, como reducir el formato y mejorar la maquetación para facilitar su manejo y lectura, ampliar el número de páginas y suprimir la edición de madrugada. Además de su ocupación profesional en los medios palentinos, fue corresponsal informativo del Diario Regional de Valladolid (1953-1955), El Alcázar (1956-1959) y ABC (1960-1981), Radio Nacional de España (1960-1980) y la agencia Europa Press (1968-1970); y colaboró asiduamente en diversos diarios de la región, como El Adelanto y La Gaceta Regional, El Correo de Zamora, El Diario de Ávila, etc.
Si bien es cierto, su compromiso con la tierra castellana se puede analizar desde múltiples ópticas; como poeta, por ejemplo, cosechó más de cien premios literarios (su valía en el campo de la lírica queda acreditada por la obtención de, al menos, catorce «Flores naturales» en diversos juegos poéticos nacionales); fue cronista oficial de Alba de Tormes y de la provincia de Palencia (este último, otorgado por la Diputación en 1974), académico numerario de la Institución Tello Téllez de Meneses (1962), correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid (1966), etc. Apostó decididamente por la cultura al participar de la vida política de la ciudad como concejal y delegado provincial de Cultura en Palencia. En reconocimiento a su prolífica trayectoria, el Ayuntamiento de Palencia instituyó, en 1984, el Premio «Antonio Álamo Salazar» de Periodismo. Además, desde 1990, por decisión de la comisión de Cultura del consistorio, tiene una calle dedicada a su nombre. Y no es la única. Localidades como Alba de Tormes y Laguna de Duero cuentan con sendas calles también. Su figura y obra perviven en el alma de la tierra a la que quiso y por la que trabajó: Castilla.