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Un insólito Calígula en el Liceo para Komo Teatro
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Un insólito Calígula en el Liceo para Komo Teatro

Actualizado 01/11/2021
Charo Alonso

La compañía teatral estrena en el Liceo su versión de la obra de Albert Camus, Calígula, en una atrevida propuesta para tiempos inciertos

Ahora que Mary Beard recorre la vida de los doce Césares a la manera de Suetonio, Komo Teatro se atreve a adaptar una pieza teatral minimalista e intensa que escribiera el autor francés Albert Camus en los feroces tiempos en los que Europa creía en la victoria de otro César enloquecido, Adolf Hitler. Camus, el autor profeta que ya nos sorprendió con la novela La peste, narrando un confinamiento, aborda al personaje desde una lectura, como todas las suyas, filosófica. El hombre se enfrenta a la muerte desde la desolación y hasta la ruptura de todos los límites. Delirante y enloquecido, el gobernante que fue amado por sus súbditos en un primer momento, se convierte en un monstruo sanguinario.

Para el existencialista que era Camus, Calígula es un ser al que la vida le parece absurda y la convierte en una locura de sangre y angustia para evitar enfrentarse a la muerte y a la desolación. Tiempos convulsos los que vivió el autor que quiso reflejar en un antihéroe demoledor que llena el escenario en la persona del actor Félix Nieto, quien no solo protagoniza la obra, sino que, junto a Amalia de Prado, la dirige. Calígula, amado por su pueblo, impulsado por los patricios que detentan el poder de Roma, parece enloquecer tras la muerte de su hermana y amante, sin embargo, su locura no responde al duelo, sino a la necesidad de ir más allá de los límites humanos, alcanzar la divinidad, la inmortalidad, acercarse a lo imposible en esa poética y desgarradora petición de la luna.

La luna, roja de sangre y blanca de pureza, es el motivo constante de la obra que resuelve las cuestiones de decorado y atrezzo con inteligencia y originalidad. El coro de actores, patricios poderosos que se enfrentan al emperador enloquecido, le secundan perfectamente mientras sufren sus iras: Bernardo Barrios, Ruth Gala, Elisa Coca, Carlos Santos, Rosa Pérez, Luis Casillas, Débora Martín y Victoriano Tomás desarrollan la obra al tiempo que Amalia de Prado y Ali Martín apoyan al personaje principal tratando de entender sus motivaciones. Y es en este entendimiento donde vemos la complicidad entre ambos directores, Félix Nieto y Amalia de Prado, quienes con el trabajo constante y el empuje de muchos montajes han llevado a Komo Teatro a resolver una obra tan compleja.

Aún resuena la gracia y la rapidez divertida, salmantina de su última obra cuando la gente de Komo Teatro, desde su local de ensayo en la zona del Rollo-Comuneros, ahí, en pleno barrio, aborda esta obra tan compleja y tan dura que aborda temas candentes ?la carestía de la vida, las luchas entre facciones del poder, las pestes que diezman la población, la existencia de un gobernante ciego a todo lo que no sea su voluntad- con un texto cuyas frases merecen esculpirse en piedra. Libreto complejo y filosófico que Félix Nieto se aprende e interpreta con particular maestría, y no son las escenas más notables aquellas en las que el emperador se disfraza de Venus y provoca la risa del público con sus payasadas, sino los monólogos que el hombre desesperado, el personaje existencialista, desgrana con absoluta consciencia de sus límites.

Tanto la obra de Camus como la interpretación de Nieto nos acercan al monstruo, nos lo hacen fieramente humano, consiguen que empaticemos con él a pesar de todo. Ese es el objetivo de la obra de Camus, quien tenía en mente a Hitler cuando dibuja el desolador retrato de un hombre que destruye a quienes ama y que es muy consciente de su huida hacia adelante. Un hombre que no duerme, que ansía lo imposible, que odia a los dioses porque es consciente de su ineficacia. Un personaje, al fin, que sostiene toda la obra y que cae sobre los hombros y la voz del actor que lo resuelve magníficamente, secundado por el coro de patricios, por el ingenioso decorado, por el magnífico vestuario creado por Nieves Martín y por las dos mujeres que secundan las reflexiones del adolorido emperador romano.

Dice Mary Beard, de nuevo la sabia profesora británica, que los hombres de ahora tenemos más en común con los romanos que con nuestros ancestros medievales. Y escuchando el texto impresionante de Camus, siempre profético y lector atento de su tiempo y del futuro, llegamos a la conclusión de que nada hay más actual y más moderno que esta obra clásica que se atreven a levantar las gentes de Komo Teatro, atrevimiento absoluto que merece todos los aplausos de un Liceo que se llenó para ver la obra en una tarde desapacible de lluvia y puente. No podía ser de otra manera. Se trata de un esfuerzo descomunal lleno de aciertos que confiamos, tenga un largo recorrido. Al final, aún con el protagonista caído, la luna desciende para hacerle dormir el sueño de los justos. Bravo, Komo Teatro.