Esta entidad social mantiene su línea principal de actuación basada en ofrecer servicios que se ajusten a las necesidades de sus usuarios, facilitando oportunidades y experiencias
Hablar de Insolamis es hacerlo de un proyecto gestado y nacido del esfuerzo colectivo de numerosas familias de personas con discapacidad intelectual. Ha sido y es fruto de la conciencia colectiva, de un propósito firme de sumar apoyos para, desde una entidad sin ánimo de lucro, ofrecer apoyo y cobijo a quienes vivan una situación similar.
Una iniciativa creada piedra a piedra, que hoy, casi 30 años después de su fundación, continua manteniendo la esencia inicial que sacudía las mentes y generaba una solidaria movilización.
María José Martín es trabajadora social de Insolamis, quién repasa junto a SALAMANCA AL DÍA cual es la realidad de su presente y hacia donde encaminan sus pasos en un futuro próximo.
¿Cómo y cuándo surgen los primeros pasos para la creación de Insolamis?
M.J: Insolamis surge en 1992, cuando un grupo de padres deciden crear la asociación para dar una opción a sus hijos e hijas con discapacidad que terminaban la etapa educativa.
En 1994 tras una gran lucha por tener unos locales comenzaron los primeros talleres que se realizaban los sábados por la mañana hasta 1995. En septiembre de este mismo año comenzó a funcionar el centro de Insolamis en horario de 9:30 a 13:00 y de 16:00 a 18:00 en los locales cedidos por la Diputación en la C/Vergara.
En los primeros años contamos con una subvención del Fondo Social Europeo, dentro del marco de las Iniciativas Comunitarias de ayuda a la formación para el empleo, HORIZON-INSOLAMIS que junto con la Diputación de Salamanca, el Ayuntamiento de Salamanca y el esfuerzo de las familias fueron construyendo lo que es ahora Insolamis.
¿Cuáles son vuestras principales líneas de acción?
M.J: Nuestra misión es mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidad intelectual y la de sus familias. Vamos encaminados a ofrecer servicios que se ajusten a las necesidades de nuestras personas, poniendo a la persona en el centro, facilitando oportunidades y experiencias, trabajando desde los apoyos, la autodeterminación y la inclusión en la comunidad. Para ello contamos con distintos servicios que van desde centro de Día, Centro especial de empleo, Servicio de promoción de la autonomía personal, Ocio, Asistencia personal, Vivienda tutelada, Voluntariado y personal de prácticas o servicio de Familias.
Actualmente ¿Cuántos trabajadores o plantilla disponéis? ¿Y usuarios?
M.J: Nuestra plantilla es más o menos de 27 profesionales en distintas ramas y atendemos a 58 personas con discapacidad intelectual, 7 de ellas trabajadoras de nuestro centro especial de empleo.
¿Tenéis los apoyos necesarios desde las administraciones salmantinas y autonómicas?
M.J: Si, contamos con apoyo de la administración pública desde nuestros orígenes, tanto con el Ayuntamiento, Diputación y Junta de Castilla y León. Un ejemplo ha sido la pandemia en la que hemos estado trabajando la vacunación, las restricciones, que se podía o no hacer.
¿Cómo habéis vivido la pandemia? ¿Os ha cambiado algo en vuestra metodología de trabajo?
M.J: La hemos vivido con mucha intensidad y adaptándonos a cada momento, en un principio trabajamos con las personas con discapacidad durante el confinamiento a través de llamadas telefónicas, video llamadas, grabando videos con actividades que difundíamos en un grupo de Whatssap y en la página de youtube de Insolamis.
Después comenzamos con los paseos terapéuticos, cuando todavía los centros estaban cerrados, para pasar en poco tiempo a trabajar de nuevo en el centro, con todas las medidas higiénico-sanitarias que nos ha traído el covid. Comenzamos con pocos usuarios porque había miedo al contagio, pero la verdad es que poco a poco se han ido incorporando todos. Se trabaja en grupos de convivencia cerrados, se ha tratado de realizar el máximo de actividades en el exterior siempre que ha sido posible, y el trabajo ha sido muy personal, muy basado en las personas, trabajando la nueva situación, haciendo la información accesible. Podemos decir que el curso anterior fue un éxito dentro de la situación que vivíamos.
Afrontamos un nuevo curso manteniendo las estrategias que nos funcionaron anteriormente e incorporando poco a poco actividades que se habían dejado de hacer, y sobre todo con el firme propósito de volver poco a poco a la comunidad.
¿Qué reclamarías a las administraciones a todos los niveles?
M.J: Principalmente información accesible, recursos para las personas con discapacidad, más flexibilidad para facilitar recursos según las necesidades de cada persona, apoyo en la incorporación al mercado laboral, o apostar por los centros especiales de empleo que también se han visto tocados por la crisis.
¿Si tuvieras que definir en pocas palabras los retos que pretendéis conseguir para las personas con discapacidad intelectual en la sociedad y el trabajo que realizáis en Insolamis como lo harías?
M.J: Básicamente aumentar su calidad de vida, que la persona pueda decidir que quiere hacer, con quien quiere estar, que vida quieren, facilitar experiencias que le permitan conocer, experimentar y decidir, y sobre todo participar en su comunidad. Para ello es muy importante trabajar con la sociedad desde la visibilidad de las personas en todas las esferas, verlas en una administración pública cuando tienes que ir hacer una gestión, en la panadería del barrio, o en el grupo de yoga o cocina de la asociación del barrio.