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Ángel Mateos, un Museo para la libertad creadora
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ubicado en Doñinos de Salamanca

Ángel Mateos, un Museo para la libertad creadora

Actualizado 21/08/2021
Charo Alonso

"Cuando llega el visitante se asombra primero por el espacio, porque es una escultura habitable, porque está hecho por el propio artista", afirma el director del centro e hijo del artista

Ángel Mateos, un Museo para la libertad creadora

Quiso el escultor Ángel Mateos posar su escultura viva, su Museo que es obra en el pueblo que atravesaba para llegar a su natal Villavieja de Yeltes, al Vitigudino donde la vida fue diálogo continuo con la piedra y el hormigón que dio nombre a su Museo y que ahora nos interroga, cerrado sobre sí mismo, contenido y continente de una obra sorprendente que hace detenerse al viajero a un lado del pueblo que exhibe, como una joya, el empeño del escultor salmantino Ángel Mateos.

Charo Alonso: ¿Sabemos en Salamanca el valor del Museo Ángel Mateos?Ángel Mateos, un Museo para la libertad creadora | Imagen 1

Ángel Manuel Mateos: Es complejo poner en valor este Museo porque lo hacemos desde el ámbito familiar en forma de Fundación. Con un apoyo decidido del Ayuntamiento de Doñinos, sí, pero con la dificultad de darlo a conocer lo suficiente. Este Museo es fruto del empeño personal del escultor y ahora la puesta en valor del edificio y de la obra que contiene es un esfuerzo de la familia. Aquí viene público muy concreto, escultores, arquitectos, gente que cuando llega se asombra primero por el espacio, porque es una escultura habitable, segundo porque está hecho por el propio artista como si fuera, repito, una de sus obras y porque contiene la evolución de la misma. Alguien dijo que este Museo es un cuaderno de pensamientos estéticos, y nuestro trabajo es abrirlo para todos.

Ch.A.: ¿Cómo se concibió este Museo?

A.M.M.: Mi padre, Ángel Mateos, se consideraba "Hijo del hormigón". Su obra se caracteriza por el uso del hormigón como material escultórico. En las tres salas del Museo se hace un recorrido por su obra, empezando por la década de los setenta, cuando mi padre estaba entusiasmado con las posibilidades del material porque había llegado a darle toda la expresividad posible. En estas obras explora la lógica de la forma, de la masa y del vacío que se conjugan y son la tesis y la antítesis del espacio.

Ch.A.: Parece que hablas de pura geometría?

A.M.M: Hay series donde el volumen es tan importante como el espacio que desaloja. Una de las características de la obra de Ángel Mateos es su voluntad arquitectónica, como el uso del hormigón que para él era un material actual y que trabaja de todas las maneras, cortando los planos, flexionando el material, desplazando los volúmenes? Este Museo es una pura escultura. El edificio no tiene juntas, está hecho con el mismo cariño y la misma entrega con la que se hacen las obras. Lo trabajó como si fuera una de sus esculturas, concibiéndolo como un cubo cortado y desplazado al que le añadió unas formas en la fachada a modo de pórtico.

Ch.A.: No imaginamos que el hormigón pudiera usarse artísticamente.

A.M.M.: El hormigón se puede trabajar de muchas maneras y esta forma suya es especial, con otro tempo de producción y el uso de la madera. La calidez que le da lo hace diferente, mirad, la superficie es distinta, se puede sentir la madera, ver su superficie, notar los clavos? El hormigón es un material fluido que se adapta al molde, adquiere su naturaleza. Claro que esto lo encarece, pero el resultado es cálido. El entusiasmo que sentía mi padre por este material hizo que, con cierto pudor, llamara al Museo "Museo del Hormigón", pero claro, esa denominación resultaba un poco confusa. Por eso cuando constituimos la Fundación quisimos que apareciera su nombre, porque es la obra de toda su vida, la del escultor Ángel Mateos. El Museo se abrió pero luego hubo que hacer una reorganización de contenidos, cuidar la iluminación, porque a mi padre hay que reconocer que no le importaba nada la museografía. Esa responsabilidad ahora es de la Fundación, una lucha constante por defender el arte contemporáneo y más la escultura, que es la gran desconocida.

Ch.A.: ¿Trabajó con otro material?Ángel Mateos, un Museo para la libertad creadora | Imagen 2

A.M.M.: Sí, pero mi padre había nacido en una familia de canteros, y a lo largo de su vida tuvo un negocio de piedra y de construcción, lo que le lleva a este material que tiene a mano, que conoce muy bien y que utiliza estudiando todas sus posibilidades.

Ch.A.: Este busto de bronce nos muestra su dominio de la figuración.

A.M.M: En la segunda sala del Museo se ve parte de la figuración, aunque no tenemos muchas piezas de este periodo porque las entregaba o regalaba. Hizo talla directa, experimentó con diversos materiales y pronto encontró en el hormigón un material que para él es el que define nuestro tiempo.

Ch.A.: ¿Se le puede comparar con Chillida?

A.M.M.: Tiene paralelismos con Chillida, son abstractos los dos, aunque Chillida usa solo en ocasiones el hormigón. Quizás por la racionalización tenga mi padre más cercanía con la obra de Oteiza, pero con reservas, él siempre quería mantener la originalidad de su discurso artístico, solo concebía la labor creativa como expresión personal, y eso requiere autenticidad y un lenguaje propio.

Ch.A.: Cada pieza tiene una entidad, una rotundidad?Ángel Mateos, un Museo para la libertad creadora | Imagen 3

A.M.M.: Él decía que eran maquetas de sí mismas, son obras acabadas, susceptibles de convertirse en una pieza monumental. Cuando ganaba un concurso y se construían en un tamaño monumental, adquirían su verdadera entidad. Es una escultura constructivista.

Ch.A.: Sus obras están en diversos lugares de España, pero lo más sorprendente es que aquellas que se expusieron en el río Tormes ahora se exhiben en Morille ¿Cómo llegaron hasta allí?

A.M.M.: Tras la exposición de 1984, las obras estaban almacenadas en una parcela y fue Manuel Ambrosio, desde el Ayuntamiento de Morille, el que nos preguntó si veríamos bien la instalación de las piezas en el pueblo y nos pareció interesante por el movimiento cultural que hay en ese lugar. Tienen ya una ubicación definitiva y se ha inaugurado una pasarela para llegar a verlas. Además, ahora en el Museo se expone un trabajo fotográfico de Victorino García Calderón que está constituido por diversas tomas de las esculturas captadas de una forma fragmentaria para construir una obra fotográfica propia.

Ch.A.: La exposición fue increíble, aquellas piezas flotando en el río?

A.M.M.: Él la concibió como una forma de intervenir en el paisaje. Fue una exposición controvertida, algún crítico salmantino lo veía muy mal, un atentado a la Salamanca monumental. Dijeron que estropeaba la silueta monumental de la ciudad.

Ch.A.: Eso argumentaron de la Casa Lis, que estropeaba la vista de la catedral y ahí está.

A.M.M.: Fue una exposición que duró dos meses y causó mucha controversia. A él le había ilusionado mucho y esperaba más repercusión. Ya venía un poco cansado de ciertas actitudes y aquello le ratificó su idea de que el artista tiene una misión ingrata.

Ch.A.: ¿Se sentía incomprendido por la ciudad? No dejaba de ser un escultor abstracto ¿Sintió alguna vez la tentación de salir fuera?

A.M.M.: Supongo que sí, no más que por cualquier otra ciudad. Hubo unos años en los que pensó la posibilidad de América del Sur, pero finalmente no lo llevó a cabo. Quién sabe si permanecer en el mismo sitio determinó su obra o su trayectoria. Lo que es cierto es que mi padre sentía la seguridad de que las esculturas que hacía representaban su tiempo. Para él el hormigón era el material más representativo del siglo XX como antes lo había sido la piedra.

Carmen Borrego: Es posible que el destino del artista sea siempre sentirse incomprendido.

A.M.M.: Es verdad que después de tanta investigación acerca de los materiales y sus posibilidades, después de tener una obra tan grande y propia, tan personal, tan original, sentía que no era comprendido. Y eso que era una persona reconocida por los círculos artísticos, premiada, que exponía, que participaba en muestras antológicas?

Ch.A.: Cuéntanos cómo se inició su vocación artística.Ángel Mateos, un Museo para la libertad creadora | Imagen 4

A.M.M.: Mi padre fue casi autodidacta, venía de una modesta familia de canteros de Villavieja de Yeltes y trabajaba desde niño con su padre. En cuando tuvo un dinero ahorrado fue a Sevilla para estudiar en la Escuela de Artes y Oficios, a Madrid donde acudió de oyente a la Escuela de San Fernando, pero pronto sintió que lo que le enseñaban ya lo sabía y que no tenía tiempo para reproducir modelos clásicos, que era lo que se enseñaba entonces. Cuando vienes de una situación modesta, imaginad lo que es que un hijo te salga artista y los demás estén trabajando en la empresa familiar. El deseo de no reproducir modelos y las penurias económicas de vivir fuera le llevaron a pensar que el aprendizaje lo podía hacer en casa sin ser una carga económica para su familia. Y aprendió pronto también que para poder hacer el arte que quería, tenía que ser libre, no deberle nada a nadie, de ahí que monte un negocio de mármoles, piedra artificial y construcción, que le permitirá sobrevivir y trabajar como artista.

Ch.A.: Recuerdo que Agustín Casillas también trabajaba en una empresa y Núñez Solé dio clases? esforzados escultores.

A.M.M.: Fíjate que Núñez Solé también hizo obra en hormigón, y Casillas, con quien mis padres tenían una gran amistad personal, también. Mirad, mi padre buscó la libertad, no pedía ayuda para ningún proyecto, se financió todo para evitarse, como le decía su amigo Andrés Alén, eso de tocar puertas para preguntar "¿Cómo va lo mío?". Era un hombre de firmes convicciones que no se casaba con nadie y quizás políticamente incorrecto. A él le gustaba mucho una película de King Vidor "El manantial" en la que el protagonista destruye su edificio porque no respetaron su proyecto. Para él lo más importante era la libertad del creador, la falta de condicionamientos externos. Esto le granjeó muchas antipatías y repercutió en su proyección pública. Eso sí, nunca se ha arrepentido de ser como era.

Ch.A.: La escultura no es fácil, pero apostar por la abstracción antes de los años ochenta, tampoco. Pero su autorretrato en bronce muestra que tenía un dominio absoluto de la escultura figurativa.

A.M.M.: Esta pieza fue la única que hizo en bronce, él modeló en barro, hizo talla directa, practicó con otros materiales, pero se dio cuenta muy pronto que la figuración era un camino que seguían muchos donde estaba todo dicho y él poco podía aportar y se decidió por la escultura abstracta. Empieza a usar el hormigón con aspecto orgánico, dándose cuenta de la importancia de sus posibilidades artísticas porque es rotundo y permanente.

Ch.A.: Hay una pieza que me recuerda a Henry Moore.

A.M.M.: Quizás, así como recuerda a la de Lloyd Wright, el arquitecto, en su escultura. Mi padre era un artista que hacía su obra libremente y que pensaba que si no lo valoraban en ese momento, ya lo valorarían después. Su deseo era trascender, y el objetivo de este Museo es mostrar su obra.

C. B.: Tú y yo hicimos la carrera juntos y te especializaste en escultura, pero usabas el hierro? ¿No te tentó usar el hormigón?

A.M.M.: No podía, si toda la vida le había oído hablar a mi padre de la originalidad, de la necesidad de hacer una obra diferente, propia ¿Cómo iba a usar el material del que él era un maestro?

C. B.: ¿Qué planes tienes para el Museo?

A.M.M.: Queremos seguir con los conciertos, los actos culturales, hacer exposiciones temporales donde se muestren otras obras, los previos, su forma de trabajar, sus maquetas? mi padre utilizaba poliespán, chapa, madera de balsa? esos preparativos eran obra en sí misma y son muy interesantes. Este Museo fue, como os he dicho un empeño personal, a partir de la exposición del río mi padre se centró en su construcción, en una vuelta a sus orígenes, un deseo de recorrer toda su obra.

C.B.: Es una enorme responsabilidad para ti, Ángel.

A.M.M.: Yo he mamado el arte desde siempre porque he jugado entre las esculturas, el trabajo de nuestro padre era nuestra vida, y hemos vivido todos las alegrías y también, todas las frustraciones. Mi padre, aunque yo fuera un niño, me preguntaba, me hacía mirar, me implicaba. Para mí es una responsabilidad llevar esto delante y además, estoy convencido de la valía de la obra y eso me da fuerzas para sobreponerme a las dificultades.

Ch.A.: No sabemos el trabajo que lleva cuidar un museo, publicitarlo, hacer que funcione?

A.M.M.: En el mundo de la cultura luchamos casi en solitario. De ahí la organización de conciertos, de catas de vino, charlas, presentaciones de libros, proyecciones de cortos muy dirigidas también al pueblo como parte de nuestra labor social. Se trata de dinamizar el Museo, darlo a conocer, mostrarlo en el marco de Doñinos, de Salamanca. Nuestro objetivo como toda Fundación es dar a conocer la obra del escultor, proteger y difundir el patrimonio artístico que contiene el Museo y a la vez, hacer una labor social. Es una responsabilidad enorme y necesaria, y os repito que debería serlo de todos en el marco del objetivo de preservar y difundir la obra de los artistas, de los escultores salmantinos, Venancio Blanco, Casillas, Núñez Solé? todos? Severiano Grande, que acaba de fallecer. La escultura es la gran desconocida.

Fotos de Carmen Borrego