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Historias de amor: numerosos matrimonios ingresan juntos en la residencia para ayudar a su pareja
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centro para personas mayores CleceVitam San Antonio

Historias de amor: numerosos matrimonios ingresan juntos en la residencia para ayudar a su pareja

Actualizado 19/08/2021
Redacción

"¿Qué iba a hacer en mi casa sin ella?", explica Pedro, de 86 años, uno de los que decidió ingresar acompañando a su mujer cuando ella sufrió un ictus

El centro para personas mayores CleceVitam San Antonio, ubicado en el paseo de San Antonio 50, acoge a numerosos matrimonios que ingresaron a la vez para seguir estando juntos y con la mejor atención.Historias de amor: numerosos matrimonios ingresan juntos en la residencia para ayudar a su pareja   | Imagen 1

"¿Qué iba a hacer yo en mi casa sin ella?". Esa es la pregunta que se hace Pedro, de 86 años, cuando le preguntan por qué decidió ingresar en una residencia de mayores acompañando a su mujer cuando ella sufrió un ictus el pasado Viernes Santo. "Vamos a hacer 61 años de casados y cuando Chus salió del hospital vimos que necesitábamos ayuda para que se recuperase. Además, ya estábamos los dos solos así que buscamos la mejor opción para ambos y la encontramos aquí", añade.

Pedro se refiere al espacio residencial para personas mayores CleceVitam San Antonio, ubicado en el centro de la capital salmantina, a unos 100 metros de su domicilio, donde ya llevan unos cuantos meses y donde continuarán hasta que sea necesario. "Chus se va recuperando poco a poco y estamos muy a gusto, hacemos muchas cosas y estar con más gente también te anima", asegura.

Ese buen ambiente que se respira en la residencia es muy bien recibido ya que este matrimonio reconoce que la pandemia les afectó "bastante". "Nos echó más años encima de los que ya tenemos y desde hace un tiempo eso está cambiando", reconoce Pedro con voz alegre.

Hoy, ya metidos en pleno verano, están esperando ver más a sus hijos y nietos aprovechando las vacaciones y desean que la situación vaya mejorando para poder hacer algunas de las cosas que tanto les gustaba hacer en familia. "Por las fiestas íbamos todos a una casa rural y la verdad es que, con los muchachos, nos lo pasábamos fenomenal. Cada uno teníamos que preparar una actuación por Navidad, ¡no nos librábamos ni nosotros!, y eran momentos muy entrañables", relata Pedro con nostalgia.

Él y Chus se casaron en Ferrol ya que ella es de allí. Sin embargo, Pedro procede de familia italiana y es el único de sus hermanos que nació en España. Esa ascendencia marcó toda su vida ya que continuó con el negocio familiar y llevó la fábrica y tienda de helados italianos de la calle Toro. Chus, por su parte, se dedicó a la casa y a la familia. "El suyo ha sido un trabajo 24 horas y siempre ha estado pendiente de todos", reconoce su marido.

Ahora, juntos, como han estado siempre, miran con esperanza al futuro: "A ver si la cosa va mejorando, que lo estamos deseando".

De Carrascal de Barregas a Salamanca capital

Otro de los matrimonios que vive en la residencia CleceVitam San Antonio es el conformado por Argimiro y Maribel, de 90 y 85 años respectivamente. Maribel es salmantina de cuna, ha crecido en la ciudad del Tormes, mientras que Argimiro procede de una pequeña localidad en la que solo quedan un puñado de familias, Carrascal de Barregas. Allí trabajó el cereal y de allí son sus raíces, unas raíces que arraigaron bien fuerte y que hacen que la voz se le empañe cuando recuerda otros tiempos, ya pasados, en los que las calles bullían de actividad.Historias de amor: numerosos matrimonios ingresan juntos en la residencia para ayudar a su pareja   | Imagen 2

Sin embargo la vida les ha pedido un cambio. Una mala caída de Argimiro hizo que se rompiera la cadera y tuviera que buscar una solución para recuperarse. "Pedimos a nuestras sobrinas que nos ayudasen a encontrar un sitio adecuado a nuestras necesidades y nos vinimos los dos para seguir estando el uno junto al otro", relatan al tiempo que se muestran contentos en el centro y apuntan que "el servicio es muy bueno y las chicas son muy amables".

La amistad que han hecho con otros usuarios, la atención y cuidados que reciben en la residencia y las visitas continuas de sus sobrinas les están ayudando a pasar estos meses en los que la vida aún no ha retomado su pulso habitual. "Seguro que mejora, cada día es un día menos para volver a la normalidad", afirman convencidos.