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La verdad sobre el Cristo de Mena, símbolo de la Legión.
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La verdad sobre el Cristo de Mena, símbolo de la Legión.

Actualizado 10/08/2021
Isaura Díaz Figueiredo

La verdad sobre el Cristo de Mena, símbolo de la Legión. | Imagen 1

Han pasado meses tanto del ciclo cuaresmal como la celebración de la Semana Santa, ¿pero quien viviendo en Málaga o trasladándose desde otros lugares incluso fuera de España, no ha esperado con ansia infinita ver como miles de personas se congregan en el puerto para ver la llegada de las tropas de la legión, el traslado y posterior entronización del Cristo en la explanada de Fray Alonso de Santo Tomás? El Cristo sale a hombros de los caballeros legionarios y todos entonamos el "Novio de la muerte" La historia real sobre el Cristo la he rescatado del diario EL SUR, quise en ella que "los recuerdos" nunca se deben enterrar a fin de no repetirlos.

Nos situamos en la tarde-noche en la avenida de Larios, el aroma a azahar nos despierta del letargo invernal? es primavera.

Suenan tambores y cornetas, por los altavoces escuchamos ¡silencio! Nuestro señor y su Madre hacen su aparición. el Novio de la muerte hace que recordemos a aquellos hombres, a los qué nunca se les preguntó su origen, su religión, su vida, con pasado oscuro o sin él, iban a ser personas respetadas "CABALLEROS DE LA LEGION. La vida anterior no contaba, el honor va ser su bandera, pasaron 101 años desde que lucharon en Africa. El "Tercio de Extranjeros", nombre original, nace como fuerza de choque para las operaciones en la Guerra de Marruecos en 1920.

¿Y cual fue en el devenir de la centuria la suerte que corrió la imagen del Cristo de la Buena Muerte y Ánimas, obra de Pedro de Mena y Medrano?

Los precedentes de la quema de los conventos año 1931, hay que buscarlos en la adopción de posturas anticlericales en las organizaciones políticas y sociales republicanas y obreras durante la época de la Restauración, agudizadas si cabe durante la Dictadura. Por su parte, la Iglesia se había identificado cada vez más con los sectores conservadores y con la Monarquía, salvo algunos grupos minoritarios que intentaron un acercamiento a las clases populares. Durante la campaña electoral de las municipales de abril, la identificación ideológica y política entre las candidaturas monárquicas y la defensa de la religión católica se acentúa, contribuyendo así a que la cuestión religiosa pasara a un primer plano de la vida política malagueña. La presencia, desde 1929, del Partido Republicano Radical Socialista, fuertemente anticlerical y laicista, contribuyó asimismo a radicalizar el debate en torno a la cuestión religiosa. El tránsito a la República estuvo dominado en Málaga por un clima de radicalismo debido a la fuerte conflictividad social y a la crisis económica, cuyos primeros síntomas aparecieron antes de la llegada del nuevo régimen. De hecho, ya en 1930 hubo un intento de incendio del Palacio del Obispo. El mismo día 14 de Abril se asaltó "La Unión Mercantil" y se arrojó al agua la estatua de Larios; al día siguiente se intentó sin éxito asaltar la Residencia de los Jesuitas y el Seminario. El caos se apoderó de Málaga, ciudad sin ley, la quema de conventos ye iglesias fue de tal magnitud que la CNT publicó un manifiesto pacificador.

CRISTO DE MENA

Desde el mismo momento de tan cruentos sucesos, el Cristo de Mena desapareció. La gente quiso ilusionarse, soñando, que lo habían ocultado en algún lugar nunca especificado.. Sólo, se salvó una de sus piernas, gracias a la intervención del escultor imaginero antequerano Francisco Palma García.

Hay que resaltar que no fue el único caso. También, aunque es cierto que a menor escala, se especuló acerca de la potencial salvación de otras imágenes, a veces con la seguridad de que no era cierto. Las posibles razones por las que se difundían estas noticias se enmarcarían en la pretensión de que la cofradía, de la que era titular la imagen en cuestión, se mantuviera unida; en la aspiración de continuar con la conexión con su historia, cuyo eslabón principal era la escultura.

Su calidad artística, la personalidad de su autor, la congregación que lo tenía como titular, y, también, su vinculación con La Legión, así como su carácter de verdadero símbolo de la Semana Santa de Málaga.

Rumores

Francisco Palma García que, «ante la persistencia de rumores sobre la existencia del Cristo de Mena», realizase las gestiones oportunas para averiguar lo que había de cierto. No faltó la publicación de artículos en la prensa, firmados por ciudadanos, reseñando la circunstancia de la salvación, y en sentido contrario. Sin embargo, los datos documentales que se han podido recabar avalan la tesis de la destrucción de la imagen.

En su día publiqué la noticia de que el gobernador civil de Málaga, Antonio Jaén Morente, tras llegar desde Madrid y antes de su actuación en el asilo de San Manuel, visitó la iglesia de San Carlos y Santo Domingo «emocionándose visiblemente ante la magnitud de la catástrofe y, sobre todo, al serle presentada la talla del Cristo de Mena, joya artística y de inapreciable valor que aparecía mutilada». Esta visita se realizó antes de que se volviese a atacar a la iglesia dominica y se destruyera la imagen, según los datos que el propio gobernador comunicó a Miguel Maura, ministro de la Gobernación, mediante telegrama remitido el mismo día 12 de mayo, en el que le informaba acerca de diversos pormenores sobre los hechos acaecidos en Málaga. Esta misma información fue corroborada en un acta de requerimiento notarial firmada por Francisco Villarejo y González, realizada a instancia de párroco del templo dominico, José Campaña Herrero.

También la Iglesia malacitana se hizo eco de la destrucción de la imagen. Y lo realizó de un modo oficial en la exposición que el vicario general del Obispado elevó tanto al presidente del Gobierno como al Nuncio de Su Santidad, informando sobre lo sucedido. La propia Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, en el informe elaborado por el académico Bermúdez Gil, en el que se relacionaban la valoración y daños causados en la iglesia de Santo Domingo, concretaba que la imagen del Cristo de Mena, a la que calificaba como de valor incalculable (aun cuando más tarde la tasa en 1.100.000 pesetas), había sido destruida y que, de ella, sólo se había salvado una pierna.

Juan Temboury, en una carta firmada en 1935 y remitida al que fuera alcalde de Málaga durante los sucesos de mayo de 1931, Emilio Baeza, afirmaba que «en medio de la vía pública se organizaron hogueras a las que, con toda tranquilidad, se arrojaron los cuadros de Manrique y Niño de Guevara y esculturas tan maravillosas como el Cristo de Mena (...)».

La versión policial participaba en estos extremos tal y como se acreditaba en un documento, fechado el 15 de mayo de 1931, que el comisario jefe de la Policía de Málaga, Ricardo Gordián, remitió al juez instructor, teniente coronel Ángel Aguilera Gallo, que entendía sobre el sumario de diligencias previas abierto contra conocidas personas de ideología comunista de la Málaga de la época. En él, como di a conocer en mi libro 'La quema de conventos en Málaga. Mayo de 1931', al referirse a la intervención del concejal Andrés Rodríguez señalaba que: «Fue el que capitaneó los grupos que asaltaron, saquearon e incendiaron la Iglesia de Santo Domingo; y al decirle un individuo que aún no se ha podido averiguar quién sea, que respetaran y no quemaran la Imagen del Santo Cristo de Mena, contestó que allí se quemaba todo». Esta afirmación quedaría finalmente sobreseída.

Incluso, la aportación realizada desde la familia Palma incide en el hecho de la destrucción. Y lo hace, especialmente, a través de una carta remitida por Francisco Palma Burgos a su hermano José María en la que le narraba ciertos detalles que le habían sido relatados por Julio Trenas, amigo de la familia, acerca de lo acaecido aquella aciaga noche. Según su informe, el imaginero Palma García, ayudado por uno de los jefes del servicio de Bomberos, apellidado Ramírez, «descolgó al Cristo, y le rompió los brazos (...), los unió al cuerpo, lo envolvió con el manto de la Virgen (...) y entre humos, crujidos y ruinas de hecatombe quedó en su tumba a esperar su nueva resurrección. Unos soldados que estaban en la puerta les prometieron no abandonar la iglesia. Más tarde una nueva orden y entraron y quemaron el Cristo.

La imagen del Cristo de Mena fue salvada y permanece oculta en algún lugar? Y, caso de su destrucción ¿cómo no fueron hallados los restos calcinados? ¿Se debió esta circunstancia al hecho de que la destrucción del templo fue de tal envergadura que los derrumbes hicieron inviable la localización? .

Hoy podemos aportar el hallazgo de un documento que avala que sí aparecieron los restos carbonizados de la imagen. Se trata de una carta manuscrita del erudito malagueño y académico Narciso Díaz de Escobar que envió a su amigo Miguel Ruiz Borrego, narrándole algunos de los hechos ocurridos en Málaga durante los días 11 y 12 de mayo de 1931. Miguel vivía en Madrid. La relación de amistad arranca desde el tiempo en el que fue profesor de la Escuela de Arte y Declamación, entidad que fue fundada por su tío José, junto con Arturo Reyes y el propio Díaz de Escobar.

A pesar de que la carta a la que hemos aludido no está fechada, hemos concretado que se realizó una semana después de los acontecimientos, el 18 de mayo. La pista la ofrece el propio autor al afirmar en una de sus frases que «ayer se abrieron las pocas iglesias que han quedado para decir misa», hecho que sucedió el domingo 17 de mayo.

El texto es el siguiente: «Querido Miguel: han pasado varios días y créeme que aún estoy como atontado recordando a todas horas las escenas horrorosas que presencié, el incendio de la Merced, el asalto de la Aurora y aquellos grupos de forajidos en la embriaguez del odio y de la destrucción. Como académico de Bellas Artes, soy uno de los designados de recoger entre lo que devuelven los restos de riqueza artística y no hay nada que valga la pena. Lo bueno está destruido o guardado. Se llevan los objetos al Parque de Segalerva y allí se ha llenado hasta el techo dos magníficos salones. Se calcula lo entregado en unos 80.000 objetos y aún siguen llevando o poniéndolos en portales y calles. Las iglesias incendiadas, o completamente saqueadas, son de 30 a 40 y los santos que se calculan quemados en unos 2.000. El daño pasa de muchos millones.

El Cristo de Mena que se creía salvado, pues lo escondieron entre paños unos hermanos en un almacén, se quemó luego. Han aparecido los carbones. Palma salvó una pierna y mi sobrino tiene un pié casi carbonizado, pero se ve el hueco del clavo y se conservan dos dedos???.

Ayer se abrieron las pocas iglesias que han quedado para decir misa (el Sagrario, Capilla Castrense, Victoria, Hospital Noble y Capuchinas). No se cabía de gente, entre ellos muchos hombres. Los templos saqueados han sido tapiados pues todos están llenos de pedazos de retablos y de astillas, siendo fácil que pudieran de nuevo formar hogueras. Se dice que hoy será el juicio sumarísimo de los que incendiaron el Asilo del Niño Jesús. La cárcel está llena y se habla de enviar a Chafarinas a mucha gente. Los bomberos han sido héroes. Han estado trabajando sin cesar desde el lunes al sábado. Es inútil pensar en procesiones. No han quedado ni imágenes, ni mantos, ni túnicas, ni tronos. ¿Ay de nuestro Señor de Viñeros, que antes de ser quemado lo tiraron del camarín al suelo! Al Cristo de Mena le daban bofetadas diciendo ¿ahora que vengan los legionarios a darte guardia! (EL SUR)

Lo realmente cierto es que alrededor del Cristo de Mena se ha creado otra historia ¿sucumbió a los golpes de maza o el fuego lamio por última vez la bella efigie dominicana? La imagen se convirtió en mito y paradigma, algo que sigue conservando en el siglo XXI.

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