Cinco villas medievales, cinco castillos y un río ibérico que sufrió la presión de ser frontera. Ruta histórica por el Alto Côa
El río Côa. El río-frontera de la Meseta Ibérica. Durante la Baja Edad Media su margen izquierda pertenecía al reino de Portugal, la margen derecha, al reino de León. Al sur del Côa, el dominio era musulmán.
Tierra de mil batallas, de conquistas, reconquistas y repoblaciones, guarda en sus queridas piedras leyendas de amores imposibles, derrotas, victorias y astutas estratagemas de contrabando.
Con el avance cristiano hacia el sur, una línea de fortalezas comienza a alzarse para defender las tierras reconquistadas. La margen izquierda del Côa queda bajo dominio del aún joven reino de Portugal, erigiéndose dos fortalezas para protegerlo: Sortelha y Vila do Touro.
La margen derecha queda bajo dominio leonés, alzándose tres plazas fortificadas: Alfaiates, Sabugal y Vilar Maior, otorgándoles el rey Alfonso IX de León cartas de fuero. Esta inestable tierra de frontera asentó población con gentes procedentes de Asturias.
Mediante el Tratado de Alcañices de 1297, el Reino de León perdió en favor de Portugal las tierras situadas al este del Côa y la línea de castillos y villas amuralladas que habían servido a la defensa de León, servirían ahora para defender a Portugal, precisamente, de León.
El río Côa deja de ejercer de frontera entre los dos reinos y la región inicia un periodo conturbado en el que afianzar la nueva línea fronteriza es una prioridad. Se estaba formando la frontera más antigua de Europa, la que delimita Portugal y España.
A partir del s. XIV y durante el s. XV estos cinco castillos son objeto de ampliación, mejora y modernización. En alguno de ellos, se crea o eleva la torre del homenaje, pues el potencial enemigo ahora se sitúa más lejos. Por eso, en estos castillos encontramos también motivos del estilo manuelino, el gótico portugués.
Intramuros, los castillos mantienen hoy su particular fisonomía y son libros donde leer la historia común de España y Portugal. Algunos están magníficamente bien conservados, de otros solo restan las ruinas que el tiempo y los usos permitieron.
LOS CASTILLOS LEONESES
ALFAIATES, el castillo moderno
Cuentan las crónicas que en esta villa se celebró una boda real ibérica en 1328: la de la infanta Doña María, hija del rey Alfonso IV de Portugal, y el rey Alfonso XI de León y Castilla.
El castillo de Alfaiates tenía planta cuadrada, dos torres y una barbacana reforzada por troneras, un castillo preparado para la defensa militar moderna. La marca del poder político la hallamos en el escudo con las esferas armilares, visible en la puerta de entrada así como en el ventanal oriental de la torre del homenaje, símbolo del rey D. Manuel I, impulsor de su construcción.
Esta plaza militar tomó nueva relevancia tras la restauración de la independencia de Portugal de España en 1640, -después del periodo de 60 años en que permaneció bajo la corona española-, así como durante las invasiones francesas. La torre del homenaje quedó prácticamente destruida por una explosión.
La cruz sobre la puerta de entrada recuerda su uso como cementerio a principios de s. XX.
La iglesia de la Misericordia de la localidad, con estructura medieval, y el Pelourinho, de estilo manuelino, merecen también una visita.
VILAR MAIOR, la más bella estampa altiva
Su silueta recorta una hermosa figura en el paisaje de Ribacôa. Hasta la cima donde se sitúa, a 790 metros de altitud, se asciende por un sendero y se llega a un recinto oval con dos puertas, rodeando la alta torre, de 21 metros de altura. De su interior, sin embargo, solo quedan las escaleras de la torre.
Cerca del único trozo conservado de la muralla de la villa, se encuentra el Museo de Vilar Maior, donde aprender más sobre esta población avalada por el fuero que el rey leonés Alfonso IX le otorgó en 1227.
Deambulando por la villa, nos depararemos con el Pelourinho quinientista y su gayola, y con la iglesia románica de Nª Sª del Castillo, de la cual solo se conservan los muros exteriores.
Un poco más al norte encontramos una de las marcas de identidad del concejo, el puente de Sequeiros, del s. XVI, uno de los pasos más importantes sobre el río Côa.
SABUGAL, la elevadísima torre pentagonal
El grande y bien conservado castillo de Sabugal es Monumento Nacional desde 1910. Erguido en un montículo sobre el río Côa, defendía esta plaza de los ataques que pudieran venir por el río.
Dos barbacanas refuerzan su perímetro, que puede ser recorrido en su totalidad y subir hasta la torre. Con sus 28 m de altura y sus cinco ángulos, la torre pentagonal convierte al castillo de Sabugal en uno de los más emblemáticos de Portugal.
El patio interior sirve actualmente de escenario para múltiples eventos culturales durante el verano, gracias a sus buenas condiciones acústicas.
La muralla que cercaba la villa se conserva solo en algunas partes, como la puerta sobre la que está adosada la Torre del Reloj.
LOS CASTILLOS PORTUGUESES
SORTELHA, el castillo del beso eterno
Una villa surgida en un peñascal granítico de amplia panorámica en los confines de un reino, da pie a crear historias y leyendas que se perpetúan en el tiempo, sobre caballeros y doncellas, musulmanes y cristianos, maleficios y rocas que guardan besos atrapados.
Sortelha fue fundada a principios del siglo XIII y posee un castillo roquero en la vertiente meridional, prácticamente inexpugnable.
Su ubicación marca un cambio en el paisaje, avistándose por el oeste la fértil Cova da Beira y al noreste la dura meseta ibérica.
Con un espacio intramuros valioso en detalles y excepcionalmente bien conservado, sus varias puertas dan acceso a un patrimonio civil, militar y religioso relevante en relación al tamaño de la antigua villa medieval y quinientista, hoy aldea, una de las 12 Aldeas Históricas de Portugal.
VILA DO TOURO, el castillo inacabado
Buenos augurios los de este castillo, que fue abandonado antes siquiera de ser terminado, pues la fortaleza perdió su razón estratégica.
Alzado de entre las rocas, su construcción comenzó hacia 1220. Se mantiene la puerta de entrada, con arco ojival. Su parte más alta ofrece una panorámica completa de la región: alcanzando la Serra da Estrela, la Serra da Marofa, las montañas tras el Duero y las sierras de la Cordillera Central española.
Dentro y fuera de su perímetro se han hallado lo que parecen ser tableros de juegos excavados en el suelo granítico.
Vale la pena detenerse en la cercana capilla porticada de Nª Sª do Mercado y también un paseo por la villa berroqueña, donde la arquitectura popular también nace de entre las rocas, con algunos ejemplos notables de 'ventanas manuelinas'.
El número cinco marca la personalidad de este concejo 100% rayano. Cinco villas medievales con sus cinco castillos en un radio de unos 20 km, y los cinco lados de la torre del castillo de Sabugal.
Los cinco concejos se redujeron a uno solo en el s. XIX, adsorbidos los otros cuatro por Sabugal. Formado por 30 ayuntamientos y más de 80 núcleos de población, es uno de los concejos más grandes de Portugal. En él viven unas 12.000 personas.
Lindante muchos kilómetros con el sudoeste salmantino, al concejo de Sabugal se accede por la comarca de Ciudad Rodrigo, bien desde Vilar Formoso, bien desde la Alberguería de Argañán, la Alamedilla o Navasfrías.
La toponimia de estos lugares (Sortelha, Vila do Touro, Alfaiates,?) no es casualidad y llamará la atención del viajero, que tal vez pueda satisfacer su curiosidad preguntando en las dos Oficinas de Turismo con que cuenta el concejo: una situada en el Museo de Sabugal y otra en Sortelha. Están abiertas todos los días en horario de mañana y tarde.